VI - Alma desdichada

35 3 2
                                    

7 HORAS ANTES DEL RETIRO

Mis ojos están hinchados, no pude dormir, me duele la cabeza y tengo frío, noviembre se presenta con una incipiente nevada, otorgándome el placer de usar mi abrigo más caliente y mi gorro tejido más pomposo.

¿La ropa indica que soy homosexual? Acostumbro a que mis atuendos sean de tonos neutros, sin mostrar mucha piel o delinear mucho mi pequeña cintura y gruesas piernas ¿Mi fisionomía indica que soy homosexual? Siempre he sido un poco... delicado, delgado, sin mucha masa muscular, con un rostro perfilado de rasgos llamativos y con grandes labios rosáceos.

Soy malo en los deportes y tengo los brazos lánguidos, pero jamás me consideré afeminado. ¿Mis pasatiempos y aptitudes lo indican? ¿Debe de haber algún signo o síntoma que sea el estigma de ser gay?

No lo sé. Ni siquiera sé si soy homosexual.

Pero sé que es pecado y que ni siquiera debe pasar esa idea por mi cabeza.

Mi madre me abraza, es un gesto cálido, pero lo siento seco, como si temiera por mi alma desdichada. Como si ya no fuera el mismo hijo de hace un mes atrás.

Mi padre no me ve, sólo da indicaciones, ordenándome que no los deje en ridículo frente a los demás hijos de la congregación.

Yo hago lo mejor que sé: asentir. Me estoy acostumbrando a que me pisoteen.

Cargo la pequeña maleta y mi mochila llena de objetos de higiene personal. Agradezco no tener ningún dispositivo electrónico porque si no me sería difícil despegarme de estos. Aún recuerdo cuando deseaba poseer una radio para escuchar música por las tardes. Todo deseo se fue por la borda cuando en la congregación dijeron que ese tipo de objetos son de Satanás.

Caminamos hasta el camión escolar perteneciente a la parroquia, juraría que hay casi veinte personas subidas, cerca de nosotros hay otras familias despidiéndose cariñosamente de sus hijos.

—Hermanos, están tomando la mejor decisión —habla el pastor Min acercándose a nosotros, hacemos una reverencia y mi padre comienza a decir lo mucho que agradece a Dios por ponerlo en nuestro camino—. Jimin hará muchos amigos y corroborará su devoción por Dios, nuestro salvador —coloca su mano sobre mi hombro y no me gusta la sensación que transmite. Mi estómago pega un giro, el pastor Min habla convincente, pero el calor de su tacto sobre la tela de mi abrigo me causa resquemor.

—¿Llevas tu biblia, cariño?

—Sí —contesto a mi madre y ella acomoda mi cabello detrás de las orejas.

—Sube al autobús, Jimin, ya casi partimos —interrumpe Seonwoo.

Observo por última vez a mis padres, me despido con un simple "Adiós", hago una reverencia hacia los tres adultos y me subo al camión.

El camión apesta a humedad, todos los chicos que están sentados rondan mi edad, habiendo bastantes menores, camino directo hacia los asientos finales, tomo un asiento solo y abrazo mi equipaje, por la ventana veo a mis padres charlar preocupadamente con el pastor Min. ¿Le estarán ratificando que soy un sodomita? ¿Le estarán pidiendo un trato especial o más estricto?

—¿Eres nuevo? —una voz pequeña llama mi atención y giro hacia mi derecha. No contesto, no esperaba que alguien me hablara, mucho menos un niño—. Soy Jeon Jungkook —sonríe con los ojos brillosos y noto sinceridad en ellos—, mi familia se integró la semana pasada a la congregación, somos nuevos en el pueblo y no te había visto.

—Oh, un gusto, Jungkook —saludo ameno—, no soy nuevo, mi familia ya lleva bastantes años en la congregación, falté las últimas semanas por un problema de salud —suelto una verdad a medias.

—¿Ya has venido a este tipo retiros? —niego y Jungkook suspira—, yo tampoco, estoy un poco nervioso, ¿puedo sentarme contigo?

Los ojos asustadizos se Jungkook me impiden darle una negativa pese a que la mitad del camino esté vacío.

Jungkook es apenas un niño, juraría que tiene trece o catorce años, ¿él también es un pecador como yo o sus problemas son distintos? ¿Por qué alguien tan joven necesitaría reencontrarse con Dios?

¿O es que acaso cualquier persona puede asistir a este retiro?

Mis padres se marchan en ese viejo automóvil que no se dignan a cambiar porque tenemos que pagar altas comisiones en la iglesia.

Después de unos minutos, el autobús casi se llena, me doy cuenta que no sólo vamos jóvenes sino también el comité que lo organiza conformado por los patriarcas más influyentes en la iglesia, Seonwoo y Yoongi.

Somos bastantes y el ambiente es tenso y lúgubre. Jungkook habla emocionado, se le nota ansioso por hacer nuevos amigos, yo intento seguirle la conversación, pero mi ánimo no me ayuda. No me imagino cual será el pecado de ese niño.

🐏

Otro cap ❤️‍🩹

Cordero de Dios «YoonMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora