25. Un bien mayor.

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Ningún trato da tanto por tan poco. — Lilith sonrió soberbia.

— ¿Planea condenar a su pueblo liberando este... Ente? — Abandonar al pueblo infernal sería algo fácil de asumir para cualquiera, pero el sabía bien con quién lidiaba, tanto lucifer como Lilith se comprometieron con el bienestar y progreso del infierno como para tirar todo a la basura. Igualmente había muchas fugas: ¿Por qué el? ¿A cuántos más les pregunto?

En este momento se sentía como una presa, estaba siendo tentado a un destino incierto por algo muy apetecible.

¿Cuál es el truco en todo esto? — Se estaba frustrando.

No hay trucos, es sencillo, el infierno será tuyo a cambio de lo estipulado. — Se veía tranquila.

¿Planean dejar el trono del infierno tan a la deriva, liberar un "ente" que asumo es peligroso y solo por darle una niñera a la princesa? — Cruzó ambas piernas.

Claro que no, pero eso no te incumbe. — Alastor no pudo evitar sentirse ofendido.

No es por ser desconfiado su majestad, pero no puedo aceptar un trato del cual tengo tantas y dudas. El trono es una oferta única, pero sus condiciones me parecen... Engañosas. Ni siquiera conozco el plazo en el que se me podría entregar el trono, podría ser toda una eternidad.— Lilith se levantó de su asiento y fue en dirección al patio trasero, con su mano le indico que la siguiera. Alastor la siguió en silencio.

Alastor debía admitir que Lilith era de las pocas figuras de autoridad en el infierno por las cuales sentía respeto, incluso en su caminar podía ver su elegancia y fortaleza.

Ambos llegaron al patio trasero, extrañamente el ambiente se había tornado pesado, difícil de respirar, casi sentía una presión sobre todo su cuerpo, la misma que el agua es capaz de ejercer.

Alastor. — Una mujer se materializó en el aire volviendo aún más pesado el aire, la neblina que se formó apenas permitía tener un rango de visión menor a dos metros a la redonda.

¿Te conozco? — Le dijo a aquella mujer quien flotaba en el aire riendo juguetona.

Ella es Roo, alguna vez gobernó el infierno. — No se veía realmente contenta por presentarla.

Un placer. — Fue cortes. Se dio cuenta que este era ente antes mencionado.

Un placer, Alastor. Finalmente nos conocemos, he visto mucho de ti.

— ¿Me has indagado? — Se estaba estresando más, no solo lo estaban poniendo a prueba, también lo habían tenido bajo vigilancia rigurosa.

No necesito ponerte especial atención, tengo ojos en todos lados. — Rió restándole importancia.

Lilith esperaba que todo fuera un mal sueño, pero la incomodidad no se iría aún si lo fuera, sentía el arrepentimiento cosquillear.

Lentamente ella se acercó a Roo y con su firme mirar le indico que hiciera su parte.

Ya... Alastor... Lilith ya te explicó ¿que es lo que hace falta para cautivarte? — Lo miro, aunque el no contestó no hizo falta. — Quieres seguridad... Entiendo, es prudente de tu parte, el miedo es inteligencia, pero puedo asegurar que yo nunca miento. Tu solo eres parte de un plan más grande, todo esto lo es, lo somos. El trato es simple y no se puede hacer trampa, sabes bien como funciona. —

En algún momento dejaremos de estar en un mismo bando ¿No es así? — Alastor finalmente pronunció.

Esto no se trata de bandos, cada quien hace lo que más le conviene.

No a todos les conviene lo mismo, ¿como se que el trono que yo quiero es el trono que se me entregará?— Se veía a la defensiva.

Esto es algo más grande que el trono del infierno, pero si, entiendo tu preocupación... Déjame mostrarte algo que te dará más seguridad. — Rápidamente colocó su dedo índice sobre la frente del overlord, proyectando escenas futuras, entre ellas el se pudo divisar sosteniendo su corona mientras estaba sentado en el trono.

Alastor volvió en sí algo exaltado, gracias a su dominio mágico era capaz de identificar el tipo de trucos ejercidos por otros, en este caso, supo que lo que vio era su propio futuro, así qué finalmente tomo su decisión, miro a Lilith y con su mirada le dio una afirmativa.

Lilith tendió su mano y Alastor la estrechó, estaba hecho.

Como parte adicional del plan, debemos darle un tiempo al infierno, dejando que nos coloque las piezas que necesitamos.

¿ Cuánto tiempo tenemos que esperar? — preguntó Lilith.

Alastor seguía preocupado por el plazo, pero estaba bien, la paciencia era una virtud que el sabía que debía dominar.

Oh, nada realmente. Nosotros no iremos al paso del infierno. — Alastor y Lilith miraron con desconcierto a Roo, quien no era clara con sus palabras.

Ambos sintieron como la neblina que emanaba de Roo serpenteo bajo de ellos, atrapandolos, antes de siquiera poder defenderse, cayeron al suelo inconscientes.

 

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⏰ Última actualización: Sep 20 ⏰

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