IV. They never loved me...

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El omega terminó de doblar y juntar toda su ropa, se fue directamente al clóset del pasillo para traer su maleta. Una vez que puso su maleta en la cama comenzó a acomodar su ropa, guardó el anillo de su hermana en una pequeña cajita que vio en el clóset, para resguardarlo entre su ropa, sus padres jamás le habían permitido usar joyas de la familia real y que este anillo que su hermana hizo con sus propias manos se lo regalara como disculpa, se ha convertido en una de sus posesiones más valiosas.

Su puerta sonó, se trataba de Rosé su hermana mayor, Jin solo atino a decir que podía abrir la puerta ya que quería terminar los más pronto posible.

¿Jinnie? –Se detuvo en el marco de la puerta. ¿Puedo pasar? –Preguntó al ver a su hermano sentado en la cama empacando.

Hermana, ¿podrías dejarme solo? –La mirada de Jin se apagó, ya que al ver a su hermana con esa mirada triste se sentía aún peor.

Jinnie lo siento, traté de convencer a nuestra madre de que es una mala idea, pero no cedió con su decisión. –Se sentó a su lado para abrazarlo y tratar de darle consuelo

Lo siento hermana, solo te doy problemas. –Jin correspondió el abrazo.

Mi deber como hermana mayor es velar por ti, jamás serías un problema. –Se separó de Jin para sonreírle para que vea que todo estará bien.

Hermana. –Las lágrimas de Jin comenzaron a caer por sus mejillas. No quiero casarme con un extraño.

Yo tampoco quiero que lo hagas. –Trató de limpiarle sus mejilla. Jinnie, y si, ¿te ayudo a escapar? –El joven la miró por un momento, por un momento pensó en que sería buena idea, pero al recordar la furia de su madre cuando no hace algo bien hizo que el temor y el miedo lo invadiera.

Hermana...

Puedo conseguirte un caballo y un permiso en el reino de los Cha. –Acunó el rostro de su hermano en sus manos. Ahí estarás a salvo. –Le aseguró con una sonrisa.

Yo... no me atrevo a desobedecer a la orden de mamá. –Desvió la mirada con resignación, tal vez era un buen plan, pero, ¿quién le podía asegurar que su hermana esta vez lo podría salvar? Su hermana a pesar de tener buenas intensiones no lograba protegerlo totalmente.

No es una mala idea Jinnie, piénsalo. –Rosé le miró insistente, le tomó de sus manos para que la mirara.

Pero, tal vez si me caso con el príncipe Jeon, pueda que mis padres me amen. –Eso podría ser una de las ventajas al casarse, tal vez solo obedeciendo a su madre, tal vez así puede que sus padres ya no lo traten mal cuando venga a visitarlos.

Jinnie, parece que ellos nunca nos han amado. –Sentenció la hermana. Piénsalo y si estás dispuesto, puedo ayudarte. –Apretó ligeramente las manos de Jin en señal de que podría confiar en ella, Rosé se levantó de la cama sabía que su madre la estaría buscando y al menos por ahora no deseaba verla. Bien, me tengo que ir antes de que mamá sospeche que estoy contigo, recuerda a media noche en mi pieza...

Gracias hermana. –Sonrió Jin, aunque ya había toma. Sin más Rosé se fue de la habitación de Jin.

El tiempo pasó lentamente Jin seguía guardando su ropa en la maleta, al mirar su ropa los recuerdos que hizo con ella se hicieron presentes...

Uno de ellos fue de su hermano mayor TaeYong, a ambos les gustaba hacer carreras en la clase de equitación, esos tiempos eran tan bonitos, su hermano estaba para él, pero ahora ni siquiera sabía de su paradero.

Extraño mucho a mi hyung... ¿qué será de él? –Miró la foto que tenía con su hermano de cuando eran adolescentes. No puedo fallar en esto, tal vez así mis padres pueden quererme aunque sea un poquito. –Suspiró con pesar. Solo espero que el príncipe Jeon no sea malo conmigo. Parece que mis padres nunca me amaron... -Pensó después de recordar su infancia llena de insultos y golpes, incluso hace unos días su madre le hizo otros moretones solo porque llegó cinco minutos tarde a su clase de modales. Solo pedía que esta decisión que tomó fuera la mejor, ya que no quería sufrir más rechazo.

Despertó a la mañana siguiente, he hizo todo lo que estaba en su lista de instrucciones, se fue a la sala principal del palacio a esperar a sus padres.

Madre, padre. –Se levantó del sillón. Buenos días. –Hizo un reverencia.

Jin, la camioneta que te llevará está lista. –Dijo fríamente su madre, ignorando su saludo.

¿Mis hermanas no me van a despedir? –Le preguntó al ver que no había nadie de la familia.

No, tienen clases a las cuales asistir. –Sin más la reina comenzó andar para que la siguieran hasta la entrada principal.

Al llegar vio como un carro conocido se estacionó atrás de la camioneta, al abrir las puertas se dejó ver a su tía y a su primo MyungJun, primo que se dirigió corriendo hacia él. Tan pronto como llegó solo lo abrazó.

¡Junnie! –Dijo con alegría Jin y es que su primo se había ido por cuestines diplomaticas para representarlos en juntas con reinos de otros continentes.

¡Jinnie! Tenía meses que no te veía. –Se separó de él aunque sin dejarlo de abrazar. Iré contigo al reino vecino, ¿no es genial? –Sonrió abiertamente a su primo e ignorando que los reyes estaban esperando su saludo.

Irás con tu primo, se ofreció a entregarte ya que aun no firman los acuerdos prenupciales y no queremos correr el riesgo de una emboscada. –Explicó la reina. Él solo se encargará de llevarte. –Los hombres de servicio comenzaron a llevar las maletas de su primo a la camioneta. Jin trató de conectar con su madre por última vez, la abrazó.

¿Terminaste? –Preguntó impaciente. Esto es una guía de lo que omegas tienen que hacer después del matrimonio, igual tomaste esa clase con tus hermanas. –Le tendió un diario con todos los apuntes que debe saber. Sé un buen omega. –Esas palabras destrozaron a Jin.

¿Por qué tiene que ser de esta manera? –Pensó mientras sentía que su corazón se partía en pedazos.

Si, los quiero mucho, espero verlos pronto. –Hizo una reverencia antes de entrar a la camioneta, ya no pensaba mirar atrás, Jun se sintió mal por su primo y ni siquiera se despidió solo entró a la camioneta. En silencio el chofer comenzó a andar.

No hay vuelta atrás. –Repitió en su mente.

¿Qué? –Le preguntó a su hermana al ver su ceño fruncido a puntar hacia ella.

Me pregunto, ¿ahora quién será tu saco de boxeo? –Habló entre dientes, estaba molesta de haberse dado cuenta tarde de lo que estaba pasando. Dudo que le quieras levantar la mano a Jennie, hermana ¿desde cuando te convertiste en una escoria? –Comenzó a soltar su aroma, era tan espeso que ambos reyes tambalearon.

Hermana... -Jadeó de dolor.

Silencio. –Sentenció. Todos en el palacio saben los maltratos y humillaciones que ha recibido Jin gracias a ti, me siento tranquila de que mi hijo cuidará por unos meses a su primo, después de todo es lo mínimo que merece mi sobrino al tener padres incompetentes como ustedes.

¡Tú! –La reina intentó tomarla del brazo, pero fue en vano.

Cállate. –Rugió la madre de Jun. Qué no se te olvide que aunque seas alpha, soy una omega dominante y eso vale más que tu casta, nos vemos hermanita. –Sin más se retiró dejándole con la palabra en la boca.

El brillo de la Luna | KOOKJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora