𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮𝟮: flor marchita

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Como si no fuera suficiente su desgracia,
se enamoró.
 

Oscar Wilde—


—¿Qué sucede con Jason?

La mujer que había tomado mi orden anteriormente, regresó con una hamburguesa y papas fritas. Le pedí una gaseosa para acompañar y guardé la laptop en mi bolso.

—Bueno, me doy cuenta que hay algo entre uste...

—No hay nada entre nosotros —interrumpí—. Eso estaría mal.

¿Piensas que va a caer en esa mentira?

Claro que sí, no tiene motivos para creer que lo que digo es una mentira.

Eres pésima mintiendo.

Hablar con la exnovia —o lo que mierda sea— de Jason es un poco incómodo, sobre todo cuando el tema principal es Jason. Y, como nunca he estado en una situación como esta, no sé qué está bien y qué está mal. ¿Qué tengo que hacer? ¿Tengo que preguntarle sobre su relación pasada con mi actual pareja? Qué digo, si ni siquiera sé si somos pareja.

—Si, bueno. Lo que quiero decir es que —prosiguió— está roto por dentro. Solo quiero que sepas que quizás sea difícil convivir con él.

¿Está tratando de decirme que desista o algo por el estilo?

—¿Difícil? Nosotros estamos perfectamente bien, gracias.

Tenía el ceño fruncido y ella solo me miraba con una pizca de diversión en sus ojos.

—Ahora que has admitido que tienen algo, voy a explicarte lo que realmente quise decir.

Me atrapó.

Te atrapó, y era muy evidente que iba a hacerlo en algún momento.

—Hay personas difíciles —añadió—, ni siquiera ellos mismos pueden darse cuenta de que lo son. Puede sonar egoísta, pero sí, Jason es una persona difícil. Todos los somos, solo que no muchos pueden soportarlo, ¿me entiendes? —Asentí lentamente, llevándome una papa frita a la boca—. ¿Alguna vez te habló sobre su padre? —Negué con la cabeza.

Nunca me ha hablado sobre su padre. En realidad, solo lo ha mencionado una vez y no he sabido nunca más de él. No sé cómo luce ni lo que sucedió entre ellos dos; solo sé que su padre no era alguien presente, quizás no era el tipo de padre que se preocupara por su hijo, como debe de ser. Pero solo eran suposiciones, porque no tenía una explicación o respuesta en concreto a todas mis preguntas.

—No, sí, algo... —dudé al contestar—. ¿Tú cómo sabes tanto de Jason? Sé que estuvieron en una relación y... —Quise decir que entendía perfectamente que lo conocía a profundidad porque habían tenido una relación pasada, pero ella lo negó.

—Nunca estuvimos en una relación. —Sonrió, como si lo que dije fuese una estupidez.

—No necesitas mentirme —aseguré—. Estoy bastante cansada de que la gente me oculte cosas.

Lo estaba. Estaba cansada de ser la chica de dieciocho años que no sabe nada, una niña que tiene mucho por descubrir y madurar. ¿Cómo mierda voy a madurar si ni siquiera puedo enterarme de las cosas "malas"? Creo que tendré que enfrentarme a ello en algún punto de mi vida, no es como que me falten años para eso.

Me tratan como una niña que no sabe de dónde vienen los bebés.

—No tengo intención de mentirte, Isabella —me contestó—. Mira, te diré algo, y es que yo siempre fui una chica solitaria, porque las personas que me rodeaban no eran más que eso: solo personas. No eran mis amigos, ni mi pareja, ni mis padres. —Desvió la mirada hacia el ventanal que estaba junto a nosotras. Observó el exterior durante un rato hasta que agregó—: Así que entiendo lo que sientes, que eres la única que está fuera de lugar.

Tuya En Secreto #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora