12. Descanso. (+18)

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La herida de Alastor junto con cualquier otro rastro de la pelea se esfumaron sin dolor, casi como si nunca hubieran estado ahí.

Charlie abotonó su saco y su camisa nuevamente tan suave como pudo, puso su mano en el pecho de Alastor y se acercó para seguir acurrucada con el.

Alastor la abrazó un poco más fuerte enterrando su cara en el cuello de Charlie, no podía negar el afecto que le tenía.

Gracias. — Susurro Alastor.

Yo debería ser quien te agradezca... —  Charlie se separó un poco, levantó el fleco de Alastor y le dió un beso en la frente. — ¿Por qué necesitas que yo te haga un favor? —

Lo sabrás cuando te lo pida...

Charlie se quedó callada y comenzó a jugar con el pelo de Alastor que era particularmente suave, sus orejas no se quedaron atrás.

¿Te diviertes? — Dijo con sueño, a lo cual Charlie río.

Eres como una suave bola de pelos. — Dijo entre risas. — ¿Que sientes cuando tocó tus orejas? — Dijo mientras las masajeaba.

Preferiría que no jugaras mucho con ellas... — Dijo nervioso.

Charlie solo hizo un sonido con su boca, tenía algo en mente.

¿Y si...? — Charlie mordió suavemente una de las orejas de Alastor, podías sentir la carnosidad de esta, esa era la parte móvil, el pelo no era molesto en lo absoluto. Con su otra mano apretaba la otra, jugueteando con sus dedos.

Charlie... Detente... — Alastor sentía que se derretía al tacto, sus orejas eran particularmente sensibles, la sensibilidad de esta area nunca había sido explorada, ya qué nadie se había atrevido a tocarlo de esa manera. Charlie continuaba con su tacto, no era tonta, sabía lo que le estaba provocando a Alastor.

Alastor la sujeto de la cintura, ese agarre significa cercanía, necesitaba dónde sostenerse y aferrarse para mantener la cordura, quería tenerla ahí y arrastrarla con él. Sin avisar levanto a Charlie y la colocó sobre su entrepierna.

Charlie mecía todo su cuerpo sobre Alastor, la ropa solo intensificaba el deseo, esa presión, ese encierro sofocante.

Alastor deslizó sus dedos por el cabello de Charlie, casi como una caricia, para después cerrar su puño, tomando del pelo a Charlie y acercarla a un beso necesitado. El agarre no era doloroso, pero era posesivo.

Charlie comenzó a quitar el saco de Alastor con desesperación, el beso en ningún momento se cortó, Alastor soltó su agarre y comenzó a subir sus manos por debajo de su vestido rojo, alzando este y dejandolo a la altura de su cadera. Sus dedos se escabulleron como serpientes sobre la piel de Charlie.

En la habitación solo se podían oír los suspiros necesitados de ambos quienes luchaban por quitarle la mayor cantidad de prendas al otro.

Charlie ágilmente le quitó el cinturón y colocó suavemente su mano sobre la entrepierna de Alastor, quien la tomo de la muñeca, reteniendo un poco el movimiento de Charlie.

¿Al...? Si no quieres... — Charlie no pudo terminar de hablar, Alastor había cambiado posiciones, ahora el se encontraba arriba de Charlie.

Sus dientes comenzaron a rozar el cuello de Charlie, casi parecía perder la razón. Alastor era un canibal y era algo que en su naturaleza demoníaca se intensificaba, aunque antes matar era un mero placer, era disfrutar de los criminales, asesinos y violadores, el disfrute de una casería, era matar sin remordimientos a un ser desagradable para alimentarse y gozar de deliciosos platillos, al menos así era en vida, en muerte tomo un significado, una emoción diferente, ahora era un deseo, una exitacion animal y un hormigueo interno, algo que te hace salivar de solo pensarlo.

Imagínate tu comida favorita, imagina aquel estofado, el olor que emana, el vapor tal vez, la jugosidad, la textura, siente en tu boca, siente en tus dientes, casi como si por solo decirlo pudieras masticar aquel platillo, sientes tus dientes, tu lengua, tu saliva, pues así es como se sentía, añade intensidad y una excitación creciente en la boca del estómago.

Alastor probó su carne, Charlie gemía al tacto, esa rudeza que le hacía perder los estribos.

¿Alastor...? — Gimió con un ligero toque interrogativo. — ¡Ah, por satán! — La carne había sido finalmente atravesada, dejando fluir su sangre, Alastor sentía sus extremidades temblar por el sabor de Charlie, era un sentimiento morboso.

Grita todo lo que quieras, me aseguraré que solo yo te oiga... — Alastor invocó un escudo que cubrió la habitación, nadie podría escuchar nada desde afuera.

Charlie atrajo a Alastor a un beso que dejó cualquier timidez detrás, casi parecían querer comerse el uno al otro, en ocasiones sus dientes chocaban de manera incomoda pero esto solo gracias a la desesperación de ambos por despojar de prendas a su rival.

Alastor y Charlie quedaron únicamente con la ropa interior baja. Él se habia concentrado en mordisquear y besar el cuerpo de Charlie, podías decir que el saciaba algún apetito muy oscuro probando el cuerpo de la heredera del infierno.

Charlie jalo a Alastor del pelo para besarlo, enredo sus piernas en Alastor para forzar el roce, ambos contribuían al vaivén al punto en el que comenzó a ser doloroso.

Alastor... Por favor. — Alastor en el fondo se sentía intimidado por su propia inexperiencia, su valor se encontraba en su exitación.

Pegó su frente a la de ella, ambos se miraban a los ojos como si se dijeran que sus deseos eran ellos, mientras, Alastor bajo lentamente la ropa interior de Charlie, la beso y lentamente introdujo dos dedos.

Charlie gimió su nombre, Alastor nervioso hizo movimientos leves, tanteando el terreno, aún así ella parecía ser increíblemente sensible al tacto. Después de unos segundos de jugueteo, ella lo miro impaciente, él no tuvo más remedio que separarse de ella y quitarse lo que le restaba de ropa interior.

La mirada de ella era de deseo, sintió una cierta ansiedad, nunca antes había sido visto con tal lujuria, con tal ansía sexual, obviando el hecho de la vulnerabilidad de estar desnudo.

Charlie se levantó y se sentó a la orilla de la cama, Alastor se mantenía de pie, parecía un alma perdida, se sentía extraño, no incómodo en lo absoluto. Ella se paró y lo miro fijamente, a sus ojos era hermoso, esa figura esbelta, alta e imponente ahora mostraba un lado dócil y tranquilo. Alastor se acercó a su rostro, rozando sus labios con amor, ella lo beso y poso ambas manos en la cintura de Alastor, subiendo mediante caricias, recorriendo sus brazos, sus hombros, su pecho.

¿Lo haz hecho antes...? — Pregunto Charlie quien intuía la respuesta.

Alastor la miro a los ojos y negó suavemente, mentirle sería un pecado.

Ella lo tomo de los hombros y lo sentó, se colocó a horcajadas sobre el. Con su mano dirigió y lo recibió lentamente, al principio Charlie dirigía el vaivén lentamente, acostumbrándose y disfrutando, con el tiempo Alastor aumento la intensidad y encontró un ritmo más certero. Alastor debía de admitir que ahora entendía el deseo común de tener relaciones, sentía su cuerpo a temperaturas que podría confundir con fiebre y una excitación sofocante.

Alastor aprendió rápido, siendo capaz de incluso cambiar de posición a una donde el estuviera arriba ejerciendo más fuerza, Charlie solo podia gemir su nombre y palabras a medias.

Alastor disfrutaba de besar el rostro de Charlie durante el acto, ella respondía enterrando sus dedos en la base de sus orejas.

Las garras de Alastor se enterraban un poco en la piel de Charlie, dejando unas marcas rojizas.

Ella llegó primero, cuando él terminó, se recostó en la cama junto a ella y de un chasquido deshizo el campo de fuerza que cubría la habitación.

Charlie se acurrucó con el y le dio un beso en la mejilla.

BIENVENIDA A SU REINADO [CHARLASTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora