Capítulo 16: "Compañeros de viaje"

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Sólo oscuridad y abatimiento se plasmaban en mi visión. Ni un sueño, una pesadilla o un insomnio. Era una constante negrura como compañía que me incitaba graves sospechas sobre si había logrado sobrevivir. No oía más que un silencio nítido que ahogaba mis oídos, y no existía ningún aroma ni dolor, mi herida infectada había sido desechada por mis sentidos.
Logré fruncir el ceño después de obstinarme en despertar, y pronto entreabrí mis ojos. Pude comenzar a sentir un mareo constante, y lo único que vislumbré eran llamas danzando en un sector, unidas con una penumbra a su alrededor que se iba acrecentando a la distancia.
Distinguí unas voces que se repetían con distorsión, como cuando intentas hablar debajo del agua. Con el avance de los segundos, las voces se transformaban en fulgurantes palabras que platicaban.

-¿Despertará? No puede abandonarme- el desconsuelo se plasmaba en cada sílaba que Gangplank le expresaba a Nami con desesperación.

-Hice lo que pude, lo siento. Es una mujer muy fuerte, no comprendo cómo no le falló a la perilla con semejante herida- aclaró con admiración-. Debería haber muerto antes de tomar su arma, pero su corazón sigue latiendo. Es impresionante.

Gangplank sonrió para sí mismo.

-Ella lo es, siempre lo fue. Debería aprender un poco más de su terco optimismo por vivir, es realmente único.

-Gracias...- musité con ánimo de abrazarlos, sin embargo, mi vigor no abarcaba para cumplir una acción como esa-. Necesito una botella de ron.

Un fuerte golpe de estupor petrificó a Nami con una expresión anonada. Al oírme, ambos se sorprendieron. Ella mantuvo sus ojos abiertos como dos soles incendiados por el asombro, y el aspecto boquiabierto. Por otro lado, Gangplank me observaba con un semblante plagado de sentimientos inenarrables, aún más potentes que admiración y orgullo.

-No tienes competición- dijo él con una sonrisa de costado-, eres inmortal.

-No, sólo la mejor capitana de Aguas Turbias- respondí sonriendo divertida-. Desde ahora, deberías tener más respeto por tu superiora, capitán.

Exhibió sus dientes en un semblante alegre: realmente le tranquilizaba escuchar mi voz. Acercó su mano a mi rostro y removió un mechón que caía sobre mi nariz, terminando su recorrido sobre mis labios. Mis mejillas se precipitaron y comenzaron a ruborizarse levemente; los nervios se tensaron cuando nuestras miradas chocaron, como una tormenta eléctrica.

-Tú no quieres que lo tenga- me robó un inmaduro beso luego de decirlo.

Mi pecho rozando el suyo, no quise despegarme de él. Estaba casi sobre mí, limitándose a no tocarme, con los brazos a los lados de mi delgado torso. A pesar de que estuviera arrojada en el suelo del cuarto, adoré los eternos instantes que sentí su cuerpo sobre el mío en un perfecto punto de contacto. Nuestros bocas se comían lanzando suaves mordiscos que se proyectaban como el choque de dos masas oceánicas junto al vaivén de sus oleajes. Era excéntrico el sabor a cigarrillo consumido, como si nunca antes lo hubiera palpado. Emití un gemido de sorpresa, dispuesta a continuar con lo que había comenzado y deseando que no tuviera fin. La manera en que disfrutaba cada pedazo de mis labios, sosegando todos mis sentidos, borró el ambiente y me condujo hacia donde mi imaginación quiso llegar.

Abrí levemente los ojos sintiendo los párpados pesados cuando él se separó de mí. Por un momento, creí que mi alma repetía la escena en mi cabeza conmemorando uno de los besos más honrados que me habían esquilmado de la boca.

-Fue... imprevisto, ¿cierto?- expresé arqueando una ceja.

-Completamente espontáneo- respondió.

-Estupendo- esbocé una sonrisa mientras mi pulgar rozaba mis labios.

Nami intentó no invadir nuestro espacio personal, y lo logró sutilmente. Con una expresión de incomodidad, ella me interrogó sobre cómo había obtenido una herida tan profunda en tan poco tiempo. Gangplank también se unió a la conversación y oyó atentamente cada detalle que daba de aquella sombra que despertó a mis pesadillas.

-Sabía que existía, pero no tenía idea de que trabajaba junto a los piratas. No pensé que se nos cruzaría una dificultad como ésta- dijo él con una mueca de culpa-. De todas maneras fue Nami quien te salvó la vida.

La observé con un brillo llameante en mis ojos, y le agradecí con una cálida sonrisa. Ella respondió de la misma forma. Pude notar que de su lesión no surgía más sangre: se había transformado en una absurda cicatriz.

-Gracias a ambos. No podría haberlo hecho... yo sola- balbuceé. Mi orgullo no admitía el agradecimiento ni mucho menos la muestra de debilidad-. Capitán, si no fuera por el arma que me obsequiaste, hubiera muerto.

-Todo lo hiciste tú, incluso las llamas con la pólvora de la bala. Por cierto, es una muy buena anécdota, no dudo en que disfrutaste poner a prueba tu perspicacia- respondió complacido de mi gratitud.

Sonreí. Era extraño, pero desde que había despertado lo hacía todo el tiempo.

-Explícame, capitán, cómo fue que terminaste fuera de éste cuarto mientras todo sucedía- dije después de unos segundos que planearon en el aire-. ¿La cobardía te venció?

Frunció el ceño y dirigió su mirada a Nami, y luego la regresó hacia mí. En señal de confusión, arrugó su nariz y esbozó una expresión dudosa.

-Nunca entré a la habitación, tú sola lo hiciste, ¿no lo recuerdas?- replicó.

Me quedé perpleja: en mi cabeza todo era un desorden amontonado en una caja, al borde de explotar. Lo único que realmente recordaba era aquella lata que repiqueteó al ser impulsada por él, y las respuestas que me había entregado cuando le consulté sobre las zancadas. Sin embargo, cuando la sombra comenzó a actuar, Gangplank había desaparecido.

-Podría jurarlo, ¡estabas ahí desde el principio!

-Fue una ilusión- terció Nami-. Nocturne, mejor conocido como la pesadilla viviente, es capaz de controlar las mentes a su gusto. Al parecer, usted fue víctima de sus manejos.

Con un ademán vacilante, la miré sorprendida como si pudiera enterrarle mi mirada. Fui manipulada, dañada y arrojada por un profesional del terror que se alimenta del miedo. Era tan frustrante que logró que la dulce victoria empalagara mi boca.

-Es extraño, ¿por qué trabajaría semejante ente poderoso junto a piratas mediocres?- pregunté esperando hallar un indicio en alguna de sus miradas.

-No lo sé- contestó Gangplank-. Puede llegar a ser interesante la respuesta- se levantó del suelo y me extendió su mano- ¿Qué dices?¿La buscarás junto a mí?

No dudé en tomarlo del antebrazo e impulsarme hacia arriba para incorporarme. Con los pies sobre la fría superficie, agité su mano cerrando el trato.

-Ahora eres oficialmente mi compañero de viaje.

De holgazán a rebelde (Miss Fortune x Gangplank) League of LegendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora