CAPÍTULO XXXI

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Tengo nueve meses de embarazo, ya todo está preparado para la llegada de nuestra pequeña, tenemos preparado todo para el momento en que nuestra pequeña llegue al mundo, Margaret ya volvió y la verdad es que la extrañé tanto, el abuelo vino a comer con nosotros, estamos todos en el patio trasero, Rebecca y el abuelo están afuera, Margaret y yo vinimos para llevar la comida.

-Niña te dije que yo puedo llevar la comida.

-Pero yo te quiero ayudar.

-Eres terca.

-Ya me lo han dicho. - dije riéndome.

-Bueno, tu lleva la jarra de agua y yo llevaré la comida.

-Está bien.

Tomé la jarra de agua y Margaret la comida, fuimos afuera con el abuelo y con Becky, me acerqué a ella y le dí un beso en los labios, dejé la jarra en la mesa y Rebecca se acercó a mi y su brazo, rodeó mi cintura, recargué mi cabeza en su pecho y la abracé, así nos quedamos unos minutos, hasta que sentí un fuerte dolor en la cintura.

-Auch.

-¿¡Que pasa cariño?

-No lo sé, me duele la....

No terminé la frase porque me dió un dolor en el vientre, sentí un líquido que corrió por mis piernas, acababa de romper fuente, llegó la hora de que nuestra bebé nazca.

-¡Rebecca, la bebé!

-¿La bebé?

-¡Ya va a nacer, acabo de romper fuente!

Se quedó un minuto sin moverse, hasta que reaccionó.

-¡La bebé!

Comenzamos a caminar a la casa, me estaba apoyanda en Becky para caminar, las contracciones comenzaron y cada vez eran más fuertes.

-Rebecca, vayan al hospital, allá las alcanzamos. - dijo el abuelo.

-Allá las veremos, suerte mi niña, todo va a estar bien, respira.

-Gracias.

Rebecca me cargó y fue directo a la camioneta, me subió al asiento del copiloto y rápidamente entró a la camioneta para ir al hospital, apenas estuvo arriba, arrancó la camioneta, los dolores eran cada vez más intensos.

-¡REBECCA, MÁS RÁPIDO!

-Tranquila cariño, respira ¿te duele mucho?

-¡REBECCA, MEJOR CÁLLATE!

-Lo siento, ya vamos a llegar.

-¡RÁPIDO!

Esa pregunta estuvo demasiado fuera de lugar,
¿cómo es posible que pregunte eso? si me ve como estoy, unos minutos después entramos al hospital, las enfermeras nos vieron y trajeron una silla de ruedas, en la que me llevaron a la sala de partos mientras Becky se quedaba a llenar unos formularios, me dejaron en la habitación, unos minutos después entró ella a la habitación, me dió un beso en la frente, esperamos durante un poco más de cuatro horas hasta que entró la doctora, seguida de varias enfermeras.

-Muy bien señoras Armstrong, llegó el momento de que traigamos al mundo a esta pequeña.

La doctora comenzó a darme instrucciones, Becky me dió su mano y cada que la apretaba hacía una mueca de dolor, despues de tantos gritos de dolor y contracciones, la habitación se inundó del llanto de nuestra pequeña.

-Felicidades, acaban de tener una niña preciosa y muy sana!

-¡Gracias Freen, te amo, gracias por haberme dado la felicidad de ser mamá!

-¡Yo también te amo y gracias por estar con nosotras!

Rebecca acarició mi rostro con sus manos y depositó un beso en mi cabeza, una enfermera limpió a la bebé, la envolvió en una cobija y se la dió a Becky, quien la cargó como si fuera una muñequita de porcelana, sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba sonriendo, se acercó y le dió un beso en la cabeza y se acercó a mí, la puso en mis brazos, era una bebé preciosa, lágrimas de felicidad comenzaron a correr por mis mejillas.

-¿Cómo llamarán a la bebé? - preguntó una enfermera.

Con Rebecca buscamos varios nombres cuando nos enteramos que era una niña y después de tanto buscar encontramos uno que nos gustó:
Sarah , lo escogimos porque era el nombre de su madre y Rebecca no podía estar más feliz con esto.

-Sarah, Sarah Armstrong. - dijo Becky.

La enfermera escribió el nombre en unos papeles y se llevaron a Sarah, lentamente todos fueron saliendo de la habitación.

TRES MESES DESPUÉS

Nos dejaron salir del hospital tres días después del nacimiento de Sarah, estábamos dormidas, Sarah es un ángel todo el día, pasa dormida, pero en la noche se despierta. Escuché el llanto.

-Te toca princesa.

-Está bien.

Me levanté y fui directo a la habitación de Sarah, me alegro de que la habitación de Margaret éste abajo, así la bebé no la despierta, entré a la habitación y cargué a Sarah.

-Hola pequeña, no llores, mejor duerme porque es noche.

Le dí de comer y la arrullé, caminé con ella a nuestra habitación así ya no tendremos que levantarnos, Becky estaba sentada en la cama.

-¿Qué haces despierta cariño?

-Te estoy esperando.

-Pero solo fui por Sarah.

-Lo sé, pero tengo algo que decirte.

-Está bien, solo deja la acuesto.

Acosté a Sarah en el centro de la cama, Rebecca se acercó a ella y depositó un beso en su frente, se levantó de la cama y tomó mis manos.

-¿Qué quieres decirme?

-Freen, te amo, eres lo mejor que pudo pasarme, tú y mi pequeña, son lo mejor de mi vida, son mis princesas, las que me hacen querer ser mejor cada día, me hacen querer cambiar, ustedes entraron en mi vida iluminando hasta el último rincón de oscuridad, todos los momentos que hemos pasado juntas, son los mejores momentos que me han ocurrido, eres el último rostro que me gusta ver antes de dormir, y el primero al despertar, te amo más que a nada y nadie, me encantas, me vuelves loca y sé que eres la mujer de mi vida, es por esto, que quiero hacerte una pregunta...

Para este momento yo ya estaba llorando, Rebecca tenía una sonrisa preciosa, sacó una cajita roja y se hincó frente a mi abriendo la caja, dentro, había un anillo precioso.

-Freen ¿Aceptarías pasar el resto de tu vida a mi lado?

-Sí, sí, acepto.

Me agaché frente a ella y la besé, el beso era dulce, suave pero con mucho amor, quizá no comenzamos bien, pero la amo, amo a esta mujer y quiero estar con ella, como mi abuela lo dijo, necesitaba ayuda de alguien para cambiar, con amor, todos cambian, interrumpimos el beso, Rebecca limpió mis lágrimas con sus pulgares y puso el anillo en mi dedo. Nuestra familia ya comenzó, las amo a las dos, amo a Becky, la primera mujer y la única en mi vida y amo a nuestra hija, nuestro pequeño farol, el pequeño farol que nos unió, cruzó nuestros caminos para formar uno solo, el farol que iluminó nuestra oscuridad y eliminó toda la tristeza, nuestra gran felicidad.



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Mañana les subo el epílogo, espero que les haya gustado esta historia

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