—¿Querés que me quede con vos? —le preguntó Marcos un rato después, mientras lo acariciaba.
—¿No te molesta? —susurró Enzo.
—Nunca —negó el alfa.
—¿Y tus hijas?
—Les toca con la madre esta semana —respondió Marcos—. Así que puedo quedarme si querés.
—Por favor, sí —rogó Pérez.
Marcos le sonrió y acarició su mejilla. Enzo suspiró al sentir ese contacto y, ronroneando, se acercó más e impidió que el menor alejara su mano. Marcos siguió acariciándolo, pero su corazón se encogió ante eso. ¿Reaccionaba así sólo con una caricia? ¿Tan poco cariño le habían dado al omega en su anterior relación?
—¿Querés algo, bonito? —le preguntó Marcos unos minutos después, mientras ambos iban al living.
Enzo negó con timidez, sin animarse a mirarlo.
—Dale, Enzi, yo sé que querés pedirme algo, conozco tus gestos cuando querés algo —le dijo Marcos, acariciando con lentitud y delicadeza su brazo.
—No quiero molestar —murmuró Enzo sin mirarlo.
—No me molestás —negó Marcos, mientras sentaba a Enzo en el sillón y él se arrodillaba—, todo lo contrario: me gusta que me dejes acompañarte. Ahora, vamos de nuevo: ¿qué me querés pedir?
—Helado —pidió tímidamente Enzo, sonrojado al tener que pedir algo. No quería pedir y molestar, pero en serio quería tomar helado. Él o su cachorro, no sabía.
—Helado será —asintió Marcos, levantándose—. ¿Dulce de leche, chocolate y menta granizada?
Enzo asintió, y Marcos enseguida llamó a la heladería para pedir dos kilos. Sabía que era mejor tener guardado por las dudas.
—Listo, en un rato llega —dijo al ratito, sentándose a su lado—. ¿Miramos una película? —le preguntó, y Enzo asintió agarrando el control.
—Nacho no sabe —dijo de repente, mientras ponía Netflix.
—¿Qué no sabe? —preguntó Marcos, poniendo protectoramente una mano sobre el brazo del omega.
—Sobre el bebé —susurró Enzo.
—¿Querés contarle? —preguntó Rojo, y Enzo negó frenéticamente.
—Tengo miedo de decirle y que me lo saque cuando nazca... Si no lo pierdo antes.
—No, no lo vas a perder —negó Marcos—. ¿Qué miramos? —preguntó para cambiar de tema.
—¿La Sociedad de la Nieve? —dijo Enzo, y la buscó.
—Siempre llorás con esa peli —sonrió Rojo.
—S-Si lloro o algo, ¿v-vos...?
—Te voy a abrazar y mimar como siempre, y darte todo el helado que quieras hasta que te calmes —asintió Marcos, abrazándolo.
—Gracias —susurró Enzo, y puso la película en el momento en el que tocaban el timbre: el helado.
—Bancá un toque —le pidió Marcos, y se acercó a la puerta con la plata. Abrió, y recibió los helados y pagó. Al volver al sillón con Enzo, vio que éste recién ponía la película. Marcos abrió uno de los potes mientras tanto.
"En 1972, un avión uruguayo se estrelló en la Cordillera de los Andes. A bordo viajábamos cuarenta pasajeros, y cinco tripulantes... Unos dicen que fue una tragedia, otros hablan de un milagro... ¿Qué pasó realmente? ¿Qué pasa cuando el mundo te abandona?, ¿cuando no tenés ropa y te estás congelando?, ¿cuando no tenés comida y te estás muriendo? La respuesta está en la montaña. Hay que regresar al pasado, sabiendo, que el pasado es lo que más cambia".
Apenas había empezado la película y se escuchaba la voz de Numa. Pero, Enzo ya había empezado a llorar desde "¿Qué pasa cuando el mundo te abandona?", y Rojo sabía que pasaría eso, así que lo abrazó, empezando a darle helado de dulce de leche mientras lo acariciaba y le susurraba cosas lindas.
Miraron la peli abrazados y comiendo. Enzo, en brazos de Marcos, estaba más calmado. Marcos estaba bastante tranquilo al ver cómo estaba Enzo, y algo que nunca entendería era cómo pudieron abandonar así a Pérez, cómo Scocco pudo engañarlo y decirle que no servía para nada.
«Un pelotudo» pensó Marcos, acariciando a Enzo y liberando sus feromonas.
—Marcos —ronroneó Enzo—, d-dejá de hacer eso, no me quiero dormir —susurró.
—Perdón, lindo —le dijo Marcos, dejando de hacerlo y separándose un poquito.
Enzo agarró inconscientemente su mano mientras miraban la parte del accidente. Marcos acarició un poco su mano.
Enzo tocó su vientre sin darse cuenta, con la mano que tenía agarrada a la de Marquitos. Aunque éste, al ver ese movimiento, intentó alejar su mano.
—Por favor, n-no —le pidió Enzo, evitando que lo hiciera—. No me sueltes —casi le rogó.
—Nunca —negó Marcos, dejando su mano sobre la del hincha de River.
La primera vez que hizo eso por pedido del omega... La primera vez de muchas, que acariciaría con delicadeza su vientre.

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Ayudándote |Marenzo|
RomansaDonde Marcos Rojo ayuda a Enzo Pérez a criar a sus cachorros. [Comienzo: 02/03/2024]