MEGAN.—De donde sacaron eso.—Pregunte entrando a la cocina algo confundida al ver a Bill fritando huevo y tocino.
—Aa, Jonathan acaba de traer esto, tal vez tenga veneno pero todos tenemos hambre.—Respondió Bill, yo reí en bajo.
—Donde está Tom.—Pregunte.
—En el salón, limpiando un poco.—Respondió sacando los huevos del sartén.
El día estaba muy frío, el habiente se sentía algo abrumador, la casa tenía algunos daños en el techo, por lo que habían algunos parches de húmeda en las paredes, al llegar al salón vi a Tom sentado en el piso mientras veía algunas fotos que ya se encontraban en la casa.
—Que ves.—Exclamé sentándome a su lado.
—Este auto...—Me extendió el portarretrato.—Se me hace conocido de alguna parte.—Dijo.
Tome la foto y era cierto, sentía que ya lo había visto.
—Está marca es la favorita de nick, aquel día que asesino ese hombre iba en uno de estos autos, uno muy parecido.—Dije.
—Lo recuerdo...—Dijo el, yo volteé a verlo algo extrañada, ¿Lo recuerdo? No entiendo.—Y-yo estaba allí ese día, de echo escuche todo lo que tú y Esteban le decían a nick.—Dijo.
—Se especificó.—Exclamé volteándome hacia el.
—Estaban fuera de la casa donde supuestamente Nick murió, donde te llevaron presa.—Yo asentí.—Yo me encontraba allí afuera con Georg en el auto, tú le decías a nick que estabas volviendo a enamórarte de mi o algo así, después nick se enojo y te dijo que era perdida de tiempo, no lo recuerdo bien, pero nick había dicho que después de matar a un tal Edgar irían por mi.—Tom se encontraba en ese momento allí.
No lo puedo creer.
—Después los tres subieron a un auto de estos y se fueron, quería seguirlos, pero me dolieron esas palabras y me quedé allí hasta que te llame, y en esa noche paso lo que ya sabemos.—Dijo.
–Lo siento mucho, yo no quería que él te hiciera daño, por eso te dije que te fueras, por suerte sus planes se arruinaron, pero...no terminamos muy bien.—Exclamé.—No quería que nada te pasara, eres mi vida entera Tom, sin ti mi vida no tendría sentido.—Agregué.
—Lo sé enana, y me pasa lo mismo contigo, por eso estamos aquí juntos.—Sonrió, se acercó a mi y dejo un corto beso en mis labios.
—Lo siento, no sabes cuanto me arrepiento.—Recosté mi cabeza en su pecho, el me abrazo.
—No te preocupes por eso, no me importa.—Rio.—De echo...recuerdas hace años cuando estábamos en la preparatoria, habíamos tenido una de esas peleas estúpidas que teníamos, al día siguiente tú no fuiste, en la tarde, alguien tocó la puerta de tu casa, tú estabas allí pero no quisiste abrir.—Agregó.
—Creo que si lo recuerdo.—Respondí, él sonrió.
—Ese alguien, era yo.—Exclamó.
—¿Que? Pero...¿que hacías tú en mi casa, si no me aguantabas?—Exclame.
—Es una historia que aún no sé como explicarte, pero sé que en ese entonces, a pesar de que te esquivaba, no podía vivir sin ti, me hacía falta tenerte detrás de mi molestándome.—Exclamó.