𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟲: speak softly, love

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Como ya mencioné antes, nunca tuve problemas con el alcohol, nunca me había descontrolado tanto hasta el punto de no recordar nada.

Abrí los ojos lentamente, la luz que entraba por la ventana me dejó ciega. La cabeza me daba vueltas y la cien me palpitaba con furia; temo que en cualquier momento mi cabeza explote. Me froté los ojos doloridos y me incorporé lentamente. Me siento una abuela con dolor de espalda.

Estoy tan mareada que no puedo mantenerme recta, en cualquier momento volveré a apoyar la cabeza sobre la almohada y caeré en un sueño profundo.

A la mierda, es sábado.

—¿Pero qué...?

Estuve a punto de gritar cuando me recosté sobre la cama nuevamente y mis ojos se toparon con una figura masculina.

Me incorporé al instante, confundida y estupefacta. A mi lado tenía a un hombre semidesnudo, tan musculoso que se me entrecorta la respiración y no pude apartar mis ojos de la figura. Me acerqué un poco para observar de cerca y...

Es como despertar junto a un ángel.

Es despertar junto a mi profesor, es lo más asqueroso del mundo.

Tengo que salir de aquí. Repasé la habitación rápidamente, encontrándome con una decoración muy familiar. Estoy en la habitación de Flynn y no tengo recuerdos de cómo llegué aquí.

La cien me palpitaba de una manera espantosa. ¿Cuánto bebí anoche? No recuerdo absolutamente nada.

Lo único que puedo recordar que, por cierto, tengo que esforzarme en hacerlo, es que el departamento de Mayan fue invadido por una muchedumbre de gente. En algún momento de la noche, comencé a beber vodka, cerveza... Cualquier bebida que contenía alcohol.

Me levanté de la cama y tropecé con una cubeta que tenía justo a mi lado. La cubeta hizo un ruido espantoso cuando tropecé con este, tuve la suerte de no romperme la cabeza contra el suelo.

—Puta que me parió —mascullé.

Me levanté del suelo enseguida cuando Jason se removió sobre la cama.

Abrió sus ojos, despertó, estaba frita.

Me quedé paralizada, esperando a que me gritara para que saliera de la habitación inmediatamente, preguntándose cómo carajos llegué aquí.

—Ah, despertarse. —Se frotó la cara como si nada.

¿"Despertaste"? Debería de estar mirándome con disgusto y preguntarme qué hacía durmiendo junto a él. Sin embargo, se incorporó y pasó una mano por su cabello revuelto.

Nunca estuve tan agradecida con la vida.

Mi vestido estaba en el suelo, mis botas lo mismo y yo... Yo tenía puesta las pantimedias y mi sostén negro.

No puede ser posible, esto no puede estar pasando. Acaso... ¿Acaso tuvimos...?

—¿Tuvimos sexo? —cuestioné aterrorizada.

La pregunta lo tomó por sorpresa, él solo negó con la cabeza y echó la cabeza hacia atrás, sus ojos adormecidos.

—Ni en un millón de vidas, y menos con alguien borracha.

Por algún motivo, eso me dolió. Aparté los ojos de su cuerpo esculpido por los dioses y busqué mi vestido.

—¿Dónde está mi vestido? —Me crucé de brazos, cubriendo mis pechos.

—Tranquila, no me interesa mirarte las tetas. —Finalmente bostezó y se levantó de la cama.

¡Mierda, está armado!

Tuya En Secreto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora