D O M I N I K
En los últimos días no he parado de perseguir a mis presas. La Bratva nos tendió una emboscada en la inauguración de uno de nuestros nuevos clubes. No estamos invadiendo su territorio, así que averiguar el motivo de su ataque es primordial.
Ayer, al llegar a casa, me dirigí directamente a mi oficina y revisé las cámaras de seguridad de la Casa Colombo. Me encontré con una escena que me hizo enfurecer y a la vez me dejo absorto por un buen rato.
Instalé cámaras en cada rincón de la casa, excepto en los baños, y oculté muy bien la cámara en la habitación de Alessandra. ¿Por qué? No lo sé. Simplemente supuse que estaría más tranquilo si la mantenía bajo mi vigilancia.
Imagina mi sorpresa al ver en la pantalla a una Alessandra, inexpresiva, recoger sus libros y dirigirse hacia unas tijeras antes de encerrarse en el baño por más de media hora.
Miles de escenarios pasaron por mi mente mientras los minutos avanzaban y no había señal de que estuviera bien y no se hubiera lastimado. Inmediatamente llamé a Luca a mi oficina y le exigí el número de la mujer. ¿Cómo lo sabía? La vi intercambiando números el día después de que estuvimos en el hospital con su padre.
Le ordené a Luca que se saliera inmediatamente a preparar el jet para ir en busca de Alessandra. Mientras intentaba comunicarme con ella, la ansiedad y la impotencia que sentía me carcomia las entrañas. Estaba saliendo de la oficina cuando su voz con un tono confundido respondió a mi llamada.
—¿Hola...?
—¿Puedes explicarme porqué diablos no respondiste el celular antes? —pregunté enfurecido.
—¿Disculpa, qué?, ¿Dominik?
—El mismo —le hable aliviado, mientras regresaba a mi escritorio a revisar la pantalla para asegurarme que no tuviera ningún rasguño.
No presté mucha atención a lo que me dijo, porqué lo que mis ojos notaron en ese mismo instante, hizo que mi pene se agitara. Su largo cabello pegado a sus grandes pechos que estaban a la vista, su hermosa y cremosa piel mojada y cubierta de espuma. Se veía como toda una diosa esculpida en piedra. Sus grandes muslos y sus largas piernas deberían de ser un pecado ante la vista de cualquier hombre. Y no pude evitar ver su pequeño coño con una capa de bello oscuro.
—Hmm tú, ¿puedes decirme a que se debe la llamada y el tono en que me hablas?—dice al teléfono mientras se da la vuelta.
Santa mierda
Su trasero perfectamente redondo se me mueve de un lado a otro, a juego con su estrecha cintura. Esta mujer va a matar al puberto de Dominik Jr. de bolas azules. No era la primera mujer que miraba desnuda. Pero es la primera que me provoca tanto vestida o no.
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CORAZÓN MAFIOSO ©
RomanceAlessandra da la impresión de estar luchando entre su deseo de escapar de su realidad y su determinación de no dejarse dominar, mientras que Dominik está dispuesto a desafiar todo por la atracción y el amor que siente por ella, incluso sus propios p...