Olivia y Castiel fueron víctimas del verdugo más letal y despiadado. El gran némesis del primer amor.
"Crecer."
Caminos y metas diferentes, una gran brecha separaba sus destinos...
Al menos por un tiempo.
Un feroz reencuentro de algo que hace mucho...
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Castiel
Era un auténtico cobarde, al huir como una rata luego de soltar esa bomba.
Mis manos estaban fuertemente aferradas al volante y me quería golpear contra este por todo lo ocurrido.
Es inevitable no viajar a los sucesos de más temprano y me es imposible sacarme la imagen de su rostro recién levantado, la forma tan jodidamente hermosa en que sus mejillas se ruborizan ante el mínimo incentivo y su espectacular cuerpo contoneándose en mi maldito departamento que me hacía perder todo gramo de cordura.
Estaba idiotizado, completamente jodido.
Termine jugando con fuego pensando que todo iba a acabar en una simple provocación, pero no, ella fue más allá y dio luz verde al precipicio al que yo mismo me aventé. ¡Y maldición que me plantee parar! Pero al traspasar esa barrera no había vuelta atrás y todo se fue al demonio.
Todo fue tan refrescante a pesar de no ser la primera vez que ambos estuvimos en una situación similar...
Pero me sentí vivo, como hace tanto no lo sentía. Era Olivia, joder, era ella.
Aunque lo más difícil no estaba ni cerca de ser eso.
Lo dicho, después de los hechos, fue la verdadera odisea.
Mi vida era un jodido desorden para mantener algo serio y no sabía si ella iba a estar dispuesta a esa vida, mucho menos si se trataba de... una ¿relación?
Negué para mí mismo de solo imaginar eso.
Necesitaba enfocarme y pensar bien todo esto, no era tan fácil y mucho menos con ella, ¡joder! Con tan solo verla despertaba ese lado irracional de mí que me volvía completamente imbécil, recordemos que lo que comenzó siendo algo sexual, termino siendo un jodido desfile de mis sentimientos al desnudo.
Mentiría si no estaba loco por dar media vuelta en la autopista e ir a decirle que sí a todo lo que me pidiera.
Y ese solo era uno de los tantos pensamientos intrusivos que pasaban por mi mente.
Además de ello estaba también mi orgullo, que ahora creo que está de maldito año sabático, porque se fue al demonio a la primera caricia.
Quería que todo esto fuera más sencillo, mierda.
Al encender mi celular este parece que va a colapsar, un puñado de llamadas de Jason, Max e Irina, se hicieron presentes, es por ello que me desvío velozmente al estudio, antes de cualquier cosa. Rezaba para que no fuera lo que temía.
— Más te vale tener una escusa para no aparecer en toda la puta mañana. — ladra Irina desde el centro de la sala de reuniones en el momento que cruzo la puerta.
En una esquina diviso a Jason intentando camuflarse desde las plantas y en otro lado a Max hundido en su teléfono.
