La belleza de Seth era irrefutable, tanto como el poder de su cuerpo armado, listo para la guerra.
Aunque había encontrado una pieza del rompecabezas, había otras más que estaban perdidas.
Si Seth era un ángel, ¿dónde estaban sus alas? ¿Por qué la luz le hería la piel? ¿Por qué su sangre era negra como turmalina líquida y sus ojos podían tornarse de un rojo espeluznante? Y, ¿por qué, más que un ángel, parecía un demonio?
Uno muy bello.
Mi cabeza daba vueltas al pensar en el cielo y en el infiero, en las visiones que parecían guiarme, en las cuidadoras que escondían una naturaleza aberrante detrás de los cuerpos humanos y en Cristopher, quien me parecía imposible encajar en la descripción de una criatura angelical. Sin contar su belleza, era manipulador y egoísta, cualidades que no encontraba ni remotamente cercanas a la divinidad, pero, ¿qué sabía yo del tema?
Me pareció escuchar su voz de melodía. No noté su presencia hasta que los témpanos gélidos que tenía por dedos se enredaron en mi cintura.
Dejé de respirar, como si de pronto le hubieran extraído el aire a la biblioteca.
—¿Qué haces aquí, preciosa? —Su voz reptó como una canción de amor por mis oídos. Tuve que concentrarme en bloquear su hechizo y mantener mi mente alejada de ella—. ¿Portándote mal?
—Ay, maldición —musité con el poco aire que había logrado aspirar del ambiente. Sus manos se aferraron a mi cuerpo para atraerme al suyo.
—Sigues esmerándote en maldecir para atraer al demonio. —Su voz se convirtió en un susurro—. Pues lo has conseguido.
—No era mi intención husmear —dije cuando recobré el aliento.
Cristopher deslizó sus manos hacia mi cadera, asegurándose de delinear cada centímetro de mi silueta con una lentitud que presagiaba sus intenciones. Después me giró para que nuestros ojos se enlazaran; los hilos rojos de sus iris se enroscaron, haciendo dudar a mi mente.
—Entonces, ¿cuál era tu intención? —Sus manos juguetearon por mis glúteos. Desee poder liberarme de ellas y salir corriendo.
—Encontrarte —mentí, al saber que esos hilos giratorios estaban ahí para seducirme.
—Qué suerte que yo te haya encontrado a ti primero. — La sonrisa sugestiva que había enmarcado su rostro se tensó por un instante—. Aunque, ahora tendré que borrar este momento de esa cabecita rota después de terminar contigo. El estudio de mi amado hermano guarda demasiados secretos.
Un nudo gordo y temeroso se formó en mi garganta.
—¿Qué planeas hacer conmigo? —pregunté, camuflando mis nervios detrás de un tono travieso.
—Nada que no hayas disfrutado ya.
Me quedé rígida, recordando los pinchazos envenenados en mi piel.
Cristopher me liberó de la prisión invernal de sus manos y me ofreció el brazo para salir de la biblioteca. Miré sobre mi hombro las estanterías con la esperanza de encontrar el libro negro que Emma había mencionado en el diario, pero me fue imposible reconocer nada. Cientos de los libros que esperaban en las repisas empolvadas estaban empastados con piel negra. Para encontrarlo iba a necesitar la ayuda de un ejército, o al menos un par de ojos extra. También miré por última vez la pintura del ángel, que parecía juzgar imponente a Cristopher desde su elevada posición en la pared.
—No me digas que estás admirando a mi hermano. —El tono con el que pronunció aquello era tan rígido como mis pasos al caminar.
—Se parece mucho a ti, por eso lo veo. Es atractivo. —Acaricié sus bíceps en un gesto de admiración—. Pero no tanto como tú.
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Carne y Sangre #PGP2024 #PTR 2024
Fantezie¿Será el amor oscuro, la amistad o... la magia negra, la llave para escapar con vida del castillo maldito? Acompaña a Lucy Miller en esta retorcida historia de fantasía oscura llena de misterios malignos, criaturas del inframundo, tortura y deseo.