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TOM

—Te lo juro Bill, estoy cien por ciento seguro que era ella.—Aún no podía creerlo.

—Lo sé Tom, también la vi.—Exclamó mi hermano con una gran sonrisa.

—Lo mejor esque se está quedando aquí en Estados Unidos, dios mío no puedo creerlo.—Tanta felicidad no cabía en mi.—Tengo que saber donde se queda eh ir a buscarla.—

—Con calma Tom, debemos darle su espacio personal, tal vez para ella no sea fácil volver a verte.—Agregó Georg.

—Que quiere decir con eso.—Fruncí el ceño.

—Esque...hay algo que no te hemos dicho.—Respondió Gustav.

—Que pasa.—Volví a preguntar.

—Nosotros sabíamos en que cárcel estaba meg, al llegar aquí Georg y yo fuimos a visitarla.—Respondió nuevamente Gustav.

—¿Que?—Nuevamente fruncí el ceño.

—Ella nos dijo que creía que te había echo mucho daño, dijo que no era capaz de volver a verte, dijo que...si te ve de nuevo para ella sería un...—Murmuro Gustav.

—Un que.—Pronto mi felicidad se desvaneció, sus palabras no me transmitían confianza ni seguridad.

—Un error.—Terminó Georg.—Un gran error, eso dijo.—

—Porque no me habían dicho nada.—Estaba muy enojado.

—Estas apunto de casarte, no queríamos arruinar una fecha tan importante.—Respondió Georg algo nervioso.

—Mi boda no me importa, quiero verla, quiere tenerla cerca, ella si me importa, no quiero volver a perderla.—Me sentía tan mal, tenía ganas de tenerla conmigo, más que todo...ansiedad.

—Cariñoo!? Estas aquí!?–No puede ser.

Me di media vuelta comprobando que si era ella.

Mi futura esposa.

—Cariño.—Fingí una sonrisa.

—Tomy no te imaginas lo hermosa que quedará nuestra sala de fiesta.—Se lanzó sobre mi.

—Aún faltan tres meses para la boda.—Dije.

—Lo sé, pero quiero que todo sea Perfecto, me haces muy feliz Tom.—Beso mi mejilla.

Tu ami también...—Sonreí.

MEGAN

Sentía como la adrenalina recorría todo mi cuerpo, no se me permitía volver a tener ningún contacto con el.

Ver su última expresión aquel día me lleno de nostalgia, sentía que le había echo mucho daño, en fin y al cabo lo había estado utilizando, simplemente por una estúpida necesidad de vengarme.

Me senté en mi sofá muy cansada debido a todas las compras que hice, más la gran corrida que me pega al ver a Tom.

Por cierto. No ha cambiado mucho, aún conserva sus trenzas, y su rostro está intacto.

ROGAR VOL2|| TOM KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora