Final

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Han pasado tres meses desde que Kuku ha cumplido treinta y seis años, cada vez se comporta un poco más raro y la verdad es que ya me estoy cansando de su comportamiento, así que, estoy dispuesta a preguntarle esta tarde que ocurre.

Salgo del trabajo a las siete, llega la hora y yo me dispongo a despedirme de Pipe, que trabaja conmigo desde hace unos meses, después de eso ya me dirijo a casa. No puedo evitar pensar en todo el trayecto sobre lo que le puede pasar a mi novio, ¿por qué se comporta así y no me dice si le pasa algo directamente? Siempre lo hemos hecho así si algo nos carcome.

Cuando entro a casa él está en el sofá, viendo la televisión, me saludo sin siquiera mirarme y yo decido ponerme cómoda antes de hablar con él.

Kuku llega a la habitación de nosotros media hora después, cuando yo ya me estoy poniendo el pijama, no me mira, se sienta en la cama y juega con sus manos, suspiro.

—¿Qué ocurre, amor? —pregunto, viéndole. Me da un encogimiento de hombros por lo que decido acercarme, sentándome a su lado— Decime algo, por favor. —le pido, agarrando sus manos junto las mías.

—¿Te sentís bien conmigo? —su pregunta me toma por sorpresa, sus ojos se encuentran los míos y yo no tardo en asentir con la cabeza.

—Sabés que si, Kuku. —respondo, él aparta de nuevo la mirada y yo ahueco su rostro en mi mano, dejando un corto beso en sus labios— ¿Qué sucede? —cuestiono, preguntando el por qué de su pregunta.

—He estado pensando, Bella. Y me siento mal, me siento mal porque estoy por cumplir cuarenta y tu apenas tenés veinticinco.

Por fin me deja saber que pasa por su mente y, por unos segundos, me quedo muda, pues no me esperaba eso.

—¿Qué tiene eso? Ambos sabíamos desde un principio la diferencia de edad entre los dos, ¿por qué...?

No me deja completar lo que iba a decir.

—Porque siento que te estoy quitando tu juventud, Bella. Tu no deberías de estar como un viejo como yo, deberías estar con un chico de tu edad, que te dé cosas de tu edad y todo eso. —niego con la cabeza.

—Pero yo no quiero nada de eso, yo te quiero a vos y lo sabés. —le hago saber, por más que él lo sepa de sobra. Lo veo negar y soplar, se levanta de la cama y se pasa la mano por el cabello.

—Tenemos que terminar, es lo mejor. —lo escucho murmurar.

—¿Lo mejor? —repito, confusa— Esteban, hemos estado juntos desde que tengo dieciocho años y eso no parecía importante entonces, ¿qué pasa con vos? —cuestiono, mis cejas hundiéndose ligeramente.

—Que estoy envejeciendo, Bella. —contesta, señalándose el mismo— Y vos sos una jovencita, no es justo que estés conmigo.

—Lo que no es justo es que estés cortando conmigo pues porque "sos mayor que yo" cuando ya lo sabíamos. —contesto, sin entender esté alboroto— ¿Cuál es la novedad, Esteban? —cuestiono, empezando a hablar con las manos— Vas a cumplir treinta y siete, y yo veintitrés, sí, ¿y qué? Catorce años, como cuando nos conocimos. —hablo con obviedad.

—No puedo seguir con esto. —termina diciendo, de nuevo— No puedo, Bella. —repite.

—No lo entiendo. —confieso, encogiéndome de hombros.

—Es mejor que terminemos. —suelta y yo me quedo en silencio, dejando de escuchar lo que dice.

Esteban me estaba dejando por algo que sabíamos de sobra, catorce años de diferencia, la misma que cuando nos conocimos, ¿qué cambiaba? ¿qué era lo que diferencia entre entonces?

—Me voy a dormir a casa de...

—Esteban, —lo interrumpo— no te vayas. Podemos hablar de esto, estoy segura de que...

—No, Bella. —niega, con más seriedad que antes— Ya lo he decido, terminamos aquí. —me deja helada con la frialdad con la que lo dice— Esto se ha acabado.

Aprieto mi mandíbula, asintiendo con la cabeza, me levanto de la cama y no tardo en agarrar un par de mudas. Me voy yo de aquí, pues él no tiene donde dormir y yo sigo teniendo la casa compartida con Blas. Hace unos años Esteban me dijo de vivir juntos, ahora era tiempo de que me fuera.

—Entonces, me voy yo. —murmuro.

El ambiente se queda en silencio, tenso, incluso incómodo. Esteban y yo nunca nos habíamos sentido incómodos juntos, era la primera vez.

Lo escucho irse de la habitación pasado un minuto, dejándome sola, no tardo en sentir mi corazón doler, nunca me había sentido así y me hace mierda, es cómo si alguien lo agarrará y estrujara con fuerza.

Saco mi teléfono y aviso a Blas de que voy para casa, él no tarda en contestar, preguntándome el por qué, no contesto.

Limpio las lágrimas que caen por mis mejillas y salgo de la habitación, Esteban está sentado en la mesa, me observa y yo quedo en frente.

—¿Estás seguro de esto? —pregunto, con la última esperanza de que me diga que no, pero eso no pasa. Esteban asiente con la cabeza y yo suspiro, tragando saliva— Está bien, mañana pasaré a recoger mis cosas...

Él no dice nada y yo doy está conversación por terminada, estoy a punto de irme ya pero no me voy sin antes decirle que me llame si cambia de opinión.

Llego a casa y Blas me espera en el sofá, moviendo su pierna de arriba abajo, como un tic nervioso. Nada más verme me frunce el ceño.

—¿Qué pasa, pelotuda? Me tenés en ascuas. —me regaña.

—Esteban a roto conmigo. —murmuro, llegando a sentarme a su lado.

El silencio se hace en nuestro salón, sólo escuchándose la televisión. Blas me deja unos segundos, sabiendo que ni siquiera he reaccionado todavía.

—Dice que no es justo que esté con alguien mayor como él, —le cuento, mirando un punto del suelo— pero siento que es sólo una excusa. Creo que en realidad ya no me quiere. —digo en voz alta lo que he estado pensado durante el viaje a casa, mi voz se rompe nada más al pensar en ello.

—Bella... —habla él, sigo hablando.

—Catorce años de diferencia, como al principio, ¿cuál es el cambio? No lo entiendo. —sigo divagando— A mi nadie me va a quitar la idea de la cabeza de que es sólo una excusa, Blas. Ha dejado de quererme. —suspiro— Pensé que me miraba con amor, un amor que seguramente inventé yo.

Fin







Hoooola, esperen mañana el epílogo igual, eh.

¿Qué os ha parecido? ¿Bien? ¿Mal?

No me acuerdo en que capitulo avise de que tenía mal de amores (ya estoy bien) , pero ese era mi aviso de que seguramente iba a acabar mal el fic. Pero bueno, pido perdón (o no).

En fin, espero que os haya gustado y os veo mañana (o esta noche) en el epílogo,

Love, M 🧡

Eyes don't lie  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora