NICOLÁS—¿De verdad piensas llevarla?—Me pregunto nuevamente Jun.
—Claro que voy a llevarla, haré que vea con sus propios ojos la verdadera identidad del amor de su vida.—Reí.
—¿No crees que es peligroso para ella?—Esta vez fue Georg quien preguntó.
—Estará dentro del auto, ella podrá ver a Tom pero Tom no podrá verla a ella, de echo nadie lo hará, Megan pasará desapercibida.—Respondí.
—¡Es hora de irnos!—Grito Heidi desde el primer piso.
—Llegó el momento, entremos en acción muchachos.—Exclamé agarrando mi arma de mano, mientras notaba como Georg y Jun se preparaban con una gran sonrisa. Aquí nos gusta la acción a todos.
Aproximadamente son las dos de la madrugada, con ayuda de mis hombre logre averiguar a qué horas se llevaría a cabo la fuga, al parecer Tom estará allí, y quiero que sienta terror al verme en aquella escena. Haré que se arrodille ante mi, haré que llore y suplique por su vida. Estoy sediento de venganza, y al parecer llego mi día, el día en el que aquella sed llega a su fin.
Todos nos subimos en las camionetas blindadas, estábamos muy bien protegidos, en especial el auto donde iba Megan, ella no podía bajar, pero sería testigo de esta noche.
—Eres un idiota Nicolás, como se te ocurre traerme a uno de tus estúpidos secuestros. —Exclamó mi hermana, estaba muy enojada.
—Descuida enana, no será un secuestro, solo una pequeña lección.—Reí.
—Solo espero que no tenga nada ver con Tom, porque soy capaz de bajarme del auto y golpearte.—Agregó.
—Así sea Tom quien esté involucrado no podrás bajar Meg.—Reí nuevamente.
—Eres un idiota...—Murmuré.
Sonreí divertido y comencé amarrar mis botas y abrochar mi pantalón.
Después de algunas horas logramos estacionarnos en un lugar no muy lejos de la cárcel, más que todo estábamos en una colina, donde podíamos observar absolutamente toda la prisión, teníamos vista de los patios y de la parte de afuera. Por lo que podríamos observar cuando Alfredo llegará.
—Que planeas hacer aquí...—Murmuro mi hermana nerviosa, se que lo que significa para ella estar aquí, no tiene buenos recuerdos al estar en un lugar similar a estos.
—Yo nada.—Sonreí.—Solo...vengo a tener un encuentro con alguien que si tiene planeado hacer algo aquí.—Reí.
—Porfavor no vayan a cometer algo grave, estamos cerca de la estación de policías, armarás un alboroto donde los llegan a ver o escuchar.–Suplico.—No quiero que nada te pase nick.—Agarro mi pantalón.
—Tranquilízate nena.—Pose mis manos en sus frías mejillas.—Todo está bajo control, no sucederá nada.—Sonreí acariciando sus mejillas.—No te preocupes por mi, no tardaré.—Sonreí.
—Porfavor no lo hagas nick, no tardes.–Murmuro.
—No lo haré, debo irme ya.—Exclamé viendo cómo mi equipo comenzaba a bajar de los autos.—Te quiero muñeca.—Bese su frente.