22. Rabia.

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¡Mama! — Dijo Charlie Feliz, corriendo a abrazarla.

El abrazo era cálido y fuerte, queriendo ser interminable. — No me iré otra vez. — Le dijo durante el abrazo. — Pero necesito hablar contigo. — La tomo de ambos brazos. — A solas.

Alastor miró de reojo la escena con cierta incomodidad, desconocía que tanto diría Lilith.

Ambas fueron a una habitación aparte, era el lobby secundario, este era más de descanso y no se realizaban muchas actividades ahí, la decoración fue apreciada por Lilith quien vió los detalles, notando el gusto sobresaliente de Lucifer.

Tengo mucho que platicarte, de hecho, este es un proyecto en el que he estado trabajando, es un hotel que- — Lilith la interrumpió.

Lo se. — Dijo con una sonrisa ladina.

¿Lo sabes? — Preguntó Charlie ingenua.

Un hotel de redención de almas... Sobre eso quería hablar, sabes bien que esa idea la barajé hace mucho y no obtuve aprobación del cielo.

— ¡Lo se! Pero estoy trabajando y creo que he tenido mejoras, papá también cree que se puede ¡Incluso tuve una reunión con el consejo del cielo! — Lilith puso su dedo índice en sus labios, callando sus palabras.

Lo se y estoy muy orgullosa de eso, porque lograste mas que tu madre. —

¿Que?

Este hotel funciona. — Afirmó tranquila.

¿A q-que te refieres? — Charlie no entendía.

Tengo noticias del cielo, Azrael comunicó que un demonio fue redimido, su nombre es Sir Pentious, fue merecedor del cielo tras cometer un acto de amor puro y sacrificio. — Las palabras le cayeron como un balde de agua fría a Charlie, estaba en shock, era posible, lo logro y ahora no se lo podía creer.

Las piernas de Charlie temblaron hasta hacerla tambalear y lentamente cayó sentada en el piso. — Lo logramos...

Lo lograste. —

Yo... — Había comenzado a derramar lágrimas, se había estresado tanto, dado todo de si y ahora veía los frutos de sus esfuerzos.

Pronto, mi niña, serás quien lleve a tu pueblo a un mejor destino. — Se agachó y tomo ambas manos de Charlie.

Madre... — Charlie la miro con una fina capa de lágrimas en sus ojos.

La abrazó. — ¿Puedo preguntar algo? — Charlie asintió en el abrazo. — ¿Que es Alastor para ti? — Se separó del abrazo y la miro con vergüenza, sus mejillas estaban más rojas de lo habitual.

El... es la persona que me ayudó a que todo esto fuera realidad y a quien yo... Amo... — Lilith la miro vacía.

¿Sabes por qué el vino a ayudarte...?

.....

Tengo noticias del cielo, Azrael comunicó que un demonio fue redimido, su nombre es Sir Pentious, fue merecedor del cielo tras cometer un acto de amor puro y sacrificio. — Alastor estaba oculto tras el marco de la puerta, escuchando, se quedó perplejo, no esperaba que el hotel funcionara y mucho menos en tan poco tiempo.

Lentamente se apartó del marco y fue a su estación de radio. El elevador se sintió asfixiante y los pasillos del trayecto se hicieron eternos, la incertidumbre lo carcomía.

Cuando llegó cerró con un portazo, haciendo la estructura temblar y se dirigió a una de las paredes de la habitación inferior, clavo sus garras en el marco que adoraba la pared y lo lanzo contra el piso, de igual manera destrozó un tocador pequeño de madera, dejando libre la pared, clavó sus garras en la madera y lentamente la pared se desquebrajo entre luces verdes, partiendo todo como papel hasta que no hubo pared, solo un bosque de pantano, verde y frondoso.

Inspiró hondo, sintiendo la humedad y frescura del lugar, pasos blandos iniciaron su camino, en el trayecto se desprendió de su saco y en su mano izquierda se materializó una escopeta.

Horas pasaron, tal vez días, el tiempo no se sentía en aquel lugar, encontró a su presa, el aire se escapaba tan suave como podía, el corazón ahora inerte en su interior le daba una certeza inhumana...

Tres
Dos
Uno

Dispara.

Un sonido inundó el bosque, en olas se disolvió en el aire, alejándose, luego un segundo, la caída de su presa, su atento mirar se interrumpió por una gota que cayo de su mejilla, la herida de su frente y la causa de su muerte se abría sutilmente cada que acertaba un disparo, recordándole porqué está ahí.

Agitado se acercó a su presa, la sangre aún chorreando a borbotones, el ciervo aún gemía de dolor, el disparo había sido certero en su cuello, una herida de muerte sin duda, pero no una rápida. Alastor con su mano atravesó el pecho del animal, sacándole el corazón y dándole el beneficio de la muerte.

Contemplo al animal unos segundos, cerro su puño destrozando aquel corazón, para después dejarlo caer en el suelo, colocó ambas manos sobre el cuello del animal, como si pudiera ahorcarlo después de muerto.

Apretó. Grito con rabia y con impotencia y finalmente la cabeza se desprendió de su cuello, con la rabia un presente destrozó al animal en pedazos, quería destruirlo todo, quería partir su cornamenta, arrancar sus orejas, perforar sus ojos, arrancar sus pezuñas... Ojalá fuera el animal a quien se refería y no a si mismo.

Se sentía frustrado por no entender la naturaleza de sus sentimientos, se sentía frustrado por no ser libre a pesar de haber roto sus cadenas, se sentía frustrado porque no podía ser un rey, un dictador y un tirano como por décadas aspiró. Las reglas se podían doblar igual que sus emociones. Estaba muerto, pero no se sentía muerto, el dolor le recordaba que no, que su castigo eterno apenas comenzaba y que probablemente lucharía una eternidad más contra si mismo.

BIENVENIDA A SU REINADO [CHARLASTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora