CAPÍTULO VIII

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Con su mano tocó mi mejilla y la acarició, se escuchó que se le complicaba respirar y de un momento a otro su mano dejó de tocar mi mejilla para caer a su lado.

-¡ABUELA NO, NO, NO! - la abracé y puse mi cabeza en su pecho.

Rebecca llegó corriendo hasta donde estábamos, al ver la escena no dijo nada, yo sólo lloraba y abrazaba a mi abuela, mi abuela, la mujer que me crió, la mujer que me cuidó, que me quisó, la que hizo todo lo posible por verme bien, la única persona que me quedaba en este mundo, lo que más me dolía es que no pude hacer nada por ella cuando estaba ahí tirada, no volvería a verla en la cocina al levantarme, no la volvería a ver abrir sus hermosos ojos, aquellos que me miraban con amor, mi abuela, mi segunda madre, se fue mi padre, mi madre y ahora mi abuela y que podría hacer, nada, no podré compartir con ella ningún momento más, no podría enseñarme cómo cuidar a mi bebé, no lo cuidaríamos juntas, mi abuela se fue, antes de comenzar éste nuevo viaje a mi lado, éste nuevo capítulo, no estaríamos juntas.

-iPerdóname, debí haberme quedado contigo esta mañana, no debí dejarte sola!

Llegó la ambulancia, entraron los paramédicos, no quería alejarme de ella, Rebecca se acercó y se agachó para acercarse a mí.

-Freen, ven.

-No quiero.

-Debes dejar que se la lleven.

-Pero no quiero.

-Por favor.

Me dió su mano, la tomé y me ayudó a levantarme, salimos del baño, los paramédicos la levantaron en una camilla, la cubrieron y se la llevaron, así como el apartamento había estado lleno, se vació de un momento a otro, sólo quedamos Rebecca y yo, estaba sentada en el sillón, Rebecca fue a hacer unas llamadas, por mi mente sólo pasaban imágenes de momentos que viví con mi abuela, cuando me enseño a cocinar por primera vez y casi quemé la cocina, cuando terminé la preparatoria estuvo ahí conmigo o cuando renté éste apartamento con mi primer sueldo y la traje aquí para que lo conociera, era la mujer más feliz, se la pasaba en la cocina, su lugar favorito del apartamento, volteé hacia la cocina, mientras cocinaba algo, bailaba y cantaba, era una mujer alegre, no me dí cuenta que Rebecca estaba frente a mí.

-¿Estás mejor?

-No. - rompí en llanto, Rebecca se acercó y se sentó a mi lado, la abracé, eso la tomó por sorpresa porque tardó unos segundos en responder mi abrazo, lloré durante horas abrazada a ella, cuando estaba más tranquila me separé de ella, Rebecca me miró y me dió una sonrisa tierna.

-Voy a prepararte algo para que comas.

-No tengo hambre.

-Freen, debes de comer algo.

-No tengo ganas.

-Hazlo por el bebé.

-Está bien.

Se levantó del sillón y se fue a la cocina, me levanté y fui a mi habitación, me acosté en la cama, me acordé de mi abuelita y comencé a llorar y lentamente me fui quedando dormida.
Escuché que alguien me estaba hablando, abrí los ojos lentamente, Rebecca estaba sentada en la cama a mi lado.

-Ya está la comida.

-Gracias.

-No hay de que.

-En serio, gracias por todo.

-No tienes nada que agradecer, sé lo que se siente perder a un ser querido, yo perdí a mi madre cuando era pequeña.

-Lo siento.

-Está bien.

-¿Y tu padre?

Cuando pregunté eso se removió incómoda, desvió las mirada hacia otro lado, parecía como si no le gustara hablar sobre ese tema, era notable que le incómodaba.

-Vamos para que comas porque la comida se enfriará.

-Está bien.

Me levanté de la cama muy rápido y me mareé, Rebecca se acercó a mi y me ayudó a sentarme en la cama nuevamente.

-¿Estás bien?

-Sí, me levanté muy rápido.

-Debes tener más cuidado.

-Lo sé.

-¿Quieres que te traiga la comida aquí?

-No, gracias, vamos afuera.

-Está bien.

Me levanté nuevamente pero ésta vez con más cuidado, salimos de mi habitación, enfilamos hacia el comedor, me senté, Rebecca sirvió dos platos de pasta, me dió uno y ella agarró el otro, comenzamos a comer.

-Sabes cocinar muy bien.

-Gracias.

-Mi abuela me enseñó a cocinar - mordí mi labio inferior para evitar llorar - la primera vez por poco quemo la cocina. - me reí, de nuevo recordé a mi abuela y comencé a llorar, Rebecca se levantó de la mesa, se acercó a mi y se pusó de cuclillas frente a mi.

-Todo va a estar bien.

-Debí haberme quedado con ella ésta mañana cuando me dijo que estaba cansada...quizá si me hubiera quedado con ella.aún estaría aquí conmigo..quizá no se habría ido... ésto fue mi culpa..debí haber estado al pendiente de ella.

-No te culpes, eso no te hace bien ni a ti ni al bebé, tú no tienes la culpa de nada, las personas vienen y van, tu abuela estaba enferma, tú no tuviste la culpa de nada.

La abracé, ella respondió a mi abrazo, pasó un brazo por debajo de mis piernas y otra por detrás de mi espalda, me cargó, caminó conmigo hasta mi habitación, me acostó sobre mi cama, se sentó a mi lado, comenzó a acariciar mi cabeza y se quedó a mi lado hasta que me quedé dormida, quizá esta mujer si tiene un lado bueno como decía mi abuela.

PREDESTINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora