Capítulo 19: "Yo por ellos"

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Se nos presentó aquella salida junto a un terrible abatimiento, como si hubieran depositado, en lo más desesperante de nuestra adrenalina, una pizca de esperanza. Allí, en la esquina del amplio cuarto, nos llamaba a gritos esa puerta hecha con madera de roble y detallada con finas terminaciones.
Supuse que no había nada que hacer, sólo arriesgarse. Nami era muy lenta para correr junto a nosotros hasta nuestro pase a la momentánea libertad, y el plan poco eficaz. De modo que decidí, entre guerras metales conmigo misma, que debía entregarme por ellos. Dios... Lo iba a lamentar muchísimo, pero lo sabía de antemano, por eso no me encontraba en condiciones para quejarme.
Pasé saliva, que se sintió como una navaja rozando mi garganta. Cambié mi semblante por uno que irradiaba seguridad y una mirada tan apasionante como aventurera, ocultando bajo una máscara el miedo y la desesperación. Desabroché un nudo de la escotada camisa y miré en busca de piedad a aquellos piratas.

-Me entrego en voluntad propia- dije firmemente-. Pueden esposarme si es necesario.

Estaba recurriendo al masoquismo y me enfurecí conmigo misma por ello.

-¿Qué?- interrumpe Gangplank, con un tono afligido-. Nena, no lo hagas. Tú no eres así.

Levanté mis cejas asintiéndole, y señalé con la mirada la salida. Supuse que me entendió. Antes de que pueda desvainar mis pistolas y crear la verdadera distracción, los hombres robustos me tenían a su merced bajo la vigilancia de dos escopetas con buen calibre. No me importó: el capitán tenía que escapar y yo debía morir, ese era el costo de su supervivencia. Apunté a dos malhechores y jalé del gatillo hasta que las balas se acabaron. Murieron. No obstante, cuando quise festejar el oportuno logro, una incesable molestia en mi pierna izquierda comenzó a florecer, y cada vez se acrecentaba el dolor. Bajé la mirada: una mancha roja escarlata comenzó a aparecer en los pantalones, y lo que fue una molestia se había convertido en una sensación similar a miles de agujas clavadas en aquella herida. Era un dolor agobiante, que infectaba a todos mis nervios. ¡Una maldita bala había atravesado mi muslo!

«Genial, morir desangrada o morir baleada por el resto de los estúpidos piratas» pensé satírica mientras me arrastraba y observaba al resto de los hombres con desesperación. No obstante, pude divisar a Nami y Gangplank: ambos atravesando la puerta y sólo con tres perseguidores a sus espaldas. Estaba segura que eran sencillos para el capitán, después de todo, su rudeza era lo que destacaba de él.

-Estás muerta, perra- dijo uno y me golpeó el rostro estrepitosamente.

Fue como un rayo sobre mi cara: rápido y estruendoso. Mi labio se agrietó y mi mejilla se hinchó como consecuencia. Tenía miedo, iban a asesinarme y no me concederían una muerte súbdita. Los detestaba, a todos. ¡Y pensar que entré a este estúpido barco a cobrar una venganza y terminé así! Era patético, yo era patética.

-¡Háganlo de una vez!¡Manténme, como lo hicieron con mi familia!- grité enfurecida, con los ojos cerrados y fruncidos para amortiguar el pánico que me acarreaba la horrible impotencia.

Un golpe hueco fue lo último que sentí en mi cuello, y una intensa oscuridad se abalanzó en mi vista.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2015 ⏰

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De holgazán a rebelde (Miss Fortune x Gangplank) League of LegendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora