Capítulo 2

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A L E S S A N D R A

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A L E S S A N D R A

Soy una fanática del romance en cualquier plataforma: películas, series, anime, mangas y libros.

Anoche estuve despierta hasta las dos de la mañana leyendo un libro que, a primera vista, no me convencía por su portada. Sin embargo, escuché a las chicas decir que era muy bueno, así que decidí darle una oportunidad. Comencé a leerlo justo cuando me sentaba a cenar y me enganchó por completo, tanto que perdí la noción del tiempo. Solo cuando recordé que hoy me esperaba un largo día en la panadería me di cuenta de que era tarde. Me dormí media hora después, con el libro aún en la mano.

Ahora me dirijo al baño para cepillarme los dientes y me encuentro con mi reflejo en el espejo.

—¿Quién se despierta un domingo a las seis de la mañana? Exactamente, tú, Alessandra —me reprocho con voz burlona.

Solo me queda una semana para mis vacaciones en Corea, donde descansaré como se debe junto a Angie, quien se ha convertido en mi amiga desde hace cuatro años. Todo comenzó cuando me escapé del internado y huí a Guatemala para refugiarme en los brazos de mi abuela.

Mi padre se volvió muy estricto después de la desaparición de mi madre. Yo tenía siete años en aquel entonces y, desde entonces, pensó que la mejor manera de proteger a su única hija era dejarla en un internado para el resto de su vida. Lo único que yo deseaba era estar más cerca de él.

Aunque no lo parezca, me gusta trabajar en la panadería. La razón por la que no voy con frecuencia es Dante, un chico alto, de cabello castaño y con tres diminutos lunares cerca de los labios, que descubrí al observarlo fijamente el primer día que lo vi. Tiene un rubor natural en el rostro y en las manos, y un aroma varonil que me atrae. Desde ese momento, Dante ha sido mi primer amor, y no he podido pensar en nadie más.

Hace seis meses, fuimos juntos a una galería de arte porque zio Carlo tenía entradas dobles. ¿Qué mejor manera de aprovechar las entradas que ir con mi crush de años? Desde ese día, nos volvimos más cercanos. Tres meses después, fui a cubrir a mi tío en la panadería, y Dante se quedó conmigo hasta que terminé de organizar el inventario.

¡Lo arruiné todo!

Me sentí tan segura por el tiempo que habíamos compartido desde la galería hasta ese día. Al final de la noche, le confesé mis sentimientos. No me sorprendió que no correspondiera mi amor, y me rechazó amablemente. Aunque Dante había dado algunos indicios de que podría haber interés mutuo, ahora me pregunto si quizás solo fue mi interpretación de su amabilidad. Él es tan guapo y atlético que podría desfilar en una pasarela sin que nadie sospechara que su verdadera pasión es hornear pasteles, mientras yo me sentía como un simple "minion" gordito a su lado. Al llegar a casa con el corazón en la mano, me abracé a mí misma y me felicité por la valentía que tuve; no cualquiera da el primer paso.

Los días pasaron, y todo se volvió incómodo para mí. Dante siguió con total normalidad, como si no hubiera pasado nada, y yo también tuve que hacerlo. Desde entonces, ha sido un poco estresante, y mi amor por él sigue siendo unilateral.

CORAZÓN MAFIOSO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora