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Esteban me dijo que me duchara en su habitación y eso hice, poniéndome el mismo chándal que antes. Después, nos quedamos un rato en la que era su cama hablando de cualquier cosa, nada importante.

Cuando llega la hora de salir para cenar, me dice que tengo que salir por la ventana de atrás, asi nadie me verá y puedo decir que he ido a dar un paseo por la montaña, él saldría un poco más tarde.

Asi que, ambos vamos hacía la ventana de atrás, él la abre para mí y me alza para que yo pueda llegar a ella pues, está bastante alta. Cuando veo la altura del otro lado, me agarro de su cuello, cagada.

—Parece un quinto esto, boludo. —digo, exagerando un poco, Esteban se ríe, dejando un corto beso en mis labios por la cercanía.

—No es ni un primero, Bella. —responde, haciéndome sonreír.

—¿Me romperé una pierna? —él niega con la cabeza.

—Y si eso pasa, yo te ayudo con lo que querás.

—Pero no me quiero romper nada.

Él se burla pero me deja tranquila a la par de los segundos, me agarro de la ventana y paso ambas piernas hacía el otro lado, cuento hasta tres antes de saltar hacía fuera.

—¿Estás bien? —pregunta, no contesto.

—No lo sé. —murmuro.

Me levanto del suelo, miro que todo este bien conmigo y alzo la cabeza, viendo el rostro de Esteban mirandome, le enseño mis pulgares hacía arriba.

—Bien, ve con los demás.

—Vale, profesor. —contesto, antes de irme.

Llego a la fogata, mis amigos ya están ahí sentados y cuando me ven empieza a gritarme para que vaya con ellos, pero Blas se levanta de su asiento y viene a grandes zancadas hacía mi, cuando esta en frente me agarra del brazo y me lleva un poco lejos de todos. Saco mi teléfono del bolsillo antes de que él pueda decir nada, enseñandoselo.

—Estuviste ahí desde las siete, pelotuda, son las nueve de la noche, ¿qué hacían? —habla, en modo regañina. Le doy una sonrisa inocente, encogiéndome de hombros— Ay, no.

—Ay, sí. —contesto, burlona, su cara de disgusto me hace reír.

—¡Ay, no! —grita, agarrándome de los hombros de golpe, me asusto, saltando en mi sitio por su repentino grito.

—¿¡Qué pasa, boludo!? Me asusté, tarado de mierda. —le pego un manotazo.

—Tenés un chupón. —suelta, y hay un silencio mientras nos miramos.

—No. —suelto, y él asiente, señalando su propio cuello, bajo el oído, justo en la curvatura de la mandíbula— Bendita mierda, Blas.

—Ves y maquíllate, ya. —me ordena, señalando la cabaña.

—No traje maquillaje. —contesto.

—Ah, no... A vos te pegaron al nacer, nena.

—No pasa nada, no diré nada. Quién pregunte le diré que fue su papá. —digo, haciendo reír a Blas.

—Está bien. —asiente con la cabeza— Si no, le digo yo mismo que no les importa.

—No, pensarán que fuiste tu entonces, che. —digo, porque él no ha caído.

—Entonces... —piensa— me uniré a los demás y te preguntaré quien fue.

—Ah, bueno, para que enemigos...

Llegamos con lo demás justo cuando Esteban sale de su cabaña, lo veo ponerse al lado de Paula y Fran, en frente de nuestro grupo de amigos.

Los chicos parecen no darse cuenta del chupón, hasta que empezamos a comer y cada uno se sienta en el roble, a mi me toca a la derecha Blas y a la izquierda, donde tengo el chupón, Juani.

—La concha de la lora. —suelta él, casi gritando, haciendo que todos lo miremos, incluso algunos profesores— ¿Qué tenés ahí, Bella? —cuestiona, señalándome el cuello.

—Un mosquito. —suelto con rapidez, él estalla en risas y los chicos le preguntan.

—Tiene un chupón la muy boluda.

—Disque un mosquito. —habla Santi, burlándose, haciendo una montañita con su mano.

—Oye, ¿y quien fue? —pregunta Pipe.

—Queti. —contesto, veo como algunos profesores se van acercando a los alumnos para preguntar si quieren más comida, a nosotros nos toca Esteban y yo me empiezo a poner colorada por si escucha algo.

—¿Quién te hizo el chupón, Bella? —pregunta Blas a mi lado, justo cuando Kukuriczka llega a nosotros— Ni a mi me contaste.

Mi cara tiene que ser un tómate.

—No lo dice, eso es sospechoso. —salta Lain, Simón le da la razón.

—No queremos, gracias. —le responde Santi a Esteban, el cual nos acaba de preguntar.

—Es un chico de otro instituto. —miento, Esteban se va pero logro ver la sonrisa en sus labios.






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Love, M 🧡

Eyes don't lie  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora