Enzo estaba mirando su celular entre risas, hasta que Marcos se acercó con el mate.
—¿De qué se ríe este hermoso omega? —le preguntó, sonrojando a Enzo.
—Chamuyero —murmuró Enzo, apartando la mirada—. Estoy hablando con unos amigos. De nuevo, por fin.
—¿De nuevo? —repitió Marcos, con un mal presentimiento.
—Sí —asintió Enzo, pero no se explayó. Dejó el celular, dejó que Marcos pusiera música y se pusieron a tomar mate.
—¿Ya pensaste en nombres? —preguntó Marcos.
—Todavía no —negó Enzo—. No sé qué son todavía, acordate.
—Si es nene ponele Román —se rió Marcos.
—No le voy a poner Román a mi hijo, Rojo —negó Enzo.
—Bueno —asintió Marcos—. Me encanta Enzo.
—Es mi nombre, Mar —bufó Enzo.
Marcos puso una cara como si recién se enterara.
—Capaz es por eso que me gusta —se rió, sonrojando a Pérez.
Terminaron el mate y Marcos lo fue a dejar en la mesada. Cuando volvió, sonrió al ver la foto del fondo de pantalla de Enzo. La que el omega le había sacado el otro día cuando se durmió abrazando su panza.
—¿En serio estuve así? —le preguntó.
—Sí —sonrió Enzo.
—No te incomodé, ¿no? —preguntó Marcos, sintiéndose un poco culpable ya que capaz lo había incomodado, y eso era lo que menos quería.
—Mar, nunca me vas a incomodar —negó Enzo, mirándolo.
Marcos le sonrió. Le llegó un mensaje, el cual leyó enseguida.
—Perdón, Pequitas, pero me tengo que ir. Tengo que ir a buscar a las nenas —le dijo. No quería separarse de Enzo, pero tenía tres hijas.
—Andá tranquilo, no te preocupes por mí —respondió Enzo.
—No me pidas imposibles —sonrió Marcos, acercándose al hincha de River. Besó su mejilla, su panza, y se alejó.
Pensó en decirle a Enzo que lo acompañe, pero pensó que capaz sería incómodo para el omega, así que se fue agarrando su llave. Pero antes...
—Te queda hermoso mi buzo —le dijo a Enzo, antes de prácticamente escaparse y cerrar la puerta.
Enzo se sonrojó furiosamente. Dios, era obvio que Marcos se iba a dar cuenta de que tenía puesto su buzo.
Recibió un mensaje y lo abrió enseguida. Era del grupo con sus amigos, quienes le preguntaban cómo estaba.
Yo: Bien
Su respuesta era muy escueta, pero él siempre respondía así.
Santi: Que lindo que ya puedas hablar con nosotros.
Eso golpeó a Enzo, ya que en el último tiempo que estuvo con Scocco, Nacho le revisaba siempre el celular, y no lo dejaba hablar con nadie. Le había puesto un GPS a su celular para cuando estaba lejos de él y controlaba que hablara solo con él. No podía hablar con sus amigos, menos que menos con Marcos.
Pero ahora era libre. Por eso, decidió invitar a sus amigos luego de dos años de casi no tener contacto. Cuando estén en su departamento (si querían ir, claro) les explicaría por qué no había tenido contacto con ellos.
Con sus amigos no podía escaparse unas horas cuando estaba con Scocco, porque nunca coincidían. Con Marcos sí, Marcos buscaba la manera de verlo a escondidas para que pudiera desahogarse, aunque Enzo no le contaba ni la mitad.
No le contaba, porque si Marcos se llegaba a enterar que cuando volvía a su casa Scocco le pegaba (a veces hasta desmayarlo) por irse sin su autorización, no lo volvería a ver. Scocco una vez lo había... violado. Pero Marcos no sabía, y Enzo esperaba que nunca se enterara.
No quería más quilombos con algo que ya era del pasado.
Se quedó mirando una serie hasta que escuchó que tocaron la puerta, así que fue a abrir.

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Ayudándote |Marenzo|
RomansaDonde Marcos Rojo ayuda a Enzo Pérez a criar a sus cachorros. [Comienzo: 02/03/2024]