019

227 9 0
                                        





MEGAN

—No se hagan, vi la ban y se que ustedes
estaban ahí.—Exclamó con enojo, nick no podía saber que yo escuche eso.

—Bueno está bien...—Murmuro Georg.—Estábamos ahí, teníamos que vigilarte nick, teníamos que estar seguros de que nada se pasará.—Exclamó.

—¿Oyeron algo?—Pregunto.

—No.—Mentimos.

—Bien, debo decirles algo.—Se sentó enfrente de nosotros.—Esteban está vivo, pero quieren hacer un cambio, Megan por Esteban.—Exclamó.

—Bueno, tal vez si escuchamos.—Agregó Georg, Tom y yo reímos.

—Lo sabía.—Se cruzó de brazos.—De todas maneras, tengo en mente un plan que nos puede ayudar.—Dijo.

—Te escuchamos.—Añadió Tom.

—Tenemos ocho días para prepararnos, en este momento mande a uno de mis hombres a seguir al hombre con el que me vi en el parque, se va a encargar de acercarse a uno de sus trabajadores y sobornarlo, él nos dará información y podremos tener acceso a la casa.—Sonrió.—Mientras yo me veo con aquel hombre, y me hagan entrega de Esteban y yo entregue a Megan, Tom y Georg van a entrar a la casa.

—Esto me gusta.—Exclamó Georg los tres sonreímos.

—Les avisaré cuando Megan esté por llegar a la casa, ella tendrá un pequeño radio por donde nos indicará en que habitación está, ustedes se encargarán de sacarla sin que nadie los vea, y si es necesario tendrán que matar muchas personas, yo los estaré esperado por detrás de la casa en la camioneta blindada.—Termino.

—Creo que debería hacer un poco de ejercicio, necesito recuperar movilidad.—Exclamó Tom levantándose del sofá.

—Yo igual tengo que hacerlo, esto nos tiene que salir bien, vamos.—Añadió Georg yendo detrás de Tom.

—¿Crees que si funcione?—Pregunte algo nerviosa a mi hermano.

—Si nena, si funcionara, recuerda que esta no será la primera vez que te metas en casa de un mafioso.—Poso su mano en mi hombro.—Estaremos protegiéndote.—Sonrió.

—Está bien, confío en ti.—Sonreí.

—Bien, vamos a comer algo.—Exclamó, yo asentí.

Nuestra tarde transcurrió entre risas y bromas, la verdad estaba muy nerviosa, esta misión podría costar mi vida y la de Esteban, después de comer me encerré en mi habitación, me senté en el balcón sintiendo la brisa de la cálida noche, mientras bebía una pequeña lata de cerveza.

–¿Estas nerviosa?—Pregunto Tom sentándose junto a mi.

—Algo así.—Respondí.—Solo espero que todo salga bien.—Murmuré.

—Así será nena, todo saldrá bien.—Sonrió.

—Tengo mucho miedo, que tal que ustedes no pueden rescatarme y estaré perjudicada el resto de mi vida.—Bromeé.

—También pensé en eso.—Acaricio mi pierna.—Pero te juro que estoy dispuesto hacer lo que esté en mis manos para salvarte.—Sonrió.—Así me cueste la vida.

ROGAR VOL2|| TOM KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora