XXIX - Gatito cachorro

28 6 2
                                    

XXIX

Me despiertan ruidos en la parte de abajo del establo, pareciera que alguien anda moviendo el heno donde dormía. A juzgar por el sonido, alguien mueve el heno con mucha delicadeza. Espabilo y antes de asustarme, me muevo hasta la puerta y veo por entre las tablas. No hay nadie. El ruido cesa y pretendo pasarlo por alto hasta que escucho agudos maullidos.

Abro la puerta y le veo. Mi corazón se hace pequeño al ver a un diminuto gato gris jugando con el heno.

—Psst, psst —llamo su atención y con desconfianza se aproxima. Es pequeño, con pelaje gris y patitas diminutas. Quizá tenga unas seis semanas de edad—. ¿Qué hace un lindo gatito como tú en este lugar tan horrible? —le hablo y me maúlla—. ¿Cómo no te vi ayer? —o anteayer, la verdad, ya perdí el sentido del tiempo.

Las siguientes horas las uso para crear confianza con mi nuevo amigo. Es tímido, bastante para ser un gato, curioso, pero con movimientos torpes y cohibidos. Descubro que tiene una oreja con un pedazo faltante, un ojo completamente cerrado y el pelaje sucio.

Indago un poco más y veo que le hace falta su ojito.

No sabía que necesitaba cuidar de un gato para sentirme reconfortado entre tanta miseria y podredumbre, pienso mientras le limpio las patitas con un poco de agua que Yoongi trajo para mí. Espero comprenda que esto es una emergencia.

Siento un poco de picazón en la nariz, pero nada que alarmarse.

Limpio la pequeña estancia y con el paso de las horas descubro que ya no tengo mucho que hacer más que dormir junto al gato que adopté hace horas.

Ese día también llueve, la vaca muge y los corderos balan. No dejo que mi gatito salga para que no se lastime más o ensucie por el lodo que se crea en ese establo que parece ser una pocilga.

—¡Toc, toc! —habla Yoongi desde el otro lado de la puerta.

—¡Espera!, estoy cambiándome —grito mientras me pongo el chándal, me quedé dormido en ropa interior porque no quería ensuciar más las pocas prendas que tenía.

—Está bien —dice calmo al otro lado de la puerta.

—Ya puedes pasar.

Yoongi entra empapado, indicando que la tormenta allá afuera es peor de lo que aparenta.

—¡Mira! —alzo al gatito como si fuera mi hijo y se lo enseño a Yoongi—. ¡Vino hoy y nos conocimos, empezamos a hablar y nos llevamos muy bien!

Noto una sonrisa suprimirse en el rostro de Min.

—Es un poco feo.

—¡Qué! —acaricio la orejita faltante del minino—. No lo escuches —recibo un maullido de respuesta y me doy por bien servido.

—¿Cómo se llama? —deja su mochila en el suelo y comienza a quitarse la sudadera.

—¡Por qué te quitas la ropa! —me giro para ver a la pared y escucho como mi gato maúlla quejándose junto a mí.

—Perdón, me cambiaré, la lluvia me mojó todo.

—Avisa antes.

—Sí, lo siento.

Escucho su ropa y veo la sombra de Min Yoongi proyectada en la pared. Es fina y con movimientos torpes por hacer todo rápido.

—Entonces... ¿cómo se llama tu gato?

—Aún no tiene nombre.

—Tienes que bautizarlo o irá al limbo.

—Lo bauticé hoy con una botella de agua que me trajiste ayer.

—Las botellas son para ti —me reprime.

—¿En tus tiempos libres eres odiador de gatos profesional?

—No tengo tiempos libres.

—Como sea, el punto es que Jack y yo estamos ofendidos por tu comportamiento —escucho a mi gato apoyarme con un maullido fuerte. Toso un poco. Veo que las sombras cesan y giro a ver a Yoongi ya vestido y sentado en la cama.

—Hace diez segundos no tenía nombre.

—Se llama Jack porque es pequeñito y le falta un ojito como a un pirata.

Tomo asiento junto a Yoongi.

—Espero no le hayas dado toda la comida.

—No, él no puede comer todo. Es una miniatura.

—Supongo que ahora tendré que traer comida para él también.

Asiento y suelto un ligero "por favor".

—Limpiaste —dice observando a su alrededor.

—Tengo que darle una vivienda limpia a Jack —ríe y yo recuerdo algo que quiero decirle—. Oye, gracias las toallitas húmedas —le comento avergonzado—, ya pude asearme con un mínimo de decencia.

—Sí, ya lo noté. Hueles bien —inhala un poco de mi aroma sin disimulo y me sonrojo—. Mañana te traeré comida para tu hijo.

Río por su comentario, pese a ser muy serio, Yoongi logra hacerme reír. Veo de reojo la mochila y de nuevo hay botellas de agua y comida, esta vez menos, pero comprendo la situación.

—¿Ya lo habías visto? ¿De dónde crees que saliera? ¿Crees que su mamá esté por ahí? ¿O que tenga hermanitos? —pregunto tapando las orejitas de Jack para que no escuche.

—Creo que se perdió y vino aquí a refugiarse de la lluvia —contesta mientras ve atento al minino que yace en mi regazo, se queda pensando unos segundos sin animarse a acariciarlo.

—Cuando salga buscaré a su familia.

—Quizá vino desde muy lejos, si es así ya no podremos encontrarlos.

Mi corazón da un vuelco cuando Yoongi nos considera a los dos para buscar al resto de gatitos.

—Echaré un vistazo cuando salga —comento necio.

—Yo creo que tú puedes ser su nueva familia.

—Mmm —pienso inseguro y acariciando el lomo de Jack, estornudo ligero y Yoongi ríe—. No creo que sirva de padre soltero —río y me recuesto en un costado del colchón—. Nunca me he hecho responsable de algo, no creo poder ser responsable de una vida.

—Sí has sido responsable antes. Tú ayudaste a recaudar el dinero para el festejo de navidad —puntualiza y ve hacia la pared, pareciera estar recreando ese momento en su cabeza—. También ayudaste a la colecta para el nuevo auto de la congregación. Eras el más transparente y cuando tú llevaste las cuentas nunca faltó una sola moneda.

No pensé que Yoongi tuviera tantos recuerdos sobre mí guardados.

—Sí, pero ahora se trata de un gatito cachorro. Ni siquiera puedo con mi vida, menos con la de alguien más.

—Mmm... Yo podría ayudarte —suelta como si nada—. Podríamos hacernos cargo los dos.

Yoongi se recuesta a mi lado y veo como Jack se coloca en medio, evitando el contacto entre nuestros hombros.

—Eso sería como ser sus padres.

—Ajá. Dudo que Jack sea homófobo y se niegue a tener dos papás.

Hago silencio y coloco las manos sobre mi abdomen, intentando calmar el torbellino que ahí se está creando.

—Lo siento si te incomodó —comenta rápido al notar mi silencio, sus ojos se posan en el techo que me encargué de limpiar con cuidado. Agradezco al clima que no hubiera ningún insecto volador extraño que trepara sobre mi cabeza.

—No lo hizo, de hecho me agradó la idea.

Yoongi voltea a verme y su rostro estoico me crea dudas. Comienzo a creer que el incómodo es él, pero una tenue y casi invisible sonrisa me confirma que no. Me confirma que hay mucho escondido detrás de esa mirada enseriada y cejas pobladas.

Ese día tampoco recé.

🐏🐏🐏

Otro cap de la historia de estos bebecitos

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 05 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cordero de Dios «YoonMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora