CAPÍTULO VI

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De tanto llorar me había quedado dormida, escuché unas voces en la sala, me levanté de la cama, fui al baño y me arreglé un poco para que no pareciera que acababa de despertar, me lavé los dientes y salí de mi habitación, cuando llegué a la sala me encontré con mi abuela y con la persona que menos quería ver en éste momento, sí, Rebecca Armstrong, mi ex jefa y madre de mi hijo.

-¿Qué haces aquí?

-Tenemos que hablar.

-Te dije que contigo no quería hablar.

-Freen, cariño, habla con ella, no lo hagas por ti, hazlo por tu bebé que no tiene la culpa de nada.

-Está bien.

-Yo las dejo solas, voy con la vecina, si necesitan algo me avisan.

-Gracias abuela.

Se acercó a mi, me dió un beso, se despidió de Rebecca y salió del apartamento para dejarnos hablar solas, me senté en el sillón frente a ella.

-Habla ya.

-Primero que nada quiero pedirte una disculpa por mi reacción.

-Acepto tu disculpa. - dije secamente.

-iMaldita sea por una vez en tu vida puedes cambiar tu actitud!

-¡Ahora resulta que a la señora no le gusta que le hablen con mala actitud pero ella sí puede hablarle a los demás como ella quiera!

-¡Freen por favor!

-¡A mi no me grites!

-Lo siento.

-Di lo que tengas que decir porque estoy cansada.

-Está bien, me voy a hacer cargo del niño o niña y le daré mi apellido, lo voy a visitar pero no viviremos en la misma casa.

-Está bien y eso de no vivir en la misma casa me parece perfecto, cuando el bebé nazca veremos
términos de visita.

-Muy bien, otra cosa.

-¿Qué?

-No vas a trabajar más.

-¿De qué estás hablando?

-No vas a trabajar, tienes que cuidarte.

-Estoy de acuerdo en que debo cuidarme pero en no trabajar no, tengo que trabajar.

-No.

-Sí.

-Si quieres trabajar, vas a trabajar conmigo en la empresa, así puedo estar asegurándome de que estés bien.

-Si no hay de otra acepto.

-Bien. Tus horas de trabajo se van a modificar y yo misma te recogeré para ir al trabajo y te traeré.

-No, yo soy una empleada más, no tengo porque gozar de privilegios.

-Son las condiciones si no, no hay trabajo.

-Bien.

-¿Ya fuiste con un obstetra a revisión?

-Aún no, pensaba ir el fin de semana.

-Mañana a la hora de tu almuerzo iremos.

-¿Iremos?

-Sí.

-Para asegurarte de que sea tu hijo.

-No, para ver cómo está.

-¿Por qué ahora estás tan segura de que es tu hijo?

-Porque te creo y lo ví en tus ojos.

No contesté nada, no sabía que decir ante eso, nos quedamos unos minutos en silencio, ninguna de las dos decía nada, ésta será nuestra nueva vida, con un hijo en común por el que tenemos que ver.

PREDESTINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora