Capítulo 8

156 22 7
                                    

¿Qué si estaba nerviosa?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Qué si estaba nerviosa?

Sí, lo estaba.

Pero estaba haciendo mi mayor esfuerzo para disimularlo.

Este evidentemente no era mi primer empleo, ni de cerca, pero sí el más formal hasta ahora por así decirlo y no me malinterpreten, no digo que ser camarera o dependienta, no lo fuese. Solo que esté en específico tenía más relación con mi área, lo cual lo hacía más importante para mí. Ya saben... Estar en contacto con un médico tan reconocido como el Dr. Lewis, no era cualquier cosa. Es por ello que dejar una buena impresión era el objetivo a alcanzar , una carta de recomendación suya podía significar la diferencia en un campo laboral tan despiadado y competitivo como este.

Fátima, quien es la secretaria a tiempo casi completo del señor Lewis y quien se nota que lleva trabajando mucho tiempo para él, es la que se encargó de darme todas las indicaciones y detalles que debía conocer para comenzar el día de ayer, ya que el Dr. Lewis no estaba disponible. Veo como se mueve como un relámpago, de una punta a otra del escritorio, todo eso mientras me da los últimos detalles, detalles que torpemente intento anotar en mi teléfono.

— Bueno linda, ya lo sabes, todo acá se maneja con citas previas, nada de querer adelantar citas ni aceptar sobornos para lograrlo, los viernes atendemos hasta las 3 pm, llegar media hora tarde significa perder la Consulta. — Asiento con mi cabeza intentando de que no se me escape nada, hace una pausa como si se estuviera intentando recordar algo. Y parece que lo logra, ya que en ese instante voltea hacia mí y me observa sería. — Y algo más, no des mucha importancia si la Señora Lewis, llega a rondar muchas veces por acá en tus horas de trabajo, digamos que es algo ¿controladora...? Sí. Suele ser algo desconfiada con las nuevas, ya sabes. — hace un gesto con su mano, asumiendo que yo sé a lo que se refiere. — ¡Ah! Y si por algún motivo pregunta por Maddy, ¡Tú no sabes nada de Maddy! — al decir eso me deja con más preguntas que respuestas.

— Eh... ¿Quién es Maddy? — me siento algo tonta por preguntar, pero ella solo me ofrece una dulce sonrisa.

— Exacto, ¿Quién es Maddy? — Ok, ya no entiendo nada, pero supongo que es mejor así, mientras menos sepa de ese embrollo mejor. Fátima, con su porte impecable, mira su reloj de muñeca. — Brandon debe estar por llegar, si no tienes otras dudas, ya puedo retirarme. — Yo solo asiento por inercia, mientras ella está acomodando unos folios con mucha rapidez.

—Todo bajo control, gracias de nuevo por la paciencia y el tiempo. — le ofrezco mi mano en señal de respeto, gesto que ella recibe grata y cálidamente. Es una mujer realmente agradable.

— Patrañas, aprendes rápido, te irá muy bien. — luego de decir eso se despide, no sin antes dejarme las llaves y en el proceso haciéndome jurar que no las perderé.

Cuando abandona el lugar, un profundo silencio invade la amplia sala de estar.

Apenas eran la 1:30 de la tarde, y el Dr. Lewis debe llegar más tardar a las 2, así que lo mejor es que me ponga cómoda. Repaso rápidamente algunas cosas que dejo encargadas Fátima, no había mucho por hacer, solo debía esperar que alguien llegase a tomar cita una cita o que llamaran al teléfono fijo de la oficina.

Destellos de Voz | Castiel CDMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora