Parte 1 Luciana Montes y Juan Diaz

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Un día nuevo, un día distinto quizás para muchos un día igual, rutinario, común y corriente pero para ella no, para ella era un nuevo día, un nuevo comienzo, una nueva etapa la cual estaba dispuesta a disfrutar y vivir como si fuese el último.

Luciana Montes  es una mujer aplicada, decidida, disciplinada, ordenada y dedicada a carrera a pesar de tener tan solo 23 años; edad muy joven para ejercer su profesión pero ella no le tomaba importancia. Es atractiva ante la vista de la mayoría de los hombres pero había algo que destacaba de sobre manera, a ella no le gustaba llamar la atención. Tampoco era de las que se consideraba que debía tener la mirada de todos sobre ella.

Para nada.

Todo lo contrario, le gustaba ser apacible y pasar desapercibida ante cualquier circunstancia para evitar cualquier cosa que le ocasionara alguna incomodidad innecesaria.

Su cabello sedoso, lacio y color castaño era muy común según ella pero su cuidado lo hacía ver único, brillante y suave como una cascada la cual provoca acariciar; su tez blanca tal cual como la nieve tan liso sin imperfecciones a pesar de vivir en un país caluroso era único aunque para ella era igual a muchas mujeres.

Gran error.

Sus labios color rosa por naturalidad dándole un aspecto saludable y sus ojos café claros siempre brillantes y vivaz le daban ese toque tierno que ni siquiera ella sabía que tenía. Su cuerpo, no dotado como el de las mujeres exageradas pero si bien formado muy bien cuidado ya que si algo tenía esta chica era cuidado personal; baja estatura junto con su personalidad espontanea, divertida, amigable y afectuosa la hacían única.

Única en su universo.

Hace un par de días había iniciado en su nuevo trabajo en una Institución Universitaria privada, era la chica nueva como muchos la llamaban, había sido llamada desde la institución a la cual hacía falta personal para laboral y a pesar de tener tan solo 23 años ella poseía su título universitario, lo cual le genero una oportunidad que no se molestó en rechazar era un nuevo comienzo para ella, un nuevo reto.

Un reto que cambiaría la vida de muchos para siempre.

Caminaba por los pasillos de forma tranquila y segura, sin preocupaciones ni alteraciones ya había salido de su tercera clase así que tenía un breve receso por unos minutos, minutos que ella siempre aprovechaba con ímpetu.

Camina hasta llegar al área verde de la universidad, tomo asiento y se dispuso a comer un bocadillo mientras chequeaba su celular y se dispuso a responder varios mensajes de textos. Como es la nueva, apenas estaba conociendo y tratando al resto de la junta de docentes.

No es fácil, y eso ella lo sabía desde un principio. Gracias a Dios el profesor de educación física Carlos era una persona amigable y muy tratable, desde el primer día que ella había pisado la institución él se acercó a ella brindándole todo su apoyo y ayuda, agradecida tan solo le dio un gracias entablando una conversación amena entre ellos dos siendo el inicio de una amistad.

Terminando de merendar su bocadillo decide quedarse unos segundos más en ese lugar disfrutando del aire y de observa a las personas pasar con tranquilidad, tal y como ella lo había hecho. Entonces en un instante inesperado lo vio.

Sus ojos cafés se posaron sobre ese hombre que desde el primer día había llamado su atención con simplemente observarlo. Se le notaba tranquilo y relajado mientras conversaba animadamente con su mejor amigo nada más y nada menos que Carlos, ya que para ella eso eran, siempre estaban juntos conversando o simplemente acompañándose; así que su suposición debía ser cierta según su criterio.

Prohibido Amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora