CAPÍTULO XVI OSCURIDAD TOTAL (Parte 3)

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    Lo explicado por Amadeo la asustaba, la duda quiebra su fuerza y su voluntad, ¿cómo va hacer posible que ella puede ser capaz de causar la muerte a su propia madre?, no quería hacerlo, ella la adoraba, por un momento el llanto se apodera de Mederit, en ese instante se niega, le dice que es imposible que acepte algo como esto.

El demonio le responde que no existe otra opción, por ello le dará tiempo para que lo piense y tome su decisión, pero le recuerda que debía apurarse, ya que el reloj marcaba el momento de regresar a la tierra, así mismo le recordó que si no lo aceptaba debían despedirse para siempre.

Esta se retira a meditar sobre lo que debe hacer, en su celda no deja de pensar qué pasaría si no vuelve a ver a su madre, esto le dolería mucho, la angustia le oprime el pecho, no entendía porque debía decidir sobre algo así. También, reflexiona sobre cómo sería no volver a ver a su amor, esto no puede ni pensarlo, nunca antes había sentido algo tan suyo, nunca había sido la opción de nadie, después de un rato ya tiene una decisión, corre donde el demonio para comunicársela.

—Ya lo pensé bien, te elijo a ti.

—¿Estás segura hermosa?

—Sí, absolutamente, y aunque me duele lo de mi madre no puedo vivir sin ti. Además, ella hizo su vida, y se fue con mi padre a pesar que mi abuela nunca estuvo de acuerdo, eso no la detuvo, igual se marchó con el amor de su vida.

Después de la elección de Mederit este la premió pasando una noche de pasión, en ese momento juntos ella reiteró una y otra vez que lo amaba más allá de lo impensable, y que su decisión era correcta. No había terminado la noche cuando la tomó por un brazo y le dijo que no podía pasar un día más que debían resolver lo de su madre para poder estar juntos para siempre.

Este la llevó en su Pegaso hasta la casa de su madre, una vez allí entraron de manera imprevista, cuando atravesaron el portal de la puerta su madre la vio parada junto a la enredadera de rosas, el lugar preferido de su pequeña cuando aún era niña, al verla inmediatamente se arrojó sobre sus brazos la cubrió de besos, y le dijo lo dichosa de saber que estaba bien después del infierno que se desencadenó en Ateliese.

Ella no respondía nada sólo la miraba mientras las lágrimas corrían por su rostro, el silencio se rompió cuando le dijo—Hijita ¿Qué pasa?

—Mamá, no olvides que te amo, perdóname, pero no pude hacer otra cosa—pronunciaba estas palabras, al tiempo que Amadeo atravesaba su espalda con sus garras y arrancaba su corazón.

La mujer caía muerta en los brazos de su hija, con su último aliento de vida alcanzó a ver el rostro de Mederit, lo que hizo que entendiera que ella era cómplice de todo lo ocurrido, con el corazón de su madre aun latiendo en sus manos, se marcharon rumbo al infierno para cumplir con la promesa que Amadeo le había hecho, la convertiría en un demonio.

Al llegar al infierno esta toma el corazón e invoca a los ancestros para solicitarle la transformación a cambio de la ofrenda dada, todo se cumple, Mederit se transforma en un ser hermoso, su ropaje se vuelve negro y atrevido, le sobresalen unas hermosas alas negras, no tan bellas como las de Aida, pero si se ve muy atractiva y perfecta.

Ese día entregó la vida de su madre a cambio del amor de Amadeo, un ser ruin y miserable, aunque lo ocurrido al principio le dolía mucho, después de su transformación algo cambió, no sentía dolor, ni ese amor puro por este, era más bien una pasión desenfrenada, un odio desmedido por el mundo, ganas de tenerlo todo, y con esa fuerza que ahora sentía nadie se interpondría en su camino, y si Aida intentaba algo esta vez, sí la pagaría.

Por su parte Amadeo después de lo logrado quería ir por algo más, necesitaba alejar a su juguete de su prima, esta sería la forma definitiva de conseguir hacerla vulnerable por completo, por tanto, comienza su plan, entra a la celda de Felicia y la sensibiliza de la misma forma que lo hizo antes en el colegio, para ello debía hacerle recordar los momentos de tristezas que esta le había confesado alguna vez.

CAMINO AL CIELO O AL INFIERNO                  AIDA O ATALANTA 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora