Arqueando la espalda Jaemin se entregó, un orgasmo como hasta ahora no había sentido hizo temblar su cuerpo entero. Su entrada exprimía el pene del hombre que regaba su semen dentro, los colmillos filosos perforaron la carne sobre su vena en el cuello, todo junto era más de lo que podía soportar.
Jisung se dejó caer por una o dos respiraciones sobre el cuerpo más pequeño, recordando que podía aplastarlo con su peso, se retiró lentamente cuidando de no lastimarlo. La piel clara del chico estaba perlada por pequeñas gotas de sudor, sus hermosos ojos grises estaban cubiertos por sus párpados de pestañas largas, la boquita rosa estaba hinchada por los besos compartidos. Robándole un beso a su amante dormido, el vampiro no pudo más que sonreír.
-Todo está bien -habló en voz baja, sabiendo que Jeno vigilaba tras la puerta en el pasillo. Estaba seguro que si Jaemin no hubiera gritado "fóllame hasta que me venga", el tipo habría entrado para asegurarse que no estuviera lastimando al lobezno.
Un bufido molesto se escuchó fuera del dormitorio, al parecer a Jeno toda esa situación no le estaba haciendo ninguna gracia. Jisung no pudo más que sonreír, por lo menos tendría algo para restregarle en la cara al vampiro gilipollas ese.
El gemido bajo de Jaemin apartó los pensamientos de cualquier otra cosa que no fuera el cuerpo desnudo que todavía abierto de piernas y con el vientre húmedo por la reciente corrida, se veía como un ángel caído en el pecado de la lujuria.
-Duerme cachorro -besó la frente-. Voy a traer algo para limpiarte.
-Mmmm -fue la única respuesta que escuchó el vampiro.
Con cuidado de no molestarlo demasiado fue hasta el baño por una toalla humedecida con agua caliente. Después de limpiar el desastre lo arropó entre las mantas. Era mejor dejar la conversación pendiente para otra noche, por ahora quería comenzar lo más pronto posible con el asunto de la muerte del Alvino, eso era algo en lo que era realmente bueno. Todavía guardaba alguna esperanza de encontrar la joya que le ayudara a liberar a su antigua esposa, aunque jamás sacrificando la vida de su lobo.
Al dejar la habitación no pudo evitar poner su mano sobre la puerta de manera que ahora le separaba, recostando la frente a la superficie labrada, trató de recordar que tenía mucho que perder si se equivocaba.
Solo esperaba que la locura de la sangre no lo hiciera cometer una locura que pusiera en riesgo sus planes. Su joven pareja dormía en el dormitorio del otro lado de la puerta, no podía cometer el mismo error dos veces, no podía perderlo también a él. Sabía que no le merecía, pero no se podía ser un hijo de puta egoísta durante siglos y cambiar de la noche a la mañana. Le amaba y no renunciaría a él, esa era la verdad.
-Jeno te espera en la armería -anunció el Patriarca-. Yo me quedaré a cuidar de las parejas.
Jisung se dio la vuelta, mirando a la cara a Johnny sintió un nuevo respeto por el hombre.
-¿Cómo hiciste?
-¿Te refieres a cómo pude amar a mi esposa y luego amar a Donghyuck como lo hago? -planteó la cuestión-. Es sencillo. Ambos son dos historias diferentes, cada uno en su tiempo. Mi primera esposa me amaba lo suficiente como para querer verme feliz, me llevó mucho tiempo entender esto, hasta el punto de casi perder a mi pareja por mi estupidez. No cometas el mismo error.
El Oscuro asintió con un leve movimiento de cabeza.
-No lo haré -sonrió con un deje de pesar-. Sé que él es demasiado inocente, demasiado dulce para alguien como yo, pero no renunciaré a tenerlo. Él es mi lobo. Jamás le haré daño a propósito con mi abandono. Ahora es demasiado tarde para ambos, solo queda estar juntos.