CAMINO AL CIELO O AL INFIERNO AIDA O ATALANTA 1

CAPÍTULO XVII LA BATALLA DEL BIEN CONTRA EL MAL (Parte 2)

Este al verla entendió que no era la misma Aida, sus ojos no reflejaban la pureza y la trasparecía de la mujer que amaba, esa que tuvo entre sus brazos en la cabaña, esta nueva criatura era un ser malvado y ruin, pero aun así la amaba con toda su alma y no permitiría que nadie le hiciera daño, la protegería de sí misma de ser necesario.

El silencio se rompió, Sebastián no aguantó un minuto más, para hablarle de sus sentimientos, para que entrara en razón, para que volviera a ser esa niña dulce que tanto adoraba—Te amo mi Aida, no hagas esto.

Estas palabras la estremecían, él representaba todo lo hermoso, pero también el dolor más profundo, su traición estaba presente, aun no entendía cómo podía haberse salvado después de haberlo arrojado al abismo, tal vez ya era de nuevo un ángel, por eso había sobrevivido al ataque, pero esta vez pagaría por su traición con Mederit y por enfrentarse a ella.

Llena de rabia le respondió—Cállate escoria, no sé cómo sobreviviste a lo de la vez anterior, pero esta vez sí voy acabar contigo.

Un grito inmenso estremeció todo el lugar derrumbando paredes—Soy Atalantaaaaaaaaa.

Él no entendía a qué se refería, pero debía detenerla, le arrojó varios ataques intentando paralizarla, pero estos eran respondidos con gran fuerza asesinando a personas, así como destruyendo partes del colegio; mientras tanto Linda y Eleazar trataban de esconder a las personas para alejarlos de los ataques de Aida, Sebastián intentaba quitarle a la madre superiora de las manos, cuando se aproximó a ella inmediatamente abrió una puerta mágica y desapareció con la religiosa en su poder.

Este intentaba perseguirla, pero no logró atravesar el portal creado por Aida, por su parte la devastación en colegio era notable, el dolor de los heridos, y familiares de los muertos se hacía indescriptible, los ángeles debían actuar rápido si querían salvarle la vida a la hermana, o si pretendían detener a Aida de una vez por toda.

Sebastián sube a su Pegaso y asciende al cielo, este se va acompañado de una tropa de ángeles, al llegar frente Asael le comenta lo sucedido, y este le da la única opción posible para resolver algo así, aunque esta ayuda estaba enmarcada por una condición la cual él aceptó sin dudar ni un solo instante, es en ese momento nuevamente se convirtió en el jefe de los Arcontes, y con todos su poderes en lleno, su misión era difícil, por esta razón se llevó consigo a los ángeles más fuerte para poder enfrentar lo que se venía; mientras que estos emprenden su retirada para buscar a Aida, Asael se dedica a resolver el caos en el colegio, dándole consuelo y volviendo todo a la normalidad.

Ya en el infierno con la hermana Caridad aún en sus manos, llena de rencor la encerró en una celda, y aunque esta le suplicaba que la soltara, Aida no la escuchaba, su mente estaba en otro sitio, ni siquiera la notaba, estaba cegada por la rabia, ella debía pagar por haberla tenido encerrada en ese colegio impidiéndole conocer su verdadera identidad, su poder y su destino, por ese engaño debía pagar, se la debía, así como ella, Sebastián, Mederit y hasta su padre.

En otra parte del infierno el demonio que rescató a Andras la dejó recuperándose del duro ataque que Aida le había causado, aunque no pudieron salvarle el brazo, ya no moriría, a este menos que a nadie le interesaba la muerte de ella, la necesitaba para llevar a cabo sus planes, la requería viva.

Ya cansada después de un día de muerte y devastación, Aida caminó alrededor del lugar donde encontró a Mederit con Sebastián, recordar ese momento le permitiría tener la fuerza para poder enfrentarse a él cuando llegase el momento, al caminar escuchó que unos pasos se acercaban hacía ella, se preparaba para atacar cuando se topó con Amadeo, aunque no era su ser favorito todavía no lo destruiría, era un gran guerrero y lo necesitaba para la batalla contra el ejército enemigo.