20. Final

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El ruido constante de los motores del avión es como un eco ensordecedor en mi mente, ahogando cualquier otro pensamiento. Mis manos se aferran al reposabrazos con fuerza, como si de esa manera pudiera contener todas mis emociones.

Afuera, el cielo lucia de un color azul espectacular, como una manta azul que se extiende hasta el horizonte y por debajo de mí, Corea se desvanece lentamente, como si poco a poco fuera borrada de un lienzo.

Anoche, fue mi última noche en Corea, Eunwoo organizó una cena junto con Hobi, estuvieron solo ellos y los chicos, pero, claramente Jungkook fue el único que falto.

No voy a mentir que tenía un foco de esperanza de que llegara aunque sea al final de la noche, sentía la necesidad de verlo y de por fin cerrar el ciclo que siempre se ha quedado abierto con él.

Quería irme de Corea sintiendo que no debía nada, sintiendo que podría olvidar todo una vez lejos de aquí.

Las grabaciones del drama fueron muy rápidas, aunque eso se justifica al ser un drama corto de solo unos 8-9 capítulos, se espera que se estrene para el siguiente año, teniendo nuevamente una razón para regresar.

Miro por la ventana y veo las luces de la ciudad desaparecer poco a poco, como pequeñas estrellas que se apagan una a una. Cada kilómetro que dejamos atrás me aleja más de todo lo que fui aquí. Y, aunque mi mente intenta mantenerse en el presente, mis recuerdos insisten en acecharme.

Recuerdo los días felices, los momentos compartidos, las risas, los abrazos. Recuerdo las palabras dulces, los cariños en lo oscuro de la habitación que ahora, se sienten tan distantes. Y mientras el avión se eleva más alto, siento que mi corazón se hunde más profundo en el abismo de la tristeza.

Las lágrimas amenazan con emerger pero no salen más, es como si mi cuerpo ya estuviera cansado de llorar, yo estoy cansada. Cierro los ojos con fuerza, tratando de bloquear los recuerdos que intentan abrirse paso en mi mente. Pero es inútil. Siempre regresan, recordando todo lo que perdí, todo lo que podía haber sido.

A medida que el avión continúa su ascenso, siento como una parte de mi se eleva con el, dejando atrás el peso de las expectativas, las decepciones y los sueños rotos. Pero, otra parte de mi se queda atrás, anclada en el pasado, incapaz de seguir adelante.

Y en ese momento, mientras observo como Corea se desvanece en la distancia, la sensación es diferente a la que fue hace cinco años, se que esta vez no es un regreso físico, sino también emocional. Es un viaje que se siente desconocido, pero sé que es seguro porque mi vida ya está ahí.

Me da miedo lo que pueda pasar a partir de ahora, pero sé también que es el único camino que en este momento tengo.

***

Londres me recibió con una lluvia, y se sabe que Londres, no es Londres sin eso. El día, a pesar de sentirse triste, yo lo veía emocionante, había extrañado lo que ahora consideraba mi hogar.

Habia extrañado mi bodega con mis cuadros, había extrañado mi arte, la comida, mis amigos, mi departamento. Ese lugar que me acogió desde la primera vez que llegué aquí y que desde entonces me acompañó en todos mis logros y también en mis fracasos.

Al regresar a Londres, me sumergí de lleno en mi refugio más sagrado: mi estudio de arte. Las calles grises y la lluvia constante parecían desvanecerse ante la explosión de color que brotaba de mi paleta y se plasmaba en el lienzo. Mis manos temblaban de emoción mientras tomaba los bocetos que había hecho en Corea, cada trazo un recuerdo vivido, una sensación, una emoción y un lugar.

Recordaba las miradas curiosas, el sonido caótico de la ciudad que aún seguían grabados en mi memoria. En mi tiempo en Corea olvidé un poco esta parte de mi vida y se siente feo, se siente feo olvidar tus sueños, tus pasiones, lo que realmente te hace sentir vivo.

Jungkook y tú eran amigos hasta que él se volvió famosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora