—¡Mami!
Enzo escuchó ese chillido y se agachó para alzar a Luna, quien recién salía del jardín.
—Hola, hermosa —sonrió Enzo besando su mejilla.
Luna hizo que la bajara, para poder acariciar su panza y saludar a los cachorros. Enzo ronroneó feliz.
Hasta que vio como se acercaba la maestra. Instintivamente, alzó a Luna y la abrazó.
—¿Usted quién es? —le preguntó ella intentando acercarse a Luna, quien gimoteó y clavó sus garritas en los hombros de Enzo.
—Mi mamá —le gruñó Luna.
—Tranquila —le susurró Enzo, y Luna se hundió en su cuello para oler. Enzo le dejó espacio, sintiendo lo feliz que estaba su omega interior.
—Mami —lo llamó Luna.
—¿Qué?
—¿Vamos a casa? —susurró ella, haciendo puchero.
—Sí, princesa, buscamos a More y vamos —asintió Enzo.
Enzo saludó con algo de timidez a la maestra y fue al auto con la cachorra. La hizo subirse y luego se subió él, para manejar hacia la escuela de More y Martina, quienes cursaban primer año y cuarto grado. Martina, al estar en la primaria, iba a la tarde.
Cuando llegaron, los alumnos ya estaban por salir. More salió un par de minutos después, se saludó con un pibe (con un besito en el cachete), y luego entró al auto.
—¿Quién es? —se rió Enzo, saludándola con un beso.
—Mamá —se quejó More, abrazándolo—. No le digas a papá —susurró.
Enzo le prometió que no, y luego Morena saludó a Luna.
—¿Quieren que busquemos a Marti y hagamos algo? —les preguntó Enzo a las nenas, mientras arrancaba el auto.
Ellas asintieron, y Enzo se dirigió a su casa. Pequeño detalle: Enzo se había mudado a la casa de Marcos después de que no se hayan hablado por un tiempo, después de ese día que lo encontró debilitado por no estar con su alfa.
—Esperen acá, que la traigo a Martina —les dijo Enzo, bajándose. Entró y fue a la pieza suya, donde encontró a Martina acurrucada en la cama—. Martu —la llamó.
—Hola, mami —susurró Martina, levantándose y abrazándolo.
—¿Qué pasa? —le preguntó Enzo, notando que su aroma, aunque como siempre suave, estaba un poco agrio.
—Nada —negó ella—. Te extrañaba —susurró.
—Princesa —sonrió el omega—. Vestite, que salimos con tus hermanas.
Martina asintió y Enzo la ayudó a vestirse, y un rato después (luego de que el omega le hiciera un hermoso peinado), salieron.
—Papá no sabe peinarnos así —se rió Martina.
—¿Qué no sabe? —se metió Morena, que había escuchado algo de lo dicho por su hermana.
—Peinarnos bien —respondió Martina, subiéndose al auto.
Sus hermanas asintieron. Enzo se sonrojó mientras subía al auto y arrancaba.
Fueron a tomar un helado, y al terminar fueron, a pedido de las niñas, a ver ropa y juguetes para los cachorros.
—¿Qué son? —le preguntó Martina.
—Todavía no sé qué son, en unas semanas me voy a enterar —respondió Enzo, mientras alzaba a Luna.
—¿No vas a hacer el gender reveal? —le preguntó Morena.
—¿El qué? —dijo Enzo.
More le mostró, sacado de Google, por supuesto, lo que era.
—No sé —respondió Enzo—. ¿Ustedes qué creen que son?
—Dos nenas —respondió Luna.
—No, dos nenes —contradijo Martina, que quería por lo menos un hermanito (varón).
—Nene y nena —respondió Morena.
Enzo se rió, ya que las cachorras habían tirado todas las opciones posibles.
Al rato, Enzo notó que More miraba su celular y sonreía, mientras iban a la tienda.
—¿Quién es? —le preguntó Enzo con una sonrisa.
Morena se sobresaltó, y automáticamente bloqueó el celular.
—Nadie —dijo, demasiado rápido para ser creíble.
—Mmm. —Enzo sonrió—. ¿Es un chico?
More se sonrojó, y trató de evitar su mirada.
—Sí —susurró al final—. Se llama Bautista.
—¿Cómo lo conociste? —preguntó Enzo.
—Es un compañero de clase —susurró ella, intentando sonar despreocupada pero siendo delatada por su sonrojo—. Nos llevamos bien, nada más.
—Ajá, se llevan bien... —dijo Enzo con burla.
—¡Mamá! —chilló More, sonrojada—. N-No le digas a papá —susurró.
—No —negó el omega—. Sólo quiero conocerlo, ¿sí? Pará asegurarme de que sea bueno para mi princesa.
—¿Te gusta Bauti? —se metió Luna, que había escuchado todo.
—Callate, Lu —murmuró More, sin saber qué decir.
—¿Te va a invitar a salir? —se metió Martina, riéndose, y More quiso que la tierra se la tragara.
—Basta —chilló Morena tapándose la cara.
Enzo no pudo evitar reírse. No pensaba decirle nada a Marcos, no si su cachorra no quería.
—Asegurate de que te trate bien, ¿sí? —le dijo Enzo.
More asintió con una sonrisita. Martina y Luna seguían preguntándole sobre su "novio", para su completa desesperación.
—¿Ya lo besaste? —preguntó Martina.
—¡Martina! ¡Dejá de preguntar cosas raras! —chilló Morena.
Enzo se reía al ver la desesperación de su hija... No. De la hija de Marcos.

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Ayudándote |Marenzo|
RomanceDonde Marcos Rojo ayuda a Enzo Pérez a criar a sus cachorros. [Comienzo: 02/03/2024]