03

499 46 0
                                    


El día ha pasado con bastante normalidad, de lo cual me alegro, ahora me toca historia y de tan solo pensar que me toca ver a Esteban por hora y media mis nervios empiezan a crecer por todo mi cuerpo. Él ya lleva una semana entera en el instituto pero no logro acostumbrarme a sentir lo que siento cada vez que nos vemos, es insano. Encima, cada vez se vuelve peor, cada siento más caliente el aire que nos rodea, cada vez deseo probar de nuevo al hombre que es mi profesor de historia y todo eso me da un poco de miedo, ¿las personas podrán notar la fuerte tensión que hay?

Pico la puerta antes de entrar en la clase, le doy una pequeña ojeada a Kukuriczka, está sentado en su silla mirando unos papeles, cuando él levanta su mirada yo aparto la mía. Estoy intentado no mirarlo en clases, aunque no sé si es peor.

Me siento en mi asiento justo cuando Blas entra, mis cejas se hunden al ver que en su boca lleva sangre, se la limpia caminando hacía mi, estoy a punto de levantarme pero él ve mis intenciones y me hace una señal para que no me levante, hago lo que me pide y miro en frente, encontrándome con la mirada de Esteban.

Blas no tarda en sentarse a mi lado y, cuando Estenan empieza a hablar, lo ignoro y me incorporo hacía mi mejor amigo, preocupada.

—¿Que te pasó, boludo? —pregunto, una preocupación notable en mi voz— ¿Estás bien?

—No ha sido nada, después te lo...

—¿Tienen algo que compartir vosotros dos? —la voz del profesor retumba en la clase, ambos nos giramos a verlo. Está molesto.

Asiento con la cabeza y tiento a la suerte:— Dice que no se encuentra bien, creo que lo mejor es que lo lleve a la enfermería. —suelto, él se nos queda unos segundos viendo.

—Podes ir vos solo, Blas. —acepta, solo dándole permiso a él.

—Se marea. —contesto, con rapidez.

—Entonces, Santi lo puede llevar, vos estás muy retrasada en está materia para perder más clases. —aprieto la mandíbula, apartando mi mirada de él y dando por finalizada la conversación.

Ellos se van, Blas me da una pequeña sonrisa para que no me enfade pero, no hace efecto. En lo que resta de clases estoy intraquila, también enfadada por no haber podido ir con Blas, además Esteban se había dado cuenta de que ocurria algo.

No termino de hacer el ejercicio que nos entrega el profesor, asi que, cuando acabamos él anuncia:— Felicitaciones a todos, lo habéis hecho muy bien. —habla, sonriendo, su mirada recae en mí— Quiero que te quedes después de clases, ¿podes? —asiento con la cabeza.

Media hora después la clase termina, salen todos y es cuando yo agarro mi mochila para caminar hacía Esteban, me quedo frente a él y su mesa, su rostro se alza debido a que está sentado.

—Vas a suspender si no te pones las pilas, Bella.

—Hago lo que puedo. —le dejo saber— Aparte, está materia nunca se me ha dado muy bien. —muerdo mi labio inferior, Esteban me observa hablar— Dime, ¿cómo puedo mejorar? Porque estoy jodida si suspendo aunque sea una asignatura. —digo, un poco fustrada.

—Tenes que estudiar, ¿qué es eso de querer salir de clase porque tu nocio tuvo un problema? Eso se habla después.

Eso me hace enojarme un poco, ¿estudiar más? Le acabo de decir que hago lo que puedo y que me cuesta, ¿no lo había entendido o qué? ¿Debía repetirlo? Trato de dar lo mejor de mí en todas las materias... Jodida mierda.

—Estudio tanto tiempo como puedo, aun que, bueno, ya que nos ponemos algo exigentes le voy a pedir que dejé de acercarse de más a mí en clases, y de mirarme, no me deja concentrarme. ¿Eso si lo entiende? —cuestiono, un poco enervada— ¿O debo de repetirlo una vez más?

Y sí, porque cada vez que yo me concentro Esteban se acerca a mí, disimula que ve la ficha y lo único que hace es rozar su pecho con mi espalda, después se eleja susurrando un maldito: "sigue así, niña", como lo hizo aquella vez, ¿cómo te vas a concentrar después de eso?

—Si te molesta que haga mi trabajo como profesor podés hablar con el director y pedirle que te intercambie a la clase de Paula Bladini, a lo mejor con ella te iría mejor. —responde, bufo, rodando los ojos.

Estoy por contestar pero mi teléfono empieza a sonar, lo agarro para colgar a quien sea pero el nombre de 'papá' brilla en la pantalla, observo a Esteban, pidiendo permiso

—Agárralo, dale.

—Hola, papá. —lo saludo, poniéndome el teléfono en la oreja, una sonrisa aparece en mis labios. Kukuriczka me mira con interés y yo aparto mis ojos de él.

—Cariño, te llamana para decirte que esta semana es mejor que no vengas a mi casa, voy a estar trabajando todo el fin de semana y no quiero que estés sola en casa. —explica, juego con mi cabello mientras lo escucho.

¿Otra vez?

—Puedo quedarme igual, asi cuando llegues te tengo preparada la cena, para que... —me interrumpe, muerdo mi lanio inferior, sabiendo su respuesta.

—Cariño, te lo agradezco, pero no quiero que estés sola. —repite, mi sonrisa se esfuma de mis labios antes de que yo me de cuenta— Nos vemos la semana que viene, ¿vale?

—Si seguimos así, nos vemos el año que viene. —discuto, y al segundo me siento mal— Lo siento, papá. Nos vemos, te quiero.

—Nos vemos. —dice, antes de colgar.

Llevo mi vista a Esteban, mis ganas de discutir con él también se han ido.

—Estudiaré más, lo siento... Lo siento por el numerito.

—No pasa nasa, Bella. —su voz tranquila me hace relajarme un poco.

—¿Me puedo ir ya? Por favor. —casi ruego, él me da una sonrisa la cual hace que sus ojos se achiquen, asiente con la cabeza y no pierdo mi tiempo en ir hacía la puerta.

—Bella, —lo miro— ¿estás bien? —asiento— Podes hablar conmigo si querés, eh. —le doy una sonrisa.

—Gracias, profesor, pero estoy bien. —me asiente con la cabeza y me hace una señal para que me vaya.

Eyes don't lie  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora