Castiel
No sabía qué esperar al pasar esa puerta.
Pero maldición, mi paranoia, me estaba jugando una mala pasada, no era idiota, sabia la dirección a la que se dirigía Angeline, esa mujer tenía un objetivo claro.
Y era obvio que su mayor punto débil la estaba volviendo loca, se sentía amenazada.
Al traspasar el umbral con lo primero que me choco es con un gran cúmulo de personas, pero como un puto imán mi atención casi por inercia cayó sobre unos dichosos ojos esmeralda duramente ensombrecidos.
Bonnet y sus dos pares de ovarios estaban charlando con una muy quieta Angeline que me daba la espalda.
Me fue imposible no volver a sentir la misma sensación de hace unos minutos al verla en el escenario. Me sentía como un jodido simio, maldición.
Ella tenía ese algo que me atraía como un puto animal. Mis sentidos se iban a la mierda.
¡Y con un demonio! Me estaba observando como si fuese un maldito insecto.
No sé cuanto tiempo estuve parado ahí como un imbécil, pero cuando me disponía ir en su dirección comenzó a caminar hacia mí. Y no sé si me gustaba o me aterraba.
¿Qué carajos te sucede hermano?
Yo también quisiera saber eso.
Cuando la tuve lo suficiente cerca, detalle su piel, su maquillaje y como su aura se sentía completamente diferente.
— Creo que tu novia te necesita. — dijo acompañado de dos palmadas y siguió su camino tan rápido como llego.
Mier-da.
Olvidaba eso joder.
Lo sentí como una patada, más viniendo de ella.
— No joder... ¡Bonnet! — La llamé firmemente, pero no se inmutó. — ¡Olivia!
— ¿Vas a seguir arrastrándote por alguien que no quiere estar contigo? — la voz de Angeline a mis espaldas retumbo en mis oídos. Sin ser consciente de mis acciones, volteo hacia ella.
— ¿Qué fue lo que te dijo? — suelte sin tacto, esta se queda muy quieta y sus ojos que antes estaban rojos, ahora están en llamas, veo como intenta abrir la boca para responder, pero no dice nada. Niega para sí misma. — ¿Qué le hiciste? — En ese instante suelta un grito ahogado, casi ofendido.
— ¡Nada, nada Castiel! Yo no le hice una mierda. —Sisea, su pecho sube y baja con agresividad y me arrepentí por mencionar aquello último, no debí asumir esa mierda. — ¡Y ni se te ocurra ir tras ella hoy, si no quieres que tu maldita cabeza adorne los noticieros mañana! — toma una copa de un camarero que pasa justo a nuestro lado — Ese maldito show, — dice refiriéndose a la actuación de la pelinegra— solo nos vuelve las cosas más difíciles.
La inquietud se apodera de mi cuerpo.
— Esto es obra de Cross, ni siquiera sé por qué diablos hizo esto o como demonios llego a ella.
La risa amarga de Angeline me interrumpe.
— Ni me lo puto menciones, esto me afecta a mi imbécil. Será mejor que la controles o va a caer en las manos equivocadas. Y no querrás que se repita la misma historia. — gruñe y camina a la salida.
¿Controlarla? Ni siquiera me dirige palabra.
Lo que era un acto para tomar ventaja, termino siendo una encrucijada.
***
Olivia
Si lo que había pasado hace unos segundos fue una explosión de valentía, me dreno por completo.
Estás loca Olivia, ¡estás malditamente loca! ¿Ahora qué harás?
Declararle la guerra a la figura pública más idolatrada del maldito país está en la lista de las cosas más suicidas que puedes hacer.
¡Lo sé! ¡Maldición, claro que lo sé!
Intento concentrarme en mis pasos, pero siento que estos retumban en mis tímpanos. Mi cabeza estallará y mis sesos adornarán el suelo de mármol.
Mi mamá debe estar como loca y yo soy una grandísima inconsciente.
Por una puta vez afronta tus acciones como un jodido adulto.
Unos cuantos pasos más tarde, sentía como las miradas que antes no sentía de repente estaban sobre mí, una parte de mí decía que era paranoia, pero no podía comprobarlo por qué reuía de todos los rostros de la habitación.
Pero mi pesadilla se volvió realidad cuando una persona totalmente desconocida para mi apareció en mi campo visual.
— Disculpe, usted es Olivia Bonnet, ¿no? — no hice ni mueca de responder. — ¿No le importa responder algunas preguntas? Seré breve, no se preocu— cuando estaba a punto de dar media vuelta y escapar al los baños, unas frías manos se posaron en mis hombros.
— No, — Una voz tajante que no reconocí en el momento paro en seco a aquel paparazzi. — no estamos recibiendo preguntas, ya es demasiado tarde para ello y mi chica debe descansar. — mi cuello giro brutalmente rápido y una despampanante rubia me recibio, la reconocí en el instante, solo que hoy de se veía impresionante.
El hombre que estaba genuinamente interesado en aplastarme en preguntas dio media vuelta y salió. No insistió cosa que fue extraña, pero debió haberse colado.
Aun así, eso me lleva a la rubia a mi lado y su inesperada intromisión.
— Briana...
— La misma y debo decir que me halaga que no olvidaras mi nombre, a diferencia del tuyo que está, hoy, especialmente en todas partes. — Su comentario pretende ser chistoso, pero solo hace que me arrepienta más de la locura que acabo de hacer.
Trato de brindarle una sonrisa, pero debió salir como una mala mueca.
— Gracias por eso. — digo apuntando en dirección a la que se marchó el intruso.
— No me agradezcas, tu cara de cordero degollado me estaba llamando a gritos. — Mi mirada se dirige al suelo al escucharla decir aquello. Pero siento como su brazo se enrosca en el mío. — No te sientas mal ángel, lo mejor es que salgamos de acá, hay demasiadas serpientes.
Y yo no iba a negar a eso.
***
No cruzamos muchas palabras luego de salir del anfiteatro, tampoco fue necesario.
El tiempo está en su punto más feroz, las calles estaban abarrotadas de nieve, a penas se podía ver con claridad a través del parabrisas. Y sin ser casi parte del presente, no sé ni porque, terminamos sentadas en algún sitio de comida rápida retro que por alguna razón estaba abierto a las 2 de la madrugada, con unos vestidos de alfombra roja.
La rubia ante mí que aparentemente siempre me terminaba salvando el trasero, que estaba callada mirando la carta, levanto una mirada que nunca le había visto antes.
— Será mejor que te vayas preparando porque voy a necesitar el contexto más grande del mundo. — me observo muy inquisitivamente. — Y no hablo de todo lo que cuentan, no quiero mentiras con tintes de verdad. — posiciono sus brazos sobre la mesa. — ¿quién demonios eres?
Eso era una excelente pregunta.
Y yo no sé si podría responderla.
— Creo que la verdadera pregunta aquí es ¿En quién iba a convertirme? — suspire y mi voz se volvió minúscula. — Y por qué no lo logre.
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Destellos de Voz | Castiel CDM
FanfictionOlivia y Castiel fueron víctimas del verdugo más letal y despiadado. El gran némesis del primer amor. "Crecer." Caminos y metas diferentes, una gran brecha separaba sus destinos... Al menos por un tiempo. Un feroz reencuentro de algo que hace mucho...