CAPÍTULO XX

4.1K 407 7
                                    

Ya habían pasado un poco más dos semanas, mi vientre se había abultado demasiado, de un día para otro creció, por fin podía levantarme y caminar, no debía esforzarme tanto pero ya podía estar libre de la cama, me levanté, me duché e hicé mi rutina diaria, Rebecca se fue a trabajar, no podré ir a trabajar por un largo tiempo y no porque no quiera, sino que la señora mandona no me deja, estoy todo el día aquí con Margaret, la distancia que nos dividía a Rebecca y a mi en la cama se había acortado, incluso unas noches sentía cuando posaba su mano en mi vientre, eso me hacía dormir más tranquila, Rebecca ha cambiado un poco y eso me alegra, cuando me vestí, salí de la habitación.

-¡Buenos días Margaret!

-¡Buenos días mi niña!

Estos días Margaret y yo nos hicimos muy buenas amigas, ella me cuida mucho y a veces hablamos durante horas, Rebecca ha estado acercándose un poco, está vez no lo arruinaré, seremos amigas si esa es la única manera de estar junto a ella y alegrarle la vida un poco.

-¿Margaret qué harás hoy?

-Nada mi niña ¿Por qué?

-¿Y si vamos a la empresa a sorprender a Rebecca para llevarla a comer a algún lugar?

-Mmm, no lo sé, ¿Por qué no vas tu sola?

-Dígamos que no sé como vaya a reaccionar.

-Va a reaccionar bien.

-¿Estás segura?

-Sí, desde que llegaste aquí iluminaste esta casa y ella ha reído más de lo que reía antes, nos cambiaste la vida a todos pero sobre todo a ella y te lo agradezco, tenía mucho tiempo sin verla así.
- dijo con lágrimas en los ojos.

-No tienes que agradecer nada, no llores porque me vas a hacer llorar.

-Lo siento mi niña.

La abracé y comenzamos a llorar las dos, las hormonas me causaban muchos cambios, nos quedamos llorando abrazadas por unos minutos hasta que el sonido de la puerta abriéndose nos separó, Rebecca entró a la cocina donde estábamos las dos.

-¡Buenos días! - dijo, pero se nos quedó viendo confusa. - ¿Estaban llorando?

-No. - dijimos las dos al mismo tiempo.

-A mi no me mienten - se acercó y nos abrazó a las dos - ¿Por qué lloraban?

-Es que vimos una historia en mi celular y estaba muy emotiva.

-Así es mi niña.

-Pues ya no vean esas historias si las van a poner así.

-¿Por qué llegaste tan temprano? - le pregunté.

-Pues no había mucho que hacer y terminé porque hoy quiero descansar, prepárate porque te llevaré a un lugar para celebrar que ya puedes levantarte de la cama.

-¿En serio?

-Sí, ve a arreglarte.

-¡Gracias! - dije abrazándola.

-No hay de que.

Miré a Margaret, ella sonrió y me guiñó el ojo, le sonreí, salí de la cocina directo a la habitación, tomé una blusa y un pantalón, me lo puse pero me veía muy gorda, tomé otro cambio de ropa pero me veía peor, seguí buscando pero todo me quedaba igual, me cansé de buscar, me puse un vestido ajustado a mi cuerpo, me estaba viendo en el espejo y comencé a llorar, en eso entró Rebecca a la habitación.

-¿Estás bi..¿Por qué lloras?

-Es que me veo gorda. - dije sollozando, Rebecca
se acercó a mi y me abrazó.

-No te ves gorda.

-Sí me veo.

-Pero te ves bien así.

-Aceptaste que me veo gorda.

-No...yo....no...

-Lo aceptaste.

-No, te ves bien así, estás embarazada y a todas las embarzadas les crece el vientre pero no se ven gordas.

-Pero...

-Pero nada, te ves bonita así.

-¿Segura?

-Muy segura.

-Gracias.

-No tienes que agradecer, pero hay que irnos porque se nos va a hacer tarde.

-Está bien.

Me limpié las lágrimas, me coloqué poco maquillaje, me pusé una chamarra de mezclilla y unos tenis, tomé mis cosas y salimos de la habitación, bajamos las escaleras y nos despedimos de Margaret, salimos y Rebecca me abrió la puerta de su auto, subí, la cerró y rodeó el auto para subirse, una vez arriba arrancó el auto, llegamos a un centro comercial y se estacionó.

-¿Que hacemos aqui?

-Pues creo que llegó el momento de comprar la cuna y algunas cosas más.

-¿En serio?

-Sí, tenemos que tener todo preparado.

Me emociona la idea de comprar todo, pero lo que más me emociona es que ella lo haga connmigo y haya tenido la iniciativa de hacerlo, me acerqué a ella y le dí un beso en la mejilla, al principio se sorprendió pero después sonrió, bajamos del auto, nos dirigimos a una tienda de bebé gigante, compramos varios trajes, chupones, biberones, pañales y una pañalera, después fuimos a la parte de muebles y escogimos una cuna blanca porque aun no sabemos el sexo, una silla para el auto y una para comer, Rebecca se emocionó tanto que terminó comprando la andadera, tomamos las bolsas más pequeñas, mientras ella estaba hablando con la encargada sobre la dirección a donde llevarían todo, me salí para tomar aire fresco, estaba sentada en una banca, se acercó una mujer estaba simpática pero no tanto como Rebecca.

-Buenas tardes. - dijo.

-Buenas tardes.

-¿Puedo sentarme?

-Claro.

-Tu belleza es muy notable.

-Gracias. - contesté un poco tímida.

-Mi nombre es Charlotte.

-Mucho gusto Charlotte, yo soy Freen.

-El gusto es mío Freen.

-¿Y qué te trae por aquí?

-Vine a comprar algunas cosas.

-Eso es bueno.

-Sí.

-¿Te puedo hacer una pregunta?

-Claro.

-¿Eres soltera?

Nadie en mi vida se había acercado a mi para hablar, nunca tenía tiempo para salir, iba a trabajar y del trabajo volvía al apartamento con mi abuela, por eso nunca tuve una vida social como las demás personas de mi edad, yo amo a Rebecca pero ella no siente lo mismo por mi y eso me mata, me mata la idea de que pueda estar con otra, pero si es su felicidad la dejaré ir, por eso debo comenzar a conocer a más personas.

PREDESTINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora