CAPÍTULO XV

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                                 Maratón 4/6
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Tengo tres meses de embarazo, mi vientre se ve más abultado, todo ha ido muy bien, Rebecca se acercó un poco más, ha venido a comer conmigo varias veces, en la empresa todos se enteraron de mi embarazo y de que Rebecca es la madre, Nita se disculpó conmigo, Rebecca no le devolvió su trabajo pero la convecí de que la ayudara a buscar otro trabajo, tardé mucho pero lo logré, todo ha marchado bien por la oficina, el señor George está muy contento de que será bisabuelo, incluso ya le compró sus primeros juguetes por si es niña o niño, acabo de llegar de trabajar, comencé a preparar la cena, Rebecca vendrá a cenar conmigo, nos hicimos amigas por el bien del bebé, cuando terminé de preparar la cena me fui a duchar y a ponerme algo más cómodo, apenas terminé de vestirme tocaron la puerta, era Rebecca, le abrí y la dejé pasar.

-Buenas noches. - dijo

-Buenas noches, la cena ya está lista.

-Siéntate, yo sirvo.

-Está bien.

Me senté, Rebecca sirvió la cena y nos sentamos a cenar juntas, hablamos durante un rato, me gustaba estar cerca de ella, al tenerla cerca me hace sentir algo que jamás había sentido, no sé porque, creo que me enamoré de ella, quien no lo haría, es guapa, también es fría y calculadora pero cuando te acercas un poco a ella, te das cuenta de que quizá podría cambiar, quizá nuestro hijo podría ayudarla a cambiar, quizá podrá iluminar su oscuridad.

-Gracias por la cena.

-No tienes que agradecer, voy a recoger esto.

-¿Te ayudo?

-No gracias, yo puedo.

-¿Segura?

-Sí, estoy embarazada no enferma.

-Pero de todas formas tienes que cuidarte.

-Estoy bien.

-Está bien, ¿necesitas algo?

-Ya que lo dices, quiero una paleta de coco con nuez.

-Mientras tu terminas yo traigo tu paleta.

-Sí, gracias.

-No hay de que, ya vuelvo.

Salió del apartamento, me levanté del comedor, recogí todos los trastes sucios y los llevé al fregadero, comencé a lavarlos, cuando terminé, limpié la cocina, después de unos minutos terminé, fui a sentarme al sillón, Rebecca aún no llegaba, se estaba tardando, después de veinte minutos llegó.

-Aquí está tu paleta.

-¡Gracias! ¿Por qué tardaste tanto?

-No había paletas de esas por ningún lado.

-¿Fuiste a buscarlas?

-Sí, las encontré en una tienda casi a la salida de la ciudad.

-No te hubieras molestado, hubiera comido otro día.

-No fue molestia, cómete la paleta antes de que se vaya a derretir.

-Gracias.

-No hay de que.

Se sentó en el sillón, abrí la paleta, comencé a comérmela.

-¿Quieres probarla?

-No gracias.

-¿Segura?

-Sí.

Cuando terminé la paleta tiré la bolsa a la basura y volví a sentarme en el sillón, volteé a ver a Rebecca, al verme se rió.

-¿Qué pasa?

-Tienes paleta en los labios.

-Ups.

-Te ayudo.

Se acercó a mi y con sus manos limpió mis labios, los miró por un momento, comencé a sentir mariposas en el estómago, nuestros rostros estaban separados por unos centimetros, hasta que Rebecca terminó con la distancia que nos dividía, comenzamos a besarnos, de un momento a otro estaba sobre mi, se estaba apoyando en sus brazos para no lastimarme, comenzó a quitar mi camisa, en unos minutos solo estábamos en ropa interior, me miró de los pies a la cabeza, la volví a besar, tomó mis piernas, me subió a su cadera y continuó besándome, caminó conmigo hasta mi habitación, me depositó en la cama suavemente, besó mi vientre y comenzó a subir besándo todos los espacios de mi cuerpo, se sentó en la cama y me subí a ella, podía sentir lo dura que estaba contra mi, de un momento a otro se deshizo de nuestra ropa interior, de una estocada me penetró, comenzó a moverse circularmente, empezó lento pero fue subiendo la intensidad, después de gritos y gemidos nos vinimos las dos, cuando terminamos nos quedamos acostados uno al lado del otro, estaba cansada así que me quedé dormida, sé que me arrepentiré de lo que hice pero no importa, quería estar con ella, no quiero tenerla lejos, me gusta verla cuando se ríe, sus ojos, sus labios, ¡maldita sea! Me gusta todo de ella, me siento tranquila, protegida, feliz, me siento acompañada, me hace sentir muchas cosas que no puedo explicar con palabras, pero tengo miedo, tengo miedo de sentir esto porque ella no siente lo mismo, para ella soy cualquier otra, pero ella para mi no, para mi ella es la única mujer, la única que me hace sentir todas estas cosas, no sé por qué siento todo esto cuando debería odiarla por todo lo que me ha hecho, quisiera poder odiarla, pero a la única persona que odio es a mi, por ser tan idiota y caer siempre, por lo que siento por ella, por amarla como la amo.

PREDESTINADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora