XIII - Actitud taciturna

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XIII 

Regreso de darme un baño, intento relajarme, pero el miedo creciente, las duchas precarias y el agua helada me lo impiden. No he dejado de llorar, mis ojos arden y he visto a otros en la misma condición que yo. Pese a ser de noche, hay bastantes personas afuera, mi estómago ruge y recuerdo que hoy tampoco hubo cena para nosotros. Quizá esa es la primera sanción: castigos disfrazados de ayuno.

Llego a la cabaña y sin mucho más qué hacer, me recuesto y cubro con mi cobija. Deseo que al despertar todo sea un mal sueño, uno de esos que son tan habituales recientemente.

Sin embargo, a los minutos se escuchan el portazo y caminar del que creo es Min Yoongi. Permanezco inerte en mi cama, ignorando su presencia, pero internamente temiendo por él.

—Park —habla calmo intentando no despertarme. No contesto y escucho los resortes de su cama oxidados amoldándose a su cuerpo, al parecer sólo viene a dormir hoy y no a intentar asesinarme.

Sin embargo, mi estómago me traiciona y suena dejándome en evidencia.

—¿Park? ¿Estás despierto?

Me rindo y descubro mi rostro, observo a Yoongi sentado en su cama, observándome silenciosamente.

—Sí.

Yoongi camina y busca en su maleta, escucho una envoltura romperse y se acerca a mí, instintivamente me alejo y abrazo a mí mismo, temiendo cualquier daño.

—Toma esta barrita —abro los ojos y veo una barrita de proteína frente a mí sostenida por las manos huesudas de Yoongi, mi primera reacción es una negativa—. ¿Tienes hambre? —asiento y sé que mi rostro se ve compungido y húmedo por el reciente baño—. Toma —acerca la envoltura verde hacia mí—, sólo es una barra de frutos secos.

—Intentaste dañarme antes, ¿cómo sé que no tiene nada? —mi voz sale herida.

—No lo tiene.

—Prueba tú un pedazo.

—Yo me comeré la mía.

Asiento y destenso mi rostro, si querer estaba haciendo una mueca acongojada. Tomo la barrita de su mano porque tengo más hambre que instinto de preservación y lo veo regresarse a tu cama para abrir la suya y dar una mordida sonora. Me siento y comienzo a comer la mía en silencio, agradezco esa extraña acción de Min Yoongi.

—¿Cómo te sientes? —pregunta Yoongi mientras da una última mordida a su barrita energética.

Alzo mis hombros indicando desconocimiento.

—La primera vez que pasé ante la congregación del retiro también actué como tú. Incluso peor, creía que por ser hijo del pastor tendría beneficios, vaya mentira.

Guardo silencio, dejando que Yoongi explique mejor, lo veo buscar algo nuevamente en su maleta, saca dos botellas de agua.

—Sólo tienes que obedecer y ellos no será tan crueles contigo —se acerca para darme una botella y ésta sí la abro inmediatamente y bebo—. No vuelvas a hacer lo que hiciste hoy.

—No hice nada —me quejo sintiendo el agua bajar hasta mi estómago sediento.

—Exactamente. Sólo deja que ellos ganen y ya, si sigues sin fingir redención, ellos te castigarán y después nos castigarán a todos.

—No hice nada —repito molesto, doy otra mordida a mi barrita y observo algunas gotas de agua caer por el cabello corto de Yoongi, indicando un reciente baño.

—Sólo obedece o el retiro será una mierda para ti. Obedece o estos tres meses te parecerá eternos.

Doy una última mordida a la barrita, guardo la envoltura y bebo agua. Hay tantas preguntas que tengo para Yoongi; su agresión hacia mí el primer día, su ausencia en las noches y esa actitud taciturna que indica saber algo más que no se atreve a decir.

—¿Por qué me lastimaste el primer día? —pese a ser una pregunta, mi tono no lo indica, genuinamente la curiosidad me gana.

—Porque encuentro tu cara horrible.

Suspiro y me recuesto nuevamente.

—Sólo ignora mi feo rostro y mantén tus manos alejadas de mi cuello —me volteo en la cama, dispuesto a dormir.

—Buenas noches, Park —su voz sale con un atisbo juguetón.

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Otro capítulo de este bb

Cordero de Dios «YoonMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora