Prohibido Amarte.

Parte 12 Inseguridad

Lunes por la mañana Luciana esperaba como todos los días el transporte que la dejaría en la institución universitaria, con el corazón desembocado y pidiendo a Dios que Juan no llegase pedía que el transporte llegara de forma rápida. Pasado unos minutos el transporte llego ella toma asiento y se marcha, con pesar piensa que quizás Juan ese día no asistiría a la institución.

Sera lo mejor. Pensó mientras miraba a través del ventanal de bus; observando como el día se tornaba nubloso, quizás llovería lo que le encantaba de sobre manera, un día así quedaba a la perfección con su estado de ánimo.

Todavía no había decido que hacer exactamente con toda la situación de su compromiso lo que taladraba en su cabeza como un pájaro carpintero en un árbol, tenía perfectamente claro que lo suyo con Juan ya no marcharía a ningún lado, de hecho había optado por darlo por terminado ella jamás podría estar a su lado y el jamás dejaría a su esposa por ella. Jamás podrían estar como ella quería y eso la mataba por dentro, pensó quizás que todo había sido un hermoso sueño del que le tocaba despertar.

Después de todo ella no era nada para él, no era la primera vez que se sentía de esa manera por su culpa de hecho, en más de una ocasión se había sentido iracundamente celosa por lo confiado que podía ser Juan con algunas ex alumnas, especialmente con la que ella se había enojado cuando no eran nada. Recordó entonces, unas semanas atrás cuando ella estaba centrada en su oficina y él le hacía compañía ese día había llegado esa misma chica saludándole efusivamente mientras él como si nada se sentaba a entablar una conversación amena con ella. O eso es al menos lo que ella pensaba en esos momentos.

-cuéntame cómo está todo-fue la pregunta abierta que Astrid le había formulado tan solo eso había bastado para que se desconcentrara de su actividad, colocar unos nombres a unos capítulos que Luciana le había pedido.

-todo bien gracias a Dios... ¿Qué tal te va a ti?-inquiere él ante la atenta mirada de Luciana que solo se dedicaba a observarlo. ¿Es que acaso no entendía que le molestaba la presencia de esa chica? Ella sabía perfectamente que esa chica era la ex alumna de la que Carlos se había enamorado y los motivos por los que se dio la ruptura de la relación eran muy claros: Astrid era una niña ilusionista que cualquier hombre que le hablara bonito cedía ante él y muy probablemente eso podía sucederlo con Juan.

Una chica muy linda físicamente pero muy empobrecida emocionalmente... pensó de forma déspota, se regañó mentalmente así misma pero no encontraba otro significado o quizás sí los había encontrado solo que no quería decirlos en voz alta: fresca, osada, desvergonzada, descarada, atrevida, pu... niega con su cabeza. ¡Basta de tantos sinónimos!

Luciana se sintió fuera de lugar así que opto por distanciarse de ellos colocándose en un rincón cerca de la entrada tratando de despistar su mente con la imagen de los alumnos pasar, saco su celular coloco el reproductor de música usando los manos libres tratando de hacer que esos sentimientos negativos se fuesen de su mente.

¿En calidad de que ella podía ponerse celosa? Sería muy estúpido ante la vista de Juan lo que ella sintiera en ese momento, ella sabía perfectamente que a él no le gustaban esas escenitas de celos después de todo tenía 30 años casi 31... De hecho una vez le había comentado que los problemas entre su esposa y él eran por ese motivo, motivo por el que en esos momentos ella estaba sintiendo lo mismo.

Desvió su mirada hacia ellos y noto como ella toma entre sus manos el vaso térmico personal de Juan, osadía que no paso por alto pero teniendo en cuenta que él le estaba dando permiso a ella de que lo hiciera. Respira profundamente mientras cambia la vista nuevamente, siente como sus ojos arden producto del enojo y quizás las ganas de llorar. ¡Se sentía tan estúpida! Y todo por su culpa, por culpa de él. ¿Le costaba tanto adivinar y saber que sencillamente no le gustaba que mantuviese amistad con esa....? Como se le pudiera llamar