CAPÍTULO XII EL ROMANCE PROHIBIDO (Parte 1)

10 1 0
                                    

     Lo sucedido en su sueño movió a Aida más de lo que podía admitir, estaba asustada por las cosas terribles que su herencia podría obligarle hacer, es algo que sabía que la controlaría, ya que las veces que ha tenido la oportunidad de usar sus poderes ha manifestado placer al ver el temor de sus rivales, al escuchar el latido de sus corazones asustados ,ver como aumentan sus pulsaciones era algo verdaderamente excitante y maravilloso, aún más le daba miedo lo que sucedería con su relación con Sebastián, este era un ángel, pero no estaba dispuesta a perderlo.

Cada vez que pensaba en el futuro lo observaba en su cabeza como algo oscuro y nefasto, le dolía el solo imaginar que perdería a su padre cuando apenas lo había recuperado, o que no realizaría su amor, esto la mataba, es por ello que decidió vivir cada instante de existencia intensamente.

Como cada tarde camina por los jardines del palacio viendo las flores, sintiendo el viento en su cara, percibiendo los olores de la vida, su paseo la llevó rumbo a las caballerizas, allí tomó a su yegua Amanecer y decidió realizar un paseo en el bosque, esta yegua la tenía desde niña, la encontró mientras corría en los linderos del palacio un día que se escapó después de haber peleado con su padre, tendría unos doce años cuando esto sucedió, siempre se recordaba llevándola a casa y escuchando las quejas de Andrés, el cual terminó aceptándola por petición de su querida abuela. Mientras pasaba por el riachuelo sus ojos se iluminaron, la emoción la invadió, esta sensación era siempre la misma cada vez que se encontraba con el amor de su vida, era una especie de corriente eléctrica que le recorría el cuerpo siempre que estaba cerca de Sebastián. Este la esperaba en ese lugar con la esperanza de verla y para hablar con ella, ya que tenía algunas cosas que advertirle.

Él estaba sentado en la misma piedra que lo hacía siempre, se veía tan hermoso, Aida cada día lo adoraba más, apenas se acercó, se arrojó en sus brazos y se sentó en su regazo, nunca estaba lo bastante cerca, al estar frente a su rostro lo besó hasta quedar sin aliento, él la tomó de las manos y la levantó para ponerse en marcha a través del puentecito. Recogió una flor blanca y la colocó en su cabello, se volvió para verla, arrojó un suspiro lento y le susurró al oído— te ves preciosa—ella estaba contenta por estar a su lado, aun así, lo sentía intranquilo y nervioso.

Él estaba feliz, pero se dividía entre el amor y el miedo, ya que no había sido sincero, sabía bien que no podrían estar juntos y que tarde o temprano los ángeles vendrían a castigarlo por cometer ese pecado.

Ya era casi de noche habían pasado todo el día juntos, Aida le suplicó no volver, le contó lo ocurrido en su sueño, sobre su temor de perderlo, le propuso quedarse unos días juntos en la cabaña, él dudó al comienzo, pero finalmente aceptó.

Al llegar a la casita encontraron comida para varios días, agua, ropa y demás cosas, él estaba tan sorprendido por todo lo que veía— ¿Qué es todo esto? —preguntó arqueando una ceja.

—Esta semana la planifiqué para los dos, para estar juntos, por ello ordené que prepararán todo, además le avisé a mi padre que estaría contigo para que no se preocupase, extrañamente no se negó— aunque Andrés no le hacía gracia que estuviesen solos tantos días, no quería truncarle esa felicidad a su hija, él sabía que eso podría durar poco, ya que la amenaza de Bael estaba cada vez más presente.

Esa noche comieron un delicioso estofado que preparó Gertrudis la cocinera del palacio, ella trabajaba para Los Hamilton desde antes que Aida naciera, era una mujer muy dulce, cocinaba delicioso y siempre complacía a la princesa en todos sus caprichos.

Después de cenar bailaron por largo rato, Aida estaba maravillada, nunca imaginó que Sebastián pusiese bailara tan bien, mientras sonreía le susurró—No sabía que los ángeles pudiesen bailar, y menos de esa forma.

CAMINO AL CIELO O AL INFIERNO                  AIDA O ATALANTA 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora