-¿Me llamaste? -preguntó Jeno Suh. En su rostro adusto se podía leer fácilmente lo feliz que estaba de tratar con su padre en lugar de estar jugando al doctor con su pareja.
-No te hagas el gracioso conmigo -Johnny le dedicó una mirada de advertencia a su hijo-. No pienses ni por un momento que no sé qué Renjun te espera como doncella en convento.
-¿Rezando? -compartió la broma de su padre. Una ventaja de ser tan viejos como el tiempo, era que hubo épocas donde ser hombre era realmente una ventaja-. Supongo que a Donghyuck también se le da muy bien el estar de rodillas.
El más viejo de los vampiros le mostró a su hijo los largos y filosos colmillos en toda su gloria.
-Deja en paz a Donghyuck -cada palabra pronunciada con el filo de una espada.
-Eres tú quién insistió en esta reunión a menos de una hora de la llegada del amanecer -Una sonrisa complacida se dejó ver en el rostro de facciones duras del vampiro más joven-, así que espero entiendas mi humor ácido. Mi pareja suele ponerse cariñoso justo a esta hora.
Johnny acomodó la espalda contra el respaldar de la silla, la tempestad en sus ojos negros se calmó tan rápido como había llegado.
-Te llamé a esta hora porque nuestro pequeño cachorro duerme profundamente -explicó en un tono que hizo que a Jeno se le erizaran los vellos del cuerpo-. Lo que tengo que decirte no quiero que llegue a sus curiosos oídos.
-Habla de una vez -su metro noventa se puso de pie en toda su gloria-, ¿alguien lo está molestando otra vez en la universidad?
La risa ahogada de Johnny confundió por completo a Jeno.
-¿Eres tú quién pelea contra todo el aquelarre para que lo tratemos como a un adulto? -Se burló sin piedad- ¿Le estas tratando como un niño pequeño que necesita protección?
-No quiero que la luz del amanecer me encuentre filosofando aquí contigo- prefirió cambiar de tema-. Mejor dime que sucede.
Johnny se puso de pie. Su apariencia era la de un hombre apenas pasados los treinta, el cabello negro noche atado en una coleta baja, las facciones de su siempre impertérrito rostro daban a conocer el grado de preocupación-. Nuestro cachorro es ya un hombre adulto -sus palabras tenían el matiz de una sentencia-. Su naturaleza animal también se ha desarrollado... pronto tendrá necesidad de aparearse.
-Dile eso a Renjun y ni siquiera yo podré salvarte -los colmillos emergieron en un acto reflejo-. Es apenas un cachorro como para que estés tomando algo como eso en cuenta. Los lobos maduran más lento que los humanos, recuerda eso.
-¿Crees que a Donghyuck le será más fácil aceptar que su pequeño bebé creció? - El mayor de los vampiros caminó hasta quedar frente a su hijo- Aunque lo que más me preocupa es otra cosa que averigüe hace poco... Ya tenía una idea, pero no quise decir nada hasta estar seguro.
-¿Tiene que ver con el color de su pelaje? -Jeno podía ser de los que pensaban que una espada y una patada en el culo resuelve la mayoría de los problemas, pero hasta él sabía que algunas cosas no se resuelven tan fácilmente. El color del pelaje del lobo llamaba demasiado la atención como para considerarse usual.
-Así es -estuvo de acuerdo Johnny-. En la raza de los lobos hay leyendas como en cualquier otra... En esta se habla de la existencia de Omegas.
-Eso no tiene nada de raro -interrumpió Jeno. Pasando la mano por su cabello corto trato de acomodarse las ideas-. Ellos acostumbran tener una especie de "victima selecta", al que llaman Omega.
-A lo que te estás refiriendo es a algo totalmente diferente -aclaró el Patriarca-. Los Omegas reales son tan difíciles de conseguir como a un vampiro vegetariano.