CAPÍTULO XVII LA BATALLA DEL BIEN CONTRA EL MAL (Parte 3)

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Siendo las doce de la noche Amadeo entra de manera imprevista a su celda con la intención de conversar con ella, esta le manifiesta su rechazo y le exige que se marche—Déjame en paz, ¿Quieres que esta vez te corte la cabeza? —le decía mientras le lanzaba miradas amenazantes.

—Atalanta solo necesito hablar contigo, en cuanto lo que sucedió anoche te disculpo.

—Dime Amadeo ¿Qué quieres?

—Yo sé que el ángel estuvo aquí, por eso quiero prevenirte que es muy peligroso, ya que si otros demonios se enterasen te acusarían de traidora.

—¿Me estás amenazando?

—No, solo quiero saber ¿Qué quería?

—Eso no es tú problema, y no tengo porque decírtelo.

—Es la única forma de ayudarte.

Un silencio invadió el lugar, hasta que esta respondió a la pregunta que este le hacía, Aida sabía que Amadeo de verdad la apreciaba y solo quería ayudarla.

—Él vino a decirme que me amaba, que me quería ayudar, además de jurarme que nunca me engañó.

Amadeo era muy astuto, sabía que por la fuerza no lograría nada con ella, es por tanto que decide cambiar la estrategia para ganar su indulgencia.

—Yo te amo Atalanta, y quiero ayudarte para que sepas la verdad.

— ¿Qué quieres decir?

—Aunque me duela reconocerlo él dice la verdad, nunca te traicionó. Lo sucedido fue un truco de Mederit para lastimaste, utilizó una ilusión.

—Pero eso, ¿Cómo es posible?

—Sabes que ella ingresó al infierno para estar conmigo, yo la convertí en un demonio a cambio de su alma, por esta razón ella cuenta con poderes demoniacos.

—Si eso es cierto ¿Por qué me lo dices?

—Porque te amo y no quiero que sufras.

Las palabras de Amadeo la destrozaban, una vez más fue víctima de la infamia de esa malvada de Mederit, por ese engaño había alejado a su gran amor, al hombre de su vida, lo había maltratado y estuvo dispuesta a matarlo; esta vez esa miserable pagaría el precio de su osadía, lo ocurrido le mostraba que Amadeo a pesar de ser un demonio trataba de ayudarla, además que su amor era sincero, y aunque no era el mejor estaba agradecida con su confesión.

Conmovida por el gesto de nobleza de Amadeo, se acercó, y lo abrazó, besó su mejilla agradeciéndole lo hecho por ella, él al tenerla en sus brazos sabía que cada vez estaba más cerca de su propósito, solo faltaba un paso más para lograr ganar su confianza por completo.

Cegada por la rabia, Aida salió en busca de Mederit, la llamó por todas partes, después de un rato la encontró frente al abismo donde ella me había engañado, al verla se quedó atónita, ella estaba transformada en demonio, tenía alas negras hermosas, su atuendo la hacían ver seductora y salvaje, sabía que esto era lo que tanto había esperado.

—Mederit, vengo acabar contigo.

—Yo soy la que voy a matarte Aida, ni por ser princesa aquí también puedes compárate conmigo. —No soy Aida, de ella no queda casi nada, ahora soy Atalanta princesa absoluta del infierno, y te haré pagar todo lo que me has hecho, sobre todo el engaño de Sebastián.

—Ja, ja, ja, eres tan predecible, vamos a ver si puedes con este nuevo regalito.

Al levantar la mirada encontró a Linda amarrada sobre un Pegaso, esta no solo la había humillado una y otra vez durante toda la vida, la separó de su gran amor con un engaño, ahora amenazaba la vida de su mejor amiga, de casi hermana, este nuevo acontecimiento la llenaba de un profundo odio, casi insoportable.

Este suceso dio inicio a la batalla, comenzó a volaba alrededor de Mederit arrojándole llamaradas de fuego intensas, mientras esta las esquiva y le respondía con una ráfaga de viento que la hizo caer al suelo, aprovechado la oportunidad de herirla con una flecha de fuego en el hombro derecho. Con rabia Aida se arrancó la flecha que tenía incrustada en el hombro, del mismo modo sacó su espada y atravesó un costado de Mederit haciéndola caer herida.

El Pegaso de la malvada joven intentó defenderla, lo que provocó la caída de Linda desde una gran altura; mientras esto ocurría Aida se enfrentaba cuerpo a cuerpo con ese animal, aunque alcanzaba ver a su amiga que caía súbitamente gritando—Auxilio.

En ese instante Amadeo tomó a Linda en el aire evitando su caída, y la colocó en un lugar seguro, esta se echaba a correr cuando es encontrada por Sebastián que la envía en uno de su Pegaso blancos a la tierra en compañía de dos ángeles para que la protegieran.

La lucha de Aida con el gran caballo gigante continua, momento que aprovechó Mederit para tratar de atacarla por la espalda, por tal motivo levanta su espada y trata de herirla, pero antes de que pudiese acercarse siente una flecha que atraviesa su corazón haciéndola desplomarse, mientras se desvanece logra ver a su atacante, no era otro que Amadeo, el dolor la hiere más fuerte que la flecha, ¿Cómo era posible que el amor de su vida pudiera traicionarla de ese modo? mientras caía desvanecida este se le acerca y le susurra al oído—Adiós hermosa, gracias por tu ayuda, pero ya no me sirves para nada.

Estas palabras la hirieron de muerte, aún peor que la flecha enterrada en su corazón, este explotó dos veces una por el hierro frío que atravesaba sus arterias, y otra por la traición del hombre que amaba, su sorpresa por lo ocurrido fue increíble, no podía creer lo sucedido, aunque Aida no tuvo casi oportunidad de reflexionar, ya que en ese instante con su espada cortaba la cabeza del Pegaso; aun así no podía creer lo que observaron sus ojos, este le había salvado la vida a su mejor amiga, en verdad la quería a pesar de todo lo que ella lo había rechazado.

El sentimiento de culpa invadió Aida lo que provocó que se arrojase a los brazos del demonio completamente agradecida por lo que acababa de hacer, en ese momento comprendía que este era más similar a ella de lo que parecía, ambos éramos demonios, amaban de manera equivocada y sin esperanzas. Por su parte Sebastián al observar la imagen de Aida con Amadeo siente que su corazón se quebraba como un vaso de cristal, le dolía que ella estuviera tan cerca de ese ser malvado, a escondidas lloraba por lo ocurrido, solo el demonio sabía que este había observado a lo lejos, este se regocijaba del sufrimiento de ambos, así como de su cercanía con ella.

Su plan había dado frutos, cada vez estaba más cerca de Aida, ella confiaba en él, había acabado con el fastidio que era Mederit, solo faltaba terminar con la molestia que era el ángel para poder lograr su objetivo, ser el jefe absoluto del infierno y su dueño. Sin embargo, algunas acciones y seres lo alejaban de la meta, a pesar de los obstáculos sabía que lo lograría, aunque tuviese que hacer lo impensable, la batalla final estaba más próxima, los sucesos por ocurrir marcarían el destino de los demonios, ángeles, humanos y del universo como se conocía hasta ese momento, solo bastaba ver qué pasaría con Aida y Atalanta en esa batalla interna que enfrentaba esa alma dolida y tremendamente confundida.

CAMINO AL CIELO O AL INFIERNO                  AIDA O ATALANTA 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora