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Esteban perspectiva

La calefacción del carro me hace respirar con tranquilidad, fuera hace un frío que me pone malo. Dejo las compras y mi chaqueta en el asiento de copiloto, las gotas de lluvia caen con fuerza en el parabrisas y empiezo a manejar hacía casa.

Me detengo en un semáforo, apago la música cuando mis ojos detectan una silueta conocida en un banco, frunciendo mi entrecejo bajo la ventanilla de copiloto, fijando mi vista para ver que si se trata de ella. Tira su cabello hacía atrás, y pasa su mano derecha por debajo de sus ojos.

—¡¡Bella!! —la llamo, está alza su cabeza y con confusión se acerca a la ventanilla del coche.

—¿Profesor? —su tono de voz hace que me de un vuelco al corazón, parece muy triste, sus ojos también me lo hacen saber.

—Subite, debes estar helada. —le pido con suavidad, agarro las bolsas de la compra y las dejo atrás, la chaqueta la dejo en mi regazo. Bella niega con la cabeza— No me hagas repetirlo, dale. —ordeno con autoridad, pasan unos segundos hasta que termina subiéndose.

Cierro su ventana cuando esta dentro, le entrego la chaqueta y pongo la calefacción más fuerte para ella, cuando la miro de vuelta veo que se ha puesto la chaqueta en el regazo.

—Ponetela encima, tarada. —hablo, se le tiñen las mejillas de rojo.

—Gracias. —murmura, puedo escuchar sus dientes repicar por el frío.

—No es nada, decime por donde tiro. —asiente con la cabeza.

El coche se queda en silencio, menos por las direcciones que ella me da para llegar a lo que pienso que es su casa.

—¿Qué hacías ahí sola?

—Oh, es que me iba a duchar pero se me ha olvidado el jabón en casa. —responde, puedo notar la diversión en su voz y eso me hace darle una ojeada.

—Y encima vas en vestido, ¿estás loca? Hace un frío para que empiece a nevar y tú así, ¿en qué pensás vos, Bella? —la regaño.

—Y bueno, siempre voy en vestido. —se encoje de hombros— A la derecha está mi casa, ¿podes parar en la puerta, por favor? —asiento con la cabeza.

Aparco donde me lo pide y me giro un poco para observarla, ella imita mi acción, quitándose el cinturón, tiene el cabello pegado al rostro y sus ojos ahora me miran con suavidad, todo su vestido está mojado por la lluvia que le ha caído encima. No se me pasa por alto que no me ha respondido la pregunta de qué hacía sola en la lluvia.

—Muchas gracias, profesor. —dice, y ya no sé si lo hace para joderme.

—Llámame Esteban, Bella.

—Está bien... Profesor. —se ríe, haciéndome sonreír— Me voy a ir ya, debo de darme un ducha. —dice y yo asiento.

La lluvia ya no es tan intensa como antes pero sigue chispeando, la veo abrir la puerta del coche y cuando está a punto de salir me vuelve a mirar.

—¿Querés un mate? Es mi forma de darte la gracias. Aunque si no te gusta, como a mí, tengo chocolate caliente.

No debería aceptar entrar en casa de una alumna, más cuando esa alumna se trata de Bella, la cual tuve un encuentro bastante caliente en un jodido lavabo de biblioteca.

—No hay nadie en casa, venga, no pasará nada. —pide, sus cejas hundiéndose un poco.

—Solo uno. —contesto, ella asiente sonriendo.

Entramos en su casa, un olor a vainilla llega a mi olfato, me recuerda al perfume de mi hermana menor y eso me hace sonreír.

Ella me deja en el salón, diciendo que se va a duchar rápido y que me sienta cómo en casa, cuando se va me pongo a chismear un poco, más sobre las fotos que están sobre la chimenea, en varias sale ella sola junto con la que supongo que es su mamá, menos en una, que sale también con su padre, Bella se parece mucho más a él. Dejo la foto en su sitio y decido sentarme en el sofá, pero cuando me siento escucho un papel arrugarse en mi trasero, me aupo, confundido y agarrando aquella hoja.

Es una nota...

Esteban, no la leas...

Bella, imagino que estás con tu papá pero si no es así, no creo que llegue está noche de trabajar, lo siento cariño.

Aunque, amaría que me hicieras la cena que tanto amas hacer para mí cuando estoy cansada.

Oh, y no te olvides que debes de llamar a la mamá de Juani para desearle feliz cumpleaños.

Te amo, tu mamá.


Supongo que Bella ya la ha leído porque estaba en el sofá, lo dejo a mi lado cuando la escucho salir del baño, me sonríe nada más entrar al salón.

—Vamos a la cocina, te haré un mate. -me hace una señal con la cabeza, y yo me levanto del sofá con una sonrisa.

Entramos en la cocina y me sorprendo gratamente cuando veo lo espaciosa y bonita que es, sigo a Bella y me pongo a su lado mientras ella me hace el mate. No puedo evitar fijarme en ella y en todo su ser, una chica tan delicada... Tan linda... ¿Por qué estaría bajo la lluvia con tan mala pinta?

—No me miré así, profesor. —su tono en regañina me hace subir mi mirada a sus ojos, divertido.

—Es algo que no puedo contener, querida.

Oigo como intenta respirar con profundidad disimuladamente, cosa que me hace sonreír, me entrega el mate con una sonrisa y yo rozo mis dedos con los suyos a propósito, cosa que no pasa desapercibido por ella.

Esconde sus manos detrás de su espalda, pero no se aparta de mí, su rostro alzado para poder verme bien, su calor corporal se junta con el mío.

Dejo el mate en el pollete y me atrevo a alzar mi mano para pasarla por el mechón de cabello que escapa de su recogido, llego a la espinza que sujeta todo su cabello y la desato, su melena cayendo por espalda y hombros, no deja de mirarme a los ojos y yo a ella tampoco.

—Así mejor. —pronuncio lentamente, mis dedos pasando por la línea de su mandíbula ahora. Los ojos de Bella se oscurecen, su pupila haciéndose un toque más grande.

—Debes alejarte. —responde, sus manos en mi estómago pensando en si empujarme o no, pero solo logra hacer una bola en sus manos con mi camiseta.

Ella dice una cosa y sus ojos me dicen otra...

Los ojos no mienten.

—¿Es lo que quieres? —cuestiono, bajando mi tono, acercando mis labios a su rostro— Porque no lo parece... —rozo mis labios con su mejilla, bajando hasta la comisura de sus labios.

—¿Ah, no? ¿Y qué es lo que parece, profesor? —sus ojos buscan a los míos y yo sonrío por el maldito apodo.

Estoy por responder pero un estruendoso trueno se escucha con fuerza, Bella da un paso atrás de golpe y yo me quedo en silencio por unos segundos.

—Debería irme ya... —anuncio, la veo asentir— Llámame si me necesitas, Bella... Para lo que sea.

Eyes don't lie  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora