Olivia y Castiel fueron víctimas del verdugo más letal y despiadado. El gran némesis del primer amor.
"Crecer."
Caminos y metas diferentes, una gran brecha separaba sus destinos...
Al menos por un tiempo.
Un feroz reencuentro de algo que hace mucho...
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Castiel
En el pasado, en muchas esferas de mi vida, siempre me ha caracterizado la impulsividad. La acción-reacción y todo lo que eso traía consigo, es por ello que fue unas de las cosas que más me genero trabajo controlar, era necesario. Debía dejar de ver el mundo con cabeza caliente y puedo decir que con mucho esfuerzo lo logre con el tiempo.
A pesar de que había cosas que trabajar aún, me había vuelto una versión mucho más, seria y controlada de mí mismo. Y podía nombrar un millón de escenarios donde había puesto aprueba mi nuevo temperamento.
Pero ahora, mis ganas a flor de piel de ir a matar a sea quien sea que hizo esta mierda, me estaban carcomiendo por dentro.
Como pude y antes que mis pensamientos me dominaran, subí a Olivia sobre mi hombro, como pude tome sus pertenencias del suelo, entonces me dispuse a llamar la única persona, que sé qué respondería.
Ni siquiera sonó el tercer tono cuando descolgó la llamada.
— ¿Dónde estás? — voy al grano.
— En una situación algo peliaguda. — escucho una risa femenina del otro lado de la llamada. Mis ojos ruedan por acto reflejo.
Suspiro.
— Necesito tu ayuda Jason. — espete seriamente, tanto que solo se escuchó silencio en la línea.
— Ok, eso es nuevo. Dame un minuto. — Y dicho y hecho, luego de intentar explicar donde estaba unos escasos minutos después, se dirigió a mí con su típico caminar altivo. Acompañado con su estúpida sonrisa, sonrisa que se esfumó al ver mi situación; bueno, nuestra situación. Su mirada viajaba desde mí al cuerpo inerte en mi hombro. — ¿Qué demonios...?
Antes de que terminara de hablar le lanzo las llaves.
— Necesito que busques mi auto— Él me mira aún más desconcertado.
— ¡Ey, ey! ¡Alto ahí! No sé qué se esté pasado por tu cabeza justo ahora. Pero en serio, que este, precisamente, no es el momento para andar con el estúpido secretismo. ¡¿Qué se supone que haces con una chica desmayada en el hombro?! — Está exaltado, lo entiendo y es perfectamente una escena muy cuestionable la que está presenciando, cualquiera podría malinterpretarla y tanto el cómo yo, sabemos, que podría ser un gran problema.
Exhalo.
— Estaba mal, ¿se supone que la iba a dejar acá tirada?— espeto, él no me observa convencido — Necesito sacarla de acá. — Ahondar en detalles no es lo que más quiero ene este momento.
— ¿Acaso te estás escuchado? ¡Eso me deja aún peor! Castiel sé claro, maldita sea. ¿Quién rayos es? — Él se acerca varios pasos, para tener mejor visión, de Olivia y tontamente retrocedo para evitarlo, cosa que termina siendo en vano, porque parece unir cabos rápidamente. — Es la chica de la parada de autobús. — Queda en silencio unos segundos, silencio que es interrumpido por una llamada, o bueno, el sonido de una llamada telefónica.
