Capítulo 11

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¡No, no, no!

No tenía el suficiente control de mí misma para lograr caminar sin balancearme, pero me moví lo más rápido que me permitían mis piernas, en esta condición. Choqué con demasiados cuerpos recibiendo unos cuantos insultos en el proceso.

Solo era un río interminable de personas y caras, nada que me sirviera de ayuda. Las luces aún estaban apagadas y la poca iluminación en el resto de la estancia emanaba del escenario, lo cual dificultaba más mi misión. Quería chocar mi cabeza contra el suelo para torturarme por haber permitido esto.

¡Perdí a Hanna con un demonio!

Me sentía tan, tan...

¡Era una grandísima inconsciente!

¿Cómo deje que esto pasara?

Por mi cabeza, a modo de respuesta, pasaron en forma de película la serie de sucesos en los que estaba enfocando mi atención hace escasos minutos y solo alimentaban mis ganas de querer golpearme contra algo.

Después de algunos minutos, rebuscando por cada rincón del lugar y con los nervios a flor de piel, algo se encendió en mi embriagada cabeza.

Los baños.

Solo debía conseguirlos...

El mar de personas se había dispersado un poco, pero solo un poco. Así que aproveche para seguir mi paso, algo turbulento por mi torpe caminar. No sé, por qué, pero poco a poco sentía como mi cuerpo estaba teniendo una reacción retardada de los efectos del alcohol, no debía haber tomado esos estúpidos tragos en seco, dar un paso se estaba volviendo una tarea complicadísima.

Entre tanto movimiento a mis lados, mis ojos comenzaron a desenfocar, todo estaba tan oscuro y había tanta gente; estaba perdidamente mareada.

De fondo podía escuchar los agradecimientos de Castiel desde el centro del escenario, su actuación había concluido. Las luces del lugar encienden radicalmente y me dejan algo desorientada, pero cuando mis ojos se acostumbran lo agradezco porque veo, lo que estaba buscando, un cartel enorme que indica donde están los baños.

Respiro hondo.

Y emprendo mi camino hasta estos, orando encontrar a la revoltosa castaña. Con mis sentidos igualmente bastante averiados, camino rápidamente hacia allá.

Cuando a duras penas llego a la entrada, me recibe una enorme fila. Era algo esperable, pero eso definitivamente no estaba cooperando con mis nervios. Escanee a todas las personas del lugar y no había rastro de ella, aun así debía entrar a los baños.

Probablemente, estaba en alguno de estos asustada, o vomitando o hecha un ovillo, mire mi celular rápidamente y aún no tenía nada de señal. Sentía que todos los factores malos se estaban juntando en este momento, para torturarme.

Destellos de Voz | Castiel CDMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora