𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟯𝟰: La verdad se asoma (Jason)

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Dejaría quemar el mundo por ti

Chris Grey—


Jason

Faltan solo cuatro días para mi cumpleaños y la semana no podría haber empezado peor. La gran mayoría de las personas se emocionan con aquella fecha especial, el día de su nacimiento y celebración de "cada vez me quedan menos años de vida".

Detesto los regalos caros, las fiestas sorpresa, que el resto de las personas sepan de mi cumpleaños. Soy muy reservado y me gusta mantener mi privacidad, detesto la exposición como lo son las redes sociales, por ejemplo, como cuando te desean un feliz cumpleaños mediante una publicación.

En serio, a nadie le importa que sea mi cumpleaños; pero esto es solo opinión mía. A muchas otras personas les gustan este tipo de cosas.

No es mi caso, evidentemente.

No sabría si llamarlo una discusión o simplemente una conversación incómoda. No supe nada de Isabella desde la mañana, cuando entró en mi oficina y descubrió las heridas de mis nudillos. Si supiera que le había hecho un favor estaría menos preocupada.

Qué digo, se enfadaría y me diría que he metido la pata. Diría que, ahora que golpeé al preciado hijo del señor McKenzie, estoy en graves problemas.

No podría importarme menos, ese niño y su padre.

La cosa es que no estoy en problemas. Él no ha visto mi rostro ni aunque intentara esforzar su vista.

En caso de que me descubra no podrá hacer nada. Mi padre se enteraría de esto —como sucede con cada paso que doy— y evitaría que Noah tome cartas en el asunto. Theodoro tiene otro truco bajo la manga, otros planes para joderme la vida, una vez más.

Eran las cinco de la tarde y aún no he sabido nada de Isabella. Normalmente nos mandábamos mensajes preguntando por el otro, pero hoy no hemos vuelto a hablar.

Salí de la ducha y me vestí con ropa cómoda. Me senté en el escritorio y me dispuse a corregir algunos trabajos, incluyendo el de Isabella.

Noté que no le estaba yendo muy bien en clase, y en parte me siento responsable de ello. Estoy seguro de que todo lo que ha estado sucediendo en su vida le está afectando de manera académica. A saber si se siente triste, y detesto pensar que no me lo está diciendo.

Me gustaría poder hacer algo al respecto.

Miré a mi izquierda y me quedé observando la pistola con la que había golpeado a Noah la vez pasada. No he limpiado la sangre que quedó en el cañón de la pistola. Le había dado vuelta la cara una y otra vez con aquella parte que, sin darme cuenta, había quedado rastro de ello en el acero.

Miré las pequeñas manchas detenidamente y me levanté en busca de los materiales necesarios para limpiarla de manera adecuada, pero alguien tocó a mi puerta repetidas veces.

Juro que si es mi padre...

Corrí hacia la oficina y guardé el arma en el último cajón.

Al abrir la puerta, me alivié al descubrir que no se trataba de Theodoro, pero sí me preocupé cuando divisé la preocupación en el rostro de Isabella.

—Isabella, ¿qué sucede, cariño?

—No vine a perder el tiempo —me interrumpió.

Me pasó por al lado, ansiosa; empezó a moverse en la sala de un lado a otro.

—Isabella —la llamé.

—¿Por qué no me lo dijiste?

Me quedé petrificado. ¿Acaso hablaba de...?

Tuya En Secreto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora