«cuatro»

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Jaemin podía escuchar voces apagadas, el cuerpo se sentía flojo, su conciencia flotaba en una especie de nube. De lo único que estaba seguro, era de no estar en su cama, los aromas y las consistencias eran distintas. El lobo con el que compartía su cuerpo, insistía en que deberían ponerse en pie, una lástima que no pudiera concentrarse lo suficiente ni para unir dos ideas coherentes.

-¿Qué demonios le diste? -una voz desconocida se escuchaba como si estuviera dentro de una caja. Jaemin apenas si distinguía el significado de las palabras-. A dormido casi doce horas.

-Créanme que eso es lo mejor -una mujer habló-. Pronto podremos entregarlo. El dinero es contante y sonante.

Todas las alarmas dentro de Jaemin se encendieron como árbol de navidad. El lobo dentro de él se revolvió tratando de tomar el control.

-Parece que va a despertar -comentó una voz de hombre que hasta ahora no había escuchado.

-Diablos -dijo la mujer-. Busca un lugar solitario donde estacionar...Si despierta no vamos a poder con él.

-¿De qué demonios hablas? -Alguien interrumpió-. Es solo un mocoso.

-¡Con un demonio! -protestó la mujer-. Estaciona de una maldita vez.

El movimiento brusco de la camioneta hizo que Jaemin se golpeara la cabeza contra uno de los costados del vehículo.

-Dije que estacionaras -gritó la chica-, no que intentaras matarnos.

Jaemin estaba concentrado en tomar nuevamente el control sobre su cuerpo, la naturaleza animal con la que compartía su existencia también hacía lo suyo. Lo que sea que estaba nublando su mente se disipaba conforme pasaban los minutos. El movimiento del vehículo indicaba que de seguro estaban fuera de la carretera.

-¿Contenta la señora? -preguntó la voz de un hombre. El ruido del azote de una puerta seguido por otra-. Porque debes saber un maldita cosa... ¡Ya me tienes arto!

-Yo sé lo que estoy haciendo -las voces ahora se escuchaban como si estuvieran fuera-. De no ser por mí ustedes no habrían conseguido un trabajo tan bueno como este.

-Espero por tú bien, que eso sea verdad -amenazó a la chica uno de los hombres-. Porque no me va a importar perder la mitad del dinero con tal de librar al mundo de tu estupidez.

La discusión continuaba, Jaemin estaba seguro que si no lograba tomar el control de sí mismo pronto, perdería la única oportunidad que tenía de regresar a casa.

El aullido de un lobo dentro de la camioneta hizo que todos los que estaban discutiendo callaran de pronto.

-¿Qué fue eso? -preguntó uno de los hombres.

-Eso, señores -la chica rio sin ganas-. Es a lo que me refería hace un rato cuando dije que no podríamos con él.

La hechicera, como la bruja traicionera que era, comenzó a correr sin importarle si los hombres se ponían en lugar seguro o no. Usando un hechizo logró que sus pies casi flotaran apenas tocando el suelo, nadie podía con un lobo furioso, poner kilómetros de por medio era la mejor opción.

Los hombres vieron como la chica huía como si el mismo demonio estuviera dentro de la camioneta. El vuelo de una de las puertas del vehículo les advirtió que posiblemente eso era lo que estaba encerrado allí. La puerta se estrelló contra uno de los árboles del bosque chillo junto al que habían estacionado. La oscuridad era completa, solo mancillada por las luces encendidas del automotor.

-¿Ese es el chico? -señaló que el que hasta ese momento había sido el chofer.

Un animal blanco, unas fuertes patas de lobo saltaron sobre el suelo de graba. Los dientes brillaban iluminados por la débil luz de la luna. Los ojos claros observaron sin parpadear a los hombres que buscaban algo bajo la chaqueta negra que todos llevaban puesta. Parecían la imitación de una mala película de los ochenta.

passé - jaesungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora