Capítulo 1

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A L E S S A N D R A

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A L E S S A N D R A

Mamá... siento que sé a dónde voy, pero camino sin rumbo.

Mami... la gente pasa a mi alrededor y mi cabeza parece dar vueltas sin parar.

Siento una desesperante necesidad de regresar a casa, como si necesitara sacar el desayuno en mitad de la calle. Recuerdo que pasamos por la vieja casa al final del parque; si giro en la esquina, tal vez encuentre el camino de vuelta con mamá.

El sol brilla como para una reunión familiar, pero yo solo quiero volver a casa y comer los frijoles de la abuela. La sensación de que todo gira a mi alrededor crece y me sorprende cuánto puede ser el mundo, especialmente las personas. Cuando estoy con mis padres, siento que el mundo está a mis pies.

Estoy aterrorizada, mis ojos están a punto de llorar hasta deshidratarme. ¿Qué debo hacer? ¿Cómo regreso a casa? ¿Cuándo llegará el día en que pueda ser una niña grande y encontrar mi propio camino? ¡Mamáaaaa!

...

¡NO!

Desperté de golpe al sonido de mi celular. Sentía como si no tuviera control sobre mi cuerpo; el pecho me subía y bajaba, casi me quedaba sin aliento. El sudor hacía que el cabello se me pegara a las sienes, y mi corazón latía de manera tan errática que me sorprendía que no se me saliera del pecho.

¡Maldita sea! Odio estar atrapada en una repetición constante de mis pesadillas, esa pesadilla que se mezcla con recuerdos vagos del pasado. No entiendo cómo una mujer como yo puede parecer una niña que todavía cree que hay monstruos debajo de la cama.

Con la respiración entrecortada, sigo el sonido. Busco entre las sábanas, las tiro de un lado y, entre jadeos, logro responder la llamada.

—¡Hola, diga! Ma-ma, ¿estás... bien? —digo con un tono agitado y adormilado, mientras veo la hora en el reloj de mi mesita de noche que marca las tres de la madrugada. La abuela nunca llama a esta hora; es algo bastante extraño.

—Hola, Yuya, disculpa, es que... —la voz de la abuela se interrumpe cuando reconozco la segunda voz al fondo, la de Angie, la vecina que vive al lado de la casa de mi abuela.

—¡HOOOLA, SANDRA, SOY YO, ANGIE! Perdona que esté con tu abuela, pero estuve dejándote mensajes y no recibí respuesta. ¡OH POR JESUS MARIA Y JOSE, TIENES QUE SABER QUE HABRÁ UN CONCIERTO GRATIS DE MINDOS! —su voz aguda me hizo tardar unos segundos en procesar lo que acababa de decir. No podía creerlo, ¿mi grupo favorito iba a dar un concierto y además era gratis? ¿Quién se sacrificó?

—¿Pero... qué dices? ¿Estás segura? —no escucho su respuesta y, sin pensarlo más, me levanto de un salto, tomo la computadora y voy a revisar el perfil oficial del grupo. Cuando me encuentro con el siguiente comunicado:

CORAZÓN MAFIOSO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora