CAPÍTULO VII

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Cumplí un mes de embarazo, aún no se me nota, para eso falta un poco de tiempo, las cosas con Rebecca seguían igual, su carácter es muy dificil de comprender, apenas y hablamos cuando estamos juntas, en el camino a la empresa solo es silencio, me levanté como siempre, me duché e hice mi rutina diaria, cuando salí de mi habitación fui a la cocina, mi abuela no estaba, eso me preocupó, es raro que no se levante, fui a su habitación y estaba acostada.

-Abuela ¿Estás bien?

-Sí Freenky, no te preocupes, es que estoy un poco cansada, voy a dormir otro rato.

-Voy a llamar a Rebecca para decirle que no podré ir a la empresa hoy porque me quedaré a cuidarte.

-No Freen, debes ir a tu trabajo, yo estaré bien, solo estoy cansada.

-Pero abuela.

-Pero nada, no puedes descuidar tus obligaciones por mi, así que desayuna y ve a trabajar.

-Está bien, pero promete que me llamarás si te sientes mal.

-Lo prometo.

-Te quiero abuela.

-Yo yo a ti mi niña.

Me acerqué, la abracé y le dí un beso, fui a la cocina y desayuné, esperé a Rebecca y cuando llegó subí al auto.

-Buenos días Freen.

-Buenos días.

-¿Cómo te has sentido hoy?

-Bien, gracias.

-Me alegro.

Ninguna de las dos dijo nada más, Rebecca arrancó el auto hacia la empresa, entramos las dos juntas, cada quien fue a su puesto, a la hora de la comida salí a comer, cuando terminé, regresé a la empresa y continué trabajando, sonó el teléfono y contesté.

-Diga.

-Freen ven a mi oficina.

-Está bien.

Me levanté de mi escritorio y fui a su oficina, toqué la puerta.

-Adelante. - entré a la oficina, Rebecca estaba sentada en su silla.

-¿Necesitas algo?

-No, quería avisarte que ya nos vamos.

-¿Tan temprano?

-Sí, ya terminé el trabajo que tenía que hacer.

-Está bien.

Se levantó de su silla después de ordenar unos papeles en su escritorio.

-Vé por tus cosas.

-Está bien.

Me dí la vuelta pero fue muy rápido, me mareé,
mis pies no me respondieron, iba a caer al suelo, pero sentí que unos brazos me atraparon antes de caer, Rebecca me ayudó a recostarme en el sillón.

-¿Estás bien?

-Sí, gracias.

-Te traeré agua.

Salió de la oficina, tengo que tener más cuidado y tratar de que mis movimientos no sean tan repentinos porque puedo lastimar a mi bebé, unos minutos después volvió a la oficina con un vaso de agua, me reincorporé en el sillón y me dió el vaso de agua, comencé a beber el agua.

-¿Te sientes mejor?

-Sí.

-Ahora con más razón vámonos.

-Está bien.

Me levanté con cuidado del sillón, comencé a caminar, volteé a ver a Rebecca y le dí una sonrisa, ella me respondió con una media sonrisa, que borró al darse cuenta de que estaba sonriendo, ésta mujer es incomprensible, pero bueno, salimos de la oficina, tomé mis cosas y salimos directo a su auto, me abrió la puerta para subirme y después rodeó el auto para subirse, en cuanto estuvo arriba, arrancó hacia mi apartamento, me bajé del auto después de darle las gracias, comencé a caminar pero su voz me detuvo.

-Freen espera.

-¿Qué pasa?

-Yo voy contigo.

-No te preocupes.

-No quiero arriesgarme a que te vayas a marear y te caigas.

-Está bien.

Caminé adelante de ella, entramos al edificio y subimos al apartamento, abrí la puerta, entré y la dejé pasar, mi abuela no me lo perdonaría si no la dejo entrar al apartamento, no sé porque insiste tanto en que me acerque a ella, pero si ella no me quiere cerca no lo obligaré.

-Abuela, ya llegué. - no contestó.

-Abuela. - dije por segunda vez sin respuesta, eso me preocupó, caminé hasta su habitación, ya no estaba en la cama, quizá estaba en el baño, la puerta estaba cerrada, toqué.

-Abuela ya llegué ¿estás bien? - sin respuesta, mi corazón comenzó a latir más rápido, toqué la puerta más fuerte, Rebecca escuchó y se acercó.

-¿Qué pasa?

-No me contesta y no abre la puerta.

-Voy a intentar abrirla.

-Sí.

Comenzó a girar la chapa, no podía abrir, mi corazón comenzó a latir más rápido.

-Con permiso, voy a tirar la puerta.

Me moví lo suficiente para que pudiera tener espacio, se hizo hacia atrás y golpeó la puerta una vez, no se abrió, volvió a retirarse y la golpeó nuevamente, continuó cerrada, se hizo más atrás y golpeó la puerta con el pie, la puerta se abrió de golpe, cuando miré adentro no podía creerlo, mi abuela estaba tirada en el piso, corrí hasta ella y me acerqué a ella.

-¡Abuela, ¿estás bien?, contéstame?!

-Oh Freen, te quiero mucho mi niña.

-Yo también te quiero abuelita. - dije llorando. -
¡LLAMA UNA AMBULANCIA POR FAVOR!

-Es lo que estoy haciendo pero no contestan.

-¡INTÉNTALO DE NUEVO!

-En eso estoy.

-Freen, cariño, ya no te preocupes por mi, ya voy a descansar y con tus papás te vamos a cuidar desde donde estemos.

-No abuela, tú no me puedes dejar sola, mi bebé y yo te necesitamos aquí con nosotros, tenemos que estar juntas, por favor, eres la única persona que me queda. - dije sollozando.

-Ya viene la ambulancia. - dijo Rebecca acercándose a nosotras. - Aguante señora, ya viene la ambulancia.

-No hija, ya llegó mi momento, yo ya no voy a estar más con ustedes.

-Abuelita no digas eso, tú vas a ponerte bien, vas a estar conmigo y con mi bebé, recuerda que me prometiste que lo ibamos a cuidar juntas, pues tienes que cumplirlo.

-Freen, lo siento por no poder cumplir mi promesa, pero yo los cuidaré a los dos, de eso no tengas duda. Rebecca.

-Si. - contestó ella.

-Quiero que me prometas algo.

-Dígame.

-Quiero que cuides a mi nieta, no quiero que se sienta sola, quiero que la cuides a ella y a tu hijo, porque ellos necesitan de ti, no pueden estar solos.

-No se preocupe, no van a estar solos.

-Gracias. - dijo con un hilo de voz.

-No hables abuelita, no te esfuerces, iMALDITA
SEA POR QUÉ TARDA TANTO LA AMBULANCIA!

-Freen, no te pongas así mi niña, le puede hacer daño a tu bebé, quiero que sepas algo.

-Voy a ver si ya viene la ambulancia. - dijo
Rebecca levántandose para ir a la puerta.

-Abuelita, tranquila, ya vienen.

-Freen...

-No hables abuelita, no te esfuerces.

-No, tengo que decirte algo.acércate a Rebecca, ella es una buena mujer y sé que pueden llegar a ser felices, no la dejes sola, hay algo en su pasado que necesita soltar y ella sola no puede, necesita de ti y de tu bebé, para ser feliz , ese bebé es la luz que los va a ayudar, te quiero mi niña, tú eres fuerte y sé que podrás con ésto y más, no olvides lo que te dije. - dijo con un hilo de voz, con su mano tocó mi mejilla y la acarició, se escuchó que se le complicaba respirar y de un momento a otro su mano dejó de tocar mi mejilla para caer a su lado.

PREDESTINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora