XX - Piel amoratada

30 3 1
                                    

XX

Camino nuevamente con la bolsa de plástico con mi ropa para dormir y comida para Yoongi, ese día guardé un par de frutas para dárselas, sé que no es mucho, pero tienen que ser cosas pequeñas para que quepan a través de las rejas.

Llego a la fosa y noto que está con los candados sobrepuestos y sin nadie adentro. Mis latidos se aceleran y volteo hacia todos lados, se supone que Yoongi debería estar ahí. ¿Y si lo están torturando como el primer día en ese hoyo?

Espero unos momentos y mi nerviosismo aumenta, ya anocheció. Sin saber a quién llamar, hago mi rutina como los días anteriores, tomo una ducha y antes de regresar a la cabaña, veo de nuevo si Yoongi está en la fosa, pero no, la preocupación acrecienta, pero sé que no puedo hacer nada, me aferro a la bolsa plástica y suspiro, rogando porque nada malo le esté pasando.

Regreso a la cabaña y por la gran ventana logro distinguir la cabellera bruna de Yoongi, corro y entro con notoria sorpresa y felicidad.

—¡Yoongi! ¡Estás aquí! —atino a decir y me siento tonto por usar ese tono aniñado que sé no le agrada—. Estás aquí —repito más serio y al verlo comienzo a llorar, lloro por la bola de sentimientos que he estado aguantando estos días.

Dejo la bolsa en mi cama y me acerco rápido a la suya.

—No alcancé a avisarte, eh... estaba bañándome, ya sabes, olía a mier...

Interrumpo sus palabras con un tórrido abrazo, tomándolo fuertemente del torso, como si quisiera sostenerlo y decirle que él también puede llorar, que no necesita mantener esa cara inexpresiva, que yo no me burlaré de él por llorar o por decir cómo se siente.

Los largos brazos de Yoongi también se enroscan en mí y sé que está diciendo más con sus acciones que con palabras. Lo percibo realmente relajado, sobre todo cuando suspira y siento su mentón acomodarse sobre mi hombro.

—Gracias por ayudarme —habla calmo y asiento, permitiéndome aspirar su limpio olor a jabón neutro.

Me separo y veo que rehúye mis ojos.

—Gracias por ayudarme —imito y sé que él entiende a lo que refiero, sé que yo hubiera salido peor de esa fosa.

—Sí... sólo deja de llorar —me pide tranquilo y tallo al instante mis mejillas mojadas—. Te ves muy triste cuando lloras y no estoy acostumbrado a eso.

—Bien —vuelvo a asentir y reparo en lo que Yoongi estaba haciendo antes de que yo entrara—. Puedo ayudarte.

Veo las vendas en su cama y sus piernas hinchadas, enrojecidas y con cardenales.

—Sólo estoy vendando mis piernas, se hincharon por estar tanto tiempo de pie.

—Puedo ayudarte —repito y noto cierta duda en Yoongi—. Sólo dime cómo —limpio las últimas lágrimas provenientes de mis cuencas y veo a Yoongi asentir.

En segundos me pongo a vendar cuidadosamente desde los pies hasta arriba de las rodillas de Min Yoongi, su piel está amoratada, con varios piquetes de insectos y totalmente inflamada.

—Dudo que sea la primera venda que pones —me dice mientras se recuesta y espera que yo termine con la primera pierna.

—Mi hermano quería ser enfermero —comento con orgullo y Yoongi pone toda su atención en mí—. No sé si está estudiando, pero él me enseño como parar algunos sangrados y hacer ciertos vendajes —suelto una risa nerviosa.

—Park Namjoon.

—Sí —coloco una cinta adhesiva sobre varias partes de la venda para sujetarla con firmeza.

—¿Ya terminó su servicio militar?

—Sí —digo rápidamente, muevo la pierna de Yoongi y la coloco sobre las mías. Empiezo a vendarlo con timidez.

—Eso es mejor que estar aquí, te lo aseguro —al no ver respuesta en mí, sigue—. ¿Hace mucho que no lo ves?

—Mmm... Sí.

—Él era mejor que yo con el piano.

—Él es mejor que todos en todo —río y Yoongi sonríe. Al irse Namjoon tenía que llenar un hueco enorme en las expectativas de mis padres.

—Donde sea que él esté, sé que está bien —noto como Yoongi quiere animar un poco el ambiente.

—Listo —dejo sus piernas vendadas y camino hacia mi cama—. Te llevaba esto, toma —le doy las frutas y Yoongi las acepta agradecido—. ¿Quieres que te ayude con eso? —le señalo las pequeñas heridas en sus brazos—. Puedo curártelas.

—Toma —me acerca una botellita de antiséptico y los siguientes minutos me dedico a limpiar con suavidad las heridas de Min Yoongi, el hombre que quiso asesinarme el primer día.

¿Será buen momento para sacar el tema?

Aunque honestamente no creo que haya buen momento para hablar de un homicidio.

—¿Por qué me asfixiaste ese día? —le pregunto como quien pregunta por el clima. Pregunto como si aún no tuviera los dedos marcados de Yoongi sobre mi piel amoratada.

Yoongi exhala sin ver escapatoria.

—Nunca quise quitarte la vida, si es lo que crees... simplemente... quería que te fueras —confiesa—, no al plano celestial —aclara—, pero sé que tu intachable moral te impediría mentirle a mi padre. Sabía harías caso omiso a mi plan sobre fingir tener un ataque de asma. Pero por un instante pensé que te irías, pensé que le dirías a mi padre que empeoró tu asma y te irías. Pero te quedaste —dice lo último con cierto tono de reproche.

—Pudiste explicarme todo y...

—Sé cómo eres. Sé que jamás mientes —habla como si supiera más de mí y no quisiera confirmarlo—. Yo... esperaba que te asustaras y quisieras irte.

—¿Tú nos pusiste a los dos en la misma cabaña a propósito?

Yoongi asiente.

—Ahora ya no podemos huir, Jimin. No a menos que nos aseguremos de no ser atrapados.

Tengo una nube de pensamientos sobre mi cabeza, quiero saber más de Yoongi, quiero saber más de lo que impulsa sus acciones, pero también quiero que esté cómodo por hoy y para recuperarse.

—¿Harías todo esto por otra persona? —digo como mero impulso, me arrepiento rápidamente.

Me intriga saber las intención de Yoongi, quiero saber porqué se sacrificó por mí cuando nuestra relación siempre ha sido pésima en la congregación.

—No —y su voz afilada atraviesa mis sentidos—. Sólo por ti.

Le sonrío amable y sigo curando sus heridas como respuesta.

Gira su rostro hacia la pared, pero sé que Min Yoongi está ruborizado.

Min Yoongi está sonrojado.

Y yo soy el que provoca dicha rojez.

🐏

Cordero de Dios «YoonMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora