La niebla ahora cubría toda la superficie elevada a unos veinte centímetros del suelo, no había lugar a donde se mirara donde esta estuviera ausente. El cielo por su parte seguía tan oscuro como una gran mancha de tinta negra, ni luna, ni nubes, ni estrellas, nada.
Donghyuck era el mayor de los tres que se encontraban allí, había vivido momentos muy duros en su vida como mortal antes de ser convertido, sabía reconocer cuando las cosas ya no estaban en sus manos.
-Sentémonos aquí -propuso mientras se sentaba en la raíz de un frondoso árbol.
-No parece que fuera amanecer alguna vez -Renjun se sentó hombro con hombro con el otro vampiro.
Jaemin por su parte les miró a los dos, de entre todos ellos él era el único a quién la luz del sol no haría daño. Estaba por proponerles que fueran a la mansión, pero de alguna manera sabía que eso no sería ninguna solución factible, todo aquello era una gran trampa. Dejándose caer donde estaba ni siquiera se molestó por buscar un lugar cómodo para sentarse, lo único que quedaba ahora era esperar que los vampiros pudieran rescatarlos de este lugar maldito.
"No te duermas, cachorro" -la voz susurro junto al oído de Jaemin haciendo que todo su cuerpo se erizara. Dirigiendo su mirada hacia donde estaban los vampiros, les descubrió dormidos contra el tronco del árbol.
-¿Por qué? -se atrevió a preguntar en un susurro, como si temiera que alguien más les fuera a escuchar. Sabía que esa voz podría ser la de su enemigo, pero no soportaba más la idea de seguir sin pistas de lo que estaba sucediendo.
"Este lugar es una prisión" -la niebla comenzó a formar pequeños remolinos que giraban lentamente sobre su eje- "si te dejas llevar por el sueño luego es muy difícil despertar"
-Cualquiera pensaría que tratas de ayudarme -comentó dudoso.
-"Tienes el corazón de quien quiero" -en la voz se escuchaba cierto anhelo.
Jaemin se puso de pie y se dirigió a donde estaban los vampiros, tomó a Renjun por los hombros pero por más que le sacudió este no reaccionaba, lo mismo pasó con el pelirrojo.
-¿Qué les pasa? -preguntó el lobezno a la nada.
La voz se tomó su tiempo para responder.
-"Fuera debe de ser de día" -parecía como si le llevara un gran esfuerzo hablar- "ellos son jóvenes, les será difícil luchar contra el estupor. ¿Lo puedes sentir?"
Un nuevo escalofrío recorrió la piel de Jaemin, claro que lo podía sentir.
-¿Moriremos aquí?
-"Jisung no lo permitirá" -la respuesta fue contundente-, "Él es fuerte, un guerrero entre los hombres. Quienes le han subestimado ha pagado caro ese error"
El lobezno dejó el vano esfuerzo de despertar a sus amigos, poniéndose de pie fue consciente de que estaba sintiendo un conocido picor, algo alertó el sentido de posesión del lobo.
-¿De dónde le conoces?
Una risa ahogada, una carcajada qué emanaba de la neblina comenzó y terminó tan rápido que apenas si dejó el eco colgando de las ramas de los árboles. Jaemin de alguna manera supo que esa sería toda la respuesta que obtendría por ahora de la desconocida.